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Solo puede reinar uno: la historia espera a Messi y Mbappé en el 'partido del tiempo'
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QATAR 2022

Solo puede reinar uno: la historia espera a Messi y Mbappé en el 'partido del tiempo'

El argentino puede poner el broche y conquistar el último título que le falta en sus vitrinas, mientras que el francés puede lograr su segundo Mundial con tan solo 23 años

Foto: Es el gran duelo en la final del Mundial. (EFE/Mohamed Messara)
Es el gran duelo en la final del Mundial. (EFE/Mohamed Messara)

¿Qué es el tiempo?, se pregunta Hans Castorp, el niño mimado por la vida que protagoniza La montaña mágica, la gran novela de Thomas Mann, Nobel de Literatura en 1929 y una de las grandes plumas, sino la mayor, de la literatura europea de la convulsa primera mitad del pasado siglo, bañada por las guerras y un nivel de destrucción sin precedentes. A su propia pregunta, el propio Castorp se responde: "Un misterio sin realidad propia y omnipotente, una condición del mundo fenomenal y unido a la existencia de los cuerpos en el espacio y a su movimiento".

El elemento temporal, como narra Mann en las páginas de su libro, es inmensurable e indiscernible. Y esto es algo que escapa de la literatura y las artes, y que se cuela en la final de la Copa del Mundo de este domingo. No hace falta más que preguntarles a los dos grandes protagonistas del apasionante Francia-Argentina. ¿Quién le iba a decir a Messi, a sus 35 años, que iba a disputar el partido más importante de su vida en los estertores de su carrera? O, igual, ¿acaso podía pensar ese niño tumbado en la cama de su habitación repleta de pósteres de Cristiano Ronaldo, —con las manos apoyadas en los mofletes, como si ensayase para echarse la foto de la Primera Comunión—, que a sus 23 años podría levantar su segundo Mundial como protagonista, pichichi e ídolo absoluto de Francia?

placeholder Mbappé jugará su segunda final de un Mundial a sus 23 años. (EFE/Yoan Valat)
Mbappé jugará su segunda final de un Mundial a sus 23 años. (EFE/Yoan Valat)

Messi y Mbappé son capaces de domar el tiempo: el primero es capaz de suspenderlo, como en un performance de Bill Viola, y ser decisivo con 10, 15, 27 o 35 años, le da igual. El segundo, por el contrario, tiene el poder de acelerarlo, de generar un ritmo vertiginoso a la manera de una secuencia filmada por Martin Scorsese, y con la edad con que otros aún no saben freír un huevo, puede ya ser el rey —o el emir, dada la latitud y su conexión personal con el país en que se juega la copa— del fútbol mundial. El primero lo ha ganado todo, y solo le falta este torneo para tener un palmarés impoluto, mientras que el segundo ya sabe lo que es sobar la Copa del Mundo y se quedaría a tan solo un entorchado del récord que posee O Rei Pelé.

Los interminables descuentos

Qatar 2022 ha sido también el Mundial del tiempo desde muchas perspectivas. Por una parte, desde lo atmosférico y climático: se ha celebrado, por primera vez en la historia, en invierno, lo que no ha sido óbice para que el aire acondicionado refrigere los edificios e interiores como si fuesen neveras, a tenor de los resfriados sufridos por los llegados al Golfo Pérsico. Por otra parte, ha sido el tiempo en que el mundo ha podido descubrir en mayor profundidad y amplitud a un país de los que cuesta aún situar en un mapa mundo y del que se tienen, aún, dudas hasta de carácter ortográfico. Esto es, si se escribe con cu o con ce, o si el acento es agudo o llano. En efecto, tras este Mundial se saben más cosas del país organizador: son rápidos y efectivos para coordinar un evento internacional, pero también se conoce que no tienen ningún reparo en pisotear los derechos humanos, en apostar por el neoesclavismo para alcanzar los plazos y en conchabarse con un órgano tan podrido como la FIFA para lograr sus propósitos, como se ha reportado desde diversos medios. No se puede dejar de recomendar el libro Qatar. La perla del Golfo, de Ignacio Álvarez-Ossorio e Ignacio Gutiérrez de Terán, así como el documental Qatar. El Mundial a sus pies, dirigido por el periodista de La Media Inglesa Juan Corellano.

Pero también ha sido el Mundial del tiempo dentro del césped. Por lo visto, los partidos ya no duran 90 minutos, pues con los descuentos el duelo sobrepasa los 100 minutos. Hay encuentros de esta edición que han durado más que un filme de Christopher Nolan. ¡Y qué decir de Croacia, que siempre juega la prórroga! No obstante, este alargamiento del cronómetro es ahora una buena noticia: habrá más minutos para disfrutar de la batalla de Messi y Mbappé. La final ha de entenderse de esta manera, como un inclemente combate entre dos selecciones que son pura fuerza en pos de conseguir un tercer título Mundial, toda una hazaña, justo detrás de Alemania, Italia y la líder Brasil.

placeholder Messi quiere dejar atrás la herida de Brasil y coronarse en Qatar. (Reuters/Albert Gea)
Messi quiere dejar atrás la herida de Brasil y coronarse en Qatar. (Reuters/Albert Gea)

En La montaña mágica, Mann da vida a dos personajes ficcionales que, pese a tener menor presencia en la narración que el central Hans Castorp, le igualan en protagonismo por el interesante perfil que dibuja de ellos. Settembrini es un hombre que se define como servidor declarado del progreso, que cree en la razón y en la palabra, amante del liberalismo y de las bondades de las artes y las Humanidades. Naphta, por su parte, es su antagonista y se opone a lo que defiende Settembrini, para él, el progreso es puro nihilismo y el ciudadano liberal un representante de la nada, por lo que se proclama nostálgico de la tradición y creyente de la guerra y las formas autoritarias. Ambos personajes tratan de educar, según sus respectivos ideales, a Castorp.

Julián, mejor que Lautaro

No es difícil tampoco equiparar a los contendientes de la final con los ficcionales sujetos del extraordinario escritor alemán, también autor de esa maravilla que es Muerte en Venecia, y que luego Lucchino Visconti transformará en imágenes cinematográficas. Messi y Argentina estarían cerca de Settembrini; capaces de superar el batacazo inicial con poso y tranquilidad, apostando por el arte que aporta la estrella del albiceleste con sus goles y asistencias, y también dispuestos a crear obras de gran belleza, tanto dentro del césped —como demuestra el tercer tanto en la semifinal ante los croatas— como fuera del verde —¿O es que, acaso, el "¿Qué mirá, bobo?", no es ya una de las grandes frases que deja este campeonato?—. Francia y Mbappé, por su parte, son pura potencia y destrucción, y el extremo del PSG un filón capaz de arrasar ante cualquier defensa que aparezca por delante. Ya lo sufrió la propia Argentina en 2018, en ese partidazo de octavos que acabó 4-3 para los europeos.

El último enfrentamiento entre ambos contendientes en Rusia fue una extraordinaria batalla futbolística. Para la venganza, Messi se ha rodeado de un equipo de garantías. Julián Álvarez —tras quitarle el puesto a un errático Lautaro— ha perforado ya las redes en cuatro ocasiones, y demuestra que si no es titular en el Manchester City de Haaland es porque tiene que competir con el mismísimo Ares. Al mismo tiempo, Rodrigo de Paul ha pasado de ser Josef Švejk, el peor soldado de todos los tiempos, a convertirse en el perfecto mariscal de Messi, muy bien secundado por Enzo Fernández y Mac Allister.

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Messi y Mbappé se enfrentaron en los octavos en 2018. (EFE/Yoan Valat)

Estar en la mesa de Maradona

La Francia de Mbappé no se queda atrás, e irá a la conquista con veteranos curtidos en mil batallas, pero también con valerosos talentos que auguran años de imperialismo. Giroud ha vuelto a reivindicar que no es solo una cara bonita, y Griezmann postula a MVP del torneo, lo que lleva a pensar con dolor en sus cuatro últimos años entre el Atlético de Madrid y el FC Barcelona. Dembélé pica con asiduidad a pesar de ser invierno, y Tchouaméni ha conseguido que Kanté viva en el recuerdo de Les Bleus sin que nadie le eche en falta.

Como parecía inevitable, Settembrini y Naphta mantienen un duelo final en la referida novela de Mann. Pero no se realizará aquí ningún spoiler, como sí se puede hacer respecto a lo que ocurrirá en el estadio Lusail: el Argentina-Francia será una de las grandes batallas futbolísticas del siglo, y uno de los más destacados partidos de la Historia de los Mundiales. No solo porque el ganador superará a Uruguay con tres trofeos, sino por lo que supondrá vencer para sus estrellas: Messi se sentaría en la misma mesa del inigualable Maradona tras ganar todo lo habido y por haber, mientras que Mbappé confirmaría con la impresionante cifra de dos mundiales con 23 años lo que ya se empieza a conocer, esto es, que cuando se jubile, como el astro argentino, estará entre los diez mejores jugadores de todos los tiempos. Como espectador, solo quedar disfrutar ante un duelo que pervivirá en el tiempo.

¿Qué es el tiempo?, se pregunta Hans Castorp, el niño mimado por la vida que protagoniza La montaña mágica, la gran novela de Thomas Mann, Nobel de Literatura en 1929 y una de las grandes plumas, sino la mayor, de la literatura europea de la convulsa primera mitad del pasado siglo, bañada por las guerras y un nivel de destrucción sin precedentes. A su propia pregunta, el propio Castorp se responde: "Un misterio sin realidad propia y omnipotente, una condición del mundo fenomenal y unido a la existencia de los cuerpos en el espacio y a su movimiento".

Mundial de Qatar 2022 Leo Messi Kylian Mbappé
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