La enloquecida historia de cómo la mano de Dios convirtió a Bangladesh en una barra brava de Argentina

Una italiana, un español, una holandesa y un bangladesí comparten una cena en Bangkok… Podría ser el inicio de un chiste y, curiosamente…, lo es. "En Bangladesh, todo el mundo va en el Mundial con Argentina. Es algo de locos. La gente lleva la camiseta de Argentina, bufandas, banderas...", explica Misha, un periodista medio británico medio bangladesí, mientras hablamos del inicio del Mundial de Qatar 2022.

"Ah, vaya, ¿la gente es fanática de Messi?", le preguntamos acostumbrados a convivir estos años con la legión de fanáticos que el astro argentino tiene por el mundo. “No, no es por Messi. Es por Maradona y aquellos goles que le metió a Inglaterra en el Mundial de 1986. Mucha gente por rechazo al colonialismo británico y por esa historia del pequeño que gana al grande enloqueció con Argentina. Desde entonces, la gente se hizo fanática de ellos. Nosotros no tenemos una selección fuerte, así que cada campeonato que juega la albiceleste la gente sale en masa a la calle en sus motos y coches a apoyarles. Los partidos se ven en pantallas gigantes. Es de locos”, responde él.

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La realidad supera cualquier ficción. En un Mundial que empezó con una tropa de figurantes haciendo de hinchas de cada equipo, resulta que hay una esquina del globo donde no tuvieron que simular nada. "No pasa solo en Bangladesh, aunque ahí es más pronunciado. También en India, Nepal y Pakistán se sigue a Argentina desde 1986 por los mismos motivos", recuerda Misha.

"Primero, hubo silencio. Luego, miles de gargantas estallaron en un solo grito: '¡¡GOOOOOLLL!!!' mientras una corriente de personas vestidas con camisas azules y blancas llenaban las calles (…). Esta escena no estaba sucediendo en Buenos Aires o cualquier otra ciudad argentina. Estaba ocurriendo a más de 10.000 millas de distancia, en Dhaka, Bangladesh", es el inicio de un artículo de la web Remezcla titulado Cómo los bangladesís se convirtieron en los más radicales hinchas de Argentina.

El largo reportaje explica cómo se inició esta enloquecida pasión. "La devoción por la selección argentina se remonta a una sola fecha y lugar: el 22 de junio de 1986 en el Estadio Azteca de la Ciudad de México. Ese día, Diego Maradona anotó dos goles en una victoria sobre Inglaterra que avergonzó a los inventores del juego moderno y que inscribió el nombre de Maradona en el panteón de leyendas. Para las antiguas colonias británicas como Bangladesh fue un recordatorio de cómo un país más pequeño podría poner de rodillas a una potencia mayor. Nació una historia de amor", recuerda el artículo.

El periódico argentino La Nación se hizo eco de esta pasión por los suyos y entrevistaba antes del Mundial de 2018 a un periodista deportivo local, Zulquarnain, que explicaba: "Los bangladesíes siempre hemos amado el fútbol. Al no tener un gran equipo nacional para canalizarlo, apoyamos a Argentina y, sobre todo, a Maradona. Sus luchas personales, su victoria sobre los ingleses y su personalidad defectuosa nos atraen porque nos recuerdan a nosotros mismos".

Luego, el reportaje recuerda que en 1994, "cuando Maradona fue expulsado del mundial de Estados Unidos por dopaje, cientos de bangladesíes presos de ira salieron a las calles y quemaron carteles con la foto del entonces presidente de la FIFA, Joao Havelange, para pedir que el astro argentino fuera reincorporado". Luego, según el libro El último Maradona, de Andrés Burgo y Alejandro Wall, hubo un abogado bangladesí que "se animó a demandar a Havelange, exigiéndole 25 dólares de resarcimiento por los trastornos mentales que el incidente le había provocado", apunta La Nación.

Esa pasión se mantiene. La Federación de Fútbol de Bangladesh confirmó que la demanda de la mayoría de los alrededor 500 tiques que la FIFA les iba a otorgar para esta Copa del Mundo son para ver partidos de Argentina.

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Algo que es posible que ya tengan algunos de sus compatriotas que viven en Doha y forman parte de la gran colonia de inmigrantes a los que el Gobierno catarí dio hace una semana una bufanda y una bandera para que se hicieran pasar por hinchas de selecciones. Bangladesh, junto a Nepal, Pakistán…, forma parte del mayor grupo de trabajadores que han construido este campeonato, literalmente, trabajando en pésimas condiciones. "Muchos de los trabajadores que fueron allí a trabajar han desaparecido. Ni han reportado en ocasiones las muertes", apunta Misha.

Pero no solo en Bangladesh se apoya a Argentina. Por los mismos motivos de haber sido una excolonia británica, en India, Nepal y Pakistán también Maradona se convirtió en profeta aquel junio de 1986 en que primero se inventó un complicado gol con el puño y luego uno aún mucho más difícil bailando con los pies.

"Mi héroe ya no está. Mi genio loco, descanse en paz. Yo veía el fútbol por ti", dijo Sourav Ganguly, el que fuera capitán y estrella de la selección india de cricket, cuando falleció Diego. Como la estrella Maradona se convirtió en un superhéroe indio, titulaba un artículo de opinión del IndianExpress en el que Kausik Bandyopadhyay explicaba que “el ascenso de Maradona transformó el sobrio apoyo predominante de los indios por Brasil a un fanatismo agresivo por Argentina”. Fanatismo que se vivió, por ejemplo, en la ciudad india de Calcuta, donde cientos de fans rindieron homenaje a Diego tras su muerte. "Maradona hizo que la gente se enamorara de Argentina", recordaban ellos.

Argentina vs. Brasil, el derbi asiático

Efectivamente, hasta 1986 los asiáticos eran mayoritariamente fanáticos del Brasil de Pelé. Ahora, Argentina se ha convertido en el favorito de la mayoría aunque la rivalidad se mantiene y hay peleas entre los numerosos fanáticos de ambas selecciones.

"El 7 de junio, grupos de fanáticos de Argentina y Brasil se enfrentaron por la Copa del Mundo, pero no en las calles de Río o en un bar deportivo en Buenos Aires, sino en Barisal, que no es, como suena vagamente, un remanso del Amazonas en el interior del país. Es una ciudad portuaria de unas 270.000 almas en el río Kirtankhola en Bangladesh. Y los fanáticos eran de Bangladesh", explicaba un artículo de Time durante el Mundial de 2014. Entonces hubo 11 heridos y varios detenidos tras una pelea multitudinaria que comenzó cuando un fan de Brasil dijo en un bar donde había hinchas de Argentina que “el famoso gol de Maradona era ilegal”. Parece que para los "barras bravas argentinos" fue una afrenta insuperable lo de reseñar que el gol fue una trampa y no una genialidad.

Días después, un joven de 18 años en la localidad de Hatibandha resultó muerto por un enfrentamiento a pedradas entre fanáticos de ambas selecciones. "No nos importa que la gente vista camisetas de sus equipos favoritos o porte pancartas. Pero no se ve bien cuando banderas de naciones extranjeras ondean en las casas. Nos hemos convertido en una nación de Argentina y Brasil", dijo entonces a AFP Mustafizur Rahman, responsable gubernamental.

Ifty Mahmud, periodista del diario más grande de Bangladesh, el Prothom Alo, explicaba a Time que “el apoyo a Brasil tiene sus raíces en la pobreza de Bangladesh. La selección de Brasil se parece a nosotros. Pelé, Romario y Neymar son morenos y nosotros también; son pobres y nosotros también”.

Sin embargo, el periodista explica que el apoyo a Argentina tiene un “carácter anticolonial porque Maradona venció a los ingleses. Beckham no es popular aquí, pero Maradona es un loco y los bangladesís aman a la gente loca”.

Ese fanatismo sigue intacto en este Mundial de Qatar. El periódico local Dhaka Tribune explicaba el pasado 14 de noviembre: "Gran cantidad de seguidores de Brasil y Argentina ya han comenzado a desafiarse y discutir entre ellos con la especulación de quién llegará a la final". Para escenificarlo, ambos han pintado largos puentes de Bangladesh con los colores de las selecciones carioca y albiceleste. También preparan banderas gigantes, de casi 100 metros de longitud, que portarán entre sus hombros por las calles del país.

Argentina es la que cuenta hoy con más seguidores en esta parte del mundo, pero Brasil tiene sus incondicionales. ¿Pobres apoyando a pobres?, ¿excolonias contra excolonos? El carácter universal del fútbol reflejado en una enloquecida historia de barras bravas bengalíes con toque porteño. La mano de Dios convertida en trinchera y en milagro. Diego abrió un océano en canal para comunicar dos mundos.