Qatar utiliza la acusación de racismo de Özil a Alemania para cargar contra sus protestas

Decenas de aficionados qataríes se taparon la boca y enseñaron dibujos y fotografías del jugador exinternacional con Alemania, Mesut Özil, para criticar la supuesta hipocresía de Alemania. El exfutbolista del Real Madrid, de ascendencia turca, renunció a la selección alemana cuando el combinado de Joachim Löw cayó eliminado en la fase de grupos del anterior Mundial de Rusia 2018 al no ser capaz de superar a Suecia, Corea del Sur y México. ¿La razón? Özil acusó a la afición teutona y a la Federación Alemania de ser la cabeza de turco en la derrota. En un largo comunicado en Twitter, Özil cargó contra todos y señaló ataques racistas y xenófobos.

"Cuando gano soy alemán; cuando pierdo soy inmigrante". Mesut Özil consideró que Oliver Bierhoff, director de la selección, y el entonces presidente de la DFB, Reinhard Grindel, le habían culpado de la mala actuación del equipo. El futbolista alemán expresó en el comunicado de la renuncia a Alemania que "antes vestía la camiseta de Alemania con orgullo y alegría, pero ya no me siento así". Además, esa misma semana había colgado una foto en sus redes sociales con el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan.

Las pancartas de los qataríes en el estadio de Al Bayt durante el España-Alemania (1-1) significan la respuesta local a los constantes gestos de reivindicación de la Mannshaft durante este Mundial. Después de que prohibieran a Manuel Neuer, entre otros, portar el brazalete de capitán de One Love, con los colores arcoíris, en representación del colectivo LGTBI+ discriminado en Qatar, los futbolistas alemanes formaron ante Japón con las bocas tapadas con la mano para denunciar que se les estaba coartando la libertad de expresión.

En una previa marcada por el terremoto generado a raíz del veto de la FIFA al brazalete arcoíris que querían vestir selecciones como Dinamarca, Inglaterra, Gales o la propia Alemania, los jugadores protestaron en un gesto que ya es historia de los Mundiales. El equipo titular se llevó la mano a boca en un claro gesto de desaprobación mientras el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, observaba en la grada.

"Negarnos el derecho a llevar el brazalete arcoíris es igual que cerrarnos la boca y dejarnos sin voz. No se trataba de hacer una declaración política: los derechos humanos no son negociables", explicaba la propia Federación Alemana en sus redes sociales el día en que Dinamarca anunció que se plantea abandonar la FIFA... y no es la única. Posteriormente, y como gesto también de protesta, ningún futbolista de Alemania compareció en la rueda de prensa oficial previa al encuentro contra España, algo, por cierto, por lo que recibirá una multa la Federación Alemana.