Arabia Saudí rompe en mil pedazos el sueño mexicano: de nada sirvió la ayuda de Argentina

El fútbol no es el circo, pero se dan numerosas situaciones repletas de funambulismo. En ciertas ocasiones, este deporte es tan cruel que a veces tienen éxito aquellos se comportan como acróbatas. Argentina y México, ambos en cada jornada, eran los equipos cuyas probabilidades de clasificarse eran escasas. Y uno de ellos (los argentinos) jugarán los octavos, igual que Polonia. Los aztecas no lo harán a pesar de la trepidante victoria ante Arabia Saudí (1-2). Se van con la miel en los labios, porque les anularon dos tantos.

El destino del Tata Martino estaba supeditado a Leo Messi, el tipo al que le pidió en Barcelona que no le demostrara a diario que su destitución dependía de lo que le dijera al presidente. El acierto de Argentina facilitó la tarea a México, que fue un torbellino ante la portería saudí, especialmente en el segundo tiempo. Sin embargo, los aztecas no fueron capaces de completar la tarea.

El futuro del Tata parece fuera de México tras la eliminación. Es la conclusión más sensata si uno se fija en las decisiones que ha tomado en su carrera tras perder, algo habitual en él cuando ha entrenado a selecciones. Se fue de Paraguay tras perder la final de Copa América de 2011 y de Argentina, después de ser derrotado en la de 2016.

El cambio de guion en la segunda parte

México marcó el ritmo de un partido trepidante. Dejarlo todo para última hora es estresante, pero a algunos les parece divertido. En los aztecas se notó la tensión en sus caras, aunque también la tensión tras jugar un partido de estas características. El ida y vuelta es más propio del baloncesto, pero también tiene cabida en el fútbol.

La primera mitad fue el lugar por el que se colaron el miedo y la especulación. Ninguno estaba decidido a dominar, más pendientes que nunca de lo que ocurriera en el Argentina-Polonia. Al fin y al cabo, nunca está de más depender de los demás para completar la tarea. No esforzarse está muchas veces bien visto.

La garra mexicana se vio desde el primer instante de la segunda parte, cuando los aztecas se adelantaron con rapidez. Un minuto tardaron, en una jugada a balón parado que gritaron con vehemencia. Lo difícil siempre es empezar, luego se trata de ser constante.

El golazo de Chávez

La constancia estuvo presente en el ataque mexicano, que no se rindieron en el segundo tiempo. Justo se encontraron, pocos minutos después, con uno de los goles del torneo. Una falta directa de Chávez que confirmó por qué se dice que los zurdos son especiales. Tienen algo innato que hace que los vean diferentes y no es para menos.

Los mexicanos lo intentaron todo lo que quedaba del partido, a sabiendas de que el resultado del otro partido les era favorable. Solo necesitaban un gol y remaron como nunca para conseguirlo, pero el tanto que llegó finalmente fue el de Arabia Saudí. Ahí se terminó el sueño. Por eso se marchan de este Mundial con un sabor agridulce, porque merecieron hasta el final la clasificación.