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Por qué la fulminante destitución de Luis Enrique ha indignado (y con razón) a las mujeres
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VILDA SIGUE EN LA SELECCIÓN FEMENINA

Por qué la fulminante destitución de Luis Enrique ha indignado (y con razón) a las mujeres

Mientras a Rubiales no le tembló el pulso para echar al asturiano, antes de que este pudiera decir que era él quien no quería seguir, a su homólogo de la Selección femenina lo mantiene

Foto: José Francisco Molina, Luis Rubiales y Luis Enrique. (EFE/JuanJo Martín)
José Francisco Molina, Luis Rubiales y Luis Enrique. (EFE/JuanJo Martín)

Por estrambótico, se entiende lo extravagante, irregular y sin orden, extraño o poco común y, además, lo que se hace por capricho. Si en un complejo ejercicio de contorsionismo mental aplicáramos a la Selección española femenina de fútbol lo sucedido con Luis Enrique en la masculina, nos encontraríamos con una situación estrambótica, ya que en el caso de las mujeres, el director deportivo y el seleccionador son la misma persona. Un discutido Jorge Vilda, quien, como el asturiano, también es asambleísta de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), con la diferencia de que el madrileño no ha trabajado en ningún otro lugar, de ahí su absoluta dependencia.

De este modo, y aplicando el comunicado con el que se anunció la destitución de Luis Enrique 24 horas después de volver de Qatar, tras la Eurocopa de Inglaterra, nos hubiéramos encontrado con que el director deportivo (Jorge Vilda en lugar de José Francisco Molina) habría trasladado al presidente (Rubiales) "un informe en el que se determina que debe arrancar un nuevo proyecto, con el objetivo de continuar con el crecimiento alcanzado en los últimos años gracias al trabajo realizado por Jorge Vilda y sus colaboradores". Es decir, Vilda destituyendo al propio Vilda...

Foto: Luis Rubiales abraza a Luis Enrique al término del partido de semifinales de la Eurocopa 2020. (EFE/Kiko Huesca)

Claro que lo mejor vendría más tarde, pues en la Selección española masculina, al poco de comunicar el despido de Luis Enrique y el nombramiento en su lugar de Luis de la Fuente, se anunció que el director deportivo, o sea, Molina, había decidido "no renovar su contrato y dar por finalizada su etapa en la RFEF después del Mundial de Qatar, para dar paso a un nuevo proyecto deportivo". Trasladada esta situación a la Selección femenina, Vilda habría informado a Rubiales sobre la conveniencia de arrancar un nuevo proyecto sin él como seleccionador, para a continuación dimitir de su cargo de director deportivo. Lo dicho, estrambótico.

Esto fue lo que muchos aficionados, y —en este caso, sí es necesario puntualizarlo— especialmente aficionadas, pensarían tras ver lo rápido y sencillo que le resultó a Rubiales destituir a Luis Enrique, mientras se enroca en mantener a Vilda a pesar de no quererle nadie. Y eso que mientras el primero, en pleno cambio generacional, fue semifinalista de la Eurocopa 2020 y subcampeón de la Nations League 2020-21, el segundo no ha logrado ningún resultado destacable en los siete años que lleva en el cargo, a pesar de disponer de algunas de las mejores futbolistas del mundo, entre ellas, la dos veces Balón de Oro, Alexia Putellas.

placeholder Luis Enrique y el presidente de la RFEF, Luis Rubiales. (EFE/Kiko Huesca)
Luis Enrique y el presidente de la RFEF, Luis Rubiales. (EFE/Kiko Huesca)

El argumentario para echar a Lucho

Tras la eliminación de España en octavos del Mundial, de repente, donde todo eran elogios y un absoluto respaldo a Luis Enrique, los voceros habituales del presidente de la RFEF empezaron a filtrar su malestar con el asturiano. Que si le había faltado cintura. Que si su figura generaba controversia entre los medios y la afición. Que si no le había gustado que se convirtiera en streamer, cuando públicamente dijo todo lo contrario. Que si no había querido renovar antes del Mundial, tal y como pretendía él, lo cual, visto lo visto, se ha confirmado que era de cara a la galería. Y, por supuesto, que los resultados en Qatar no habían sido los esperados.

Es decir, se empezó a construir un argumentario para poder anunciar, lo antes posible, algo que muy bien podía haber hecho el propio Luis Enrique tras caer ante Marruecos en la tanda de penaltis, cosa que no hizo. Lucho empezaba a resultar incómodo y Rubiales, acuciado por un sinfín de escándalos que tarde o temprano le harán pasar por los tribunales, necesitaba una cortina de humo. De ahí también la precipitada elección y el pertinente anuncio de Luis de la Fuente como su sustituto, si bien no será hasta este lunes cuando el nombramiento se haga oficial.

La llegada del riojano recuerda precisamente a la de Jorge Vilda a la Selección femenina en sustitución del polémico Ignacio Quereda. En ambos casos, hablamos del típico hombre de la casa, lo que garantiza una pleitesía que no rendía Luis Enrique, pero gracias a la que sobrevive Vilda. De hecho, cabe recordar que Rubiales le renovó el contrato antes de la mencionada Eurocopa de Inglaterra. Lógicamente, y por más que el presidente de la RFEF dijera que el madrileño había rechazado "dos ofertas que triplicaban lo que gana en la RFEF", Vilda no tiene ni el caché ni tampoco la necesidad de Luis Enrique de seguir trabajando en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas. Su mundo empezó y, posiblemente, acabará ahí.

placeholder Jorge Vilda es saludado por Rafa del Amo. (EFE/Jesús Diges)
Jorge Vilda es saludado por Rafa del Amo. (EFE/Jesús Diges)

Vilda, con 15 jugadoras amotinadas

Otra diferencia importante es que mientras los jugadores de la Selección han respaldado a Lucho hasta incluso después de caer eliminados del Mundial, cabe recordar que Vilda tiene a 15 futbolistas amotinadas, las cuales comunicaron por escrito que no quieren ser convocadas para jugar con España mientras él siga en el cargo. En este sentido, un dato que algunos consideran importante es que el madrileño no tiene psicólogo o psicóloga, algo que posiblemente le obligaría a tener un comportamiento muy distinto con sus jugadoras y otros entrenadores o entrenadoras que ha tenido a su lado, como Pedro López y, anteriormente, Toña Is.

Como ya están contando, el malestar de las jugadoras no se ciñe exclusivamente al seleccionador, sino que lo hacen extensible a toda la estructura del fútbol femenino de la RFEF, que encabeza Rafael del Amo, presidente del Comité Nacional de Fútbol Femenino, además de la Federación Navarra de Fútbol y vicepresidente de Rubiales, quien en cuatro años ha visto pasar a otros tantos directores de fútbol femenino. A saber, Lola Martelli, Iñaki Mikeo, María Tato y Ana Álvarez, a quienes es un clamor que Vilda sistemáticamente boicotea para no perder el control en su triple condición de seleccionador, director deportivo y asambleísta.

Foto: Jorge Vilda en su última rueda de prensa. (EFE/Rodrigo Jiménez)

Por último, mientras Luis Enrique no ha cedido a las presiones que varios futbolistas como Gerard Piqué o Sergio Ramos intentaban hacerle llegar a través de Rubiales, tal y como queda demostrado en los audios desvelados en los Supercopa Files, Jorge Vilda se ha encargado de fracturar el vestuario de la Selección española femenina, con la inestimable colaboración de la pareja Ana Rossell, directora de fútbol del Real Madrid, y Alfredo Lorenzo, director de integridad y seguridad de la RFEF. Vamos, que parece evidente que los aficionados y, de manera especial, las aficionadas tienen motivos para estar indignados por el agravio comparativo que ha supuesto la fulminante caída de Luis Enrique, mientras a Vilda no hay quien lo mueva. Estrambótico es poco, pues la situación derivada de la sustitución de Luis Enrique podría calificarse incluso de esperpéntica, tanto o más que la continuidad de su homólogo de la Selección femenina.

Por estrambótico, se entiende lo extravagante, irregular y sin orden, extraño o poco común y, además, lo que se hace por capricho. Si en un complejo ejercicio de contorsionismo mental aplicáramos a la Selección española femenina de fútbol lo sucedido con Luis Enrique en la masculina, nos encontraríamos con una situación estrambótica, ya que en el caso de las mujeres, el director deportivo y el seleccionador son la misma persona. Un discutido Jorge Vilda, quien, como el asturiano, también es asambleísta de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), con la diferencia de que el madrileño no ha trabajado en ningún otro lugar, de ahí su absoluta dependencia.

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