Lo mejor y lo peor | La España de los 747 pases no convence: la falta de gol es alarmante

La Selección española logró el billete para el Mundial de Qatar tras superar a Suecia en un partido roto, trabado y muy igualado que terminó 1-0. El equipo de Luis Enrique sufrió de lo lindo después de perder el control del partido y estuvo muy cerca de quemarse al jugar con un fuego que no dejó de prender hasta que Dani Olmo sacudió el travesaño nórdico con un latigazo inesperado desde la frontal. Entonces, Álvaro Morata, muy activo a la hora de desmarcarse al espacio, llegó al rebote antes que nadie y convirtió el único gol de la noche en una definición suspendida en el tiempo que provocó más de un nudo en la garganta en La Cartuja. España estará entre las mejores selecciones del mundo, pero la falta de gol es la gran asignatura pendiente de este grupo.

Lo mejor | España estará en Qatar

A veces no hay más cera de la que arde. La actuación de España, con mucho miedo y conservadurismo durante largos tramos del partido, acabó por dibujar un escenario de mínimo margen de maniobra donde un gol de Suecia hubiese generado un terremoto. Fue un partido malo y casi lo termina pagando. Sin embargo, Forsberg falló, España respiró, Janne Anderson retiró al mismo Forsberg e Isak para alivio local y el gol de Dani Olmo cerró un partido que los espectadores tardarán muy poco en olvidar. La fase de grupos de la Selección ha estado cogida con pinzas durante estos meses en comparación con la gran Eurocopa y Nations League que protagonizó el equipo de Luis Enrique y el premio está muy por encima de lo ofrecido.

Lo peor | La falta de gol es dramática

España tiene un problema muy grave en el área rival. Esta vez, alimentado por el gran planteamiento defensivo de Suecia, la falta de desborde, los pases verticales y la poca velocidad en la circulación de balón en campo contrario. Ni Raúl de Tomás, ni Pablo Sarabia ni Dani Olmo (ese disparo no tapa su irregular partido) fueron capaces de imprimir agresividad y peligro al ataque español en el último tercio. A España se le fundieron las bombillas cuando pisaba área rival y fue incapaz de transformar el dominio de la pelota y la acumulación de los 747 pases horizontales y poco dañinos en verdaderas ocasiones de peligro.

Sin disparos a puerta en toda la primera parte, la Selección solo se puso las pilas en los últimos 10 minutos. Ahí llegó el primer tiro entre los tres palos y, luego, el balsámico gol de Morata. Hay mucho que mejorar, pero el extenso reparto de delanteros que posee el técnico asturiano (Gerard Moreno, Ferran Torres, Mikel Oyarzabal, Álvaro Morata, Ansu Fati, Rodrigo Moreno, Raúl de Tomás...) debe aportar esa mandíbula de hierro que coloque a España entre las candidatas reales a ganar el Mundial de Qatar.

Lo malo | La falta de control dinamitó el partido

España aún tiene muchas cosas por resolver. A la Selección le faltaron líderes y jerarquía. Desde un César Azpilicueta que no aportó la solidez defensiva que sí que trajo consigo a la Eurocopa cuando irrumpió en el equipo titular, pasando por un centro del campo con la novedad de un tímido Carlos Soler hasta la ausencia de un delantero que pudiese matar el encuentro. España no supo cómo protegerse con la pelota ni cómo reducir el ritmo del encuentro a través de la misma con el objetivo de anestesiar a su rival. Al final acabó rifando la pelota, dando alas a los peligrosos contragolpes suecos y sufriendo demasiado. Luis Enrique tiene que acabar de perfilar su centro del campo y conseguir que la sala de máquinas pueda moldear un partido a su gusto. Por ahí pasa la tranquilidad.

Lo normal | Los nervios jugaron malas pasadas

Con el Mundial tan cerca y tan lejos a la vez, España cayó en el caos colectivo por momentos. No pudo arreglarlo Luis Enrique, que vio como Janne Andersson ajustaba las pétreas marcas de los suyos en el centro del campo, no daba pie a situaciones de 1 vs.1 en banda y anulaba las irrupciones de los interiores españoles al espacio entre lateral y central. España, que había empezado con una gran puesta en escena, se fue diluyendo con el paso de los minutos hasta perder por completo el control del partido. Se rompió el choque en La Cartuja y casi acaba por escaldar a España.

Ahí Unai Simón pareció un portero mudo cuando los suecos centraban y los malentendidos entre defensores y portero derivaban en saques de esquina para los nórdicos. Por suerte, todo se quedó en un susto anecdótico. España estará entre las mejores selecciones del mundo y ya ha demostrado que es capaz de mirar a los ojos a la campeona de Europa, Italia, y a la campeona del mundo, Francia, y competirles hasta el final.

Lo bueno | La Selección levantó pasiones en La Cartuja

Después de unos cuantos años de deriva emocional, deportiva e identificativa hasta la llegada de la pasada Eurocopa, la Selección fue recibida con vítores, ovaciones y aplausos de nuevo en Sevilla. La afición se volcó con los suyos hasta agotar las entradas del estadio y no dejó de apoyar a los jugadores internacionales hasta el pitido final. No ha sido fácil llegar a la situación actual y de ello tiene mucha culpa Luis Enrique.

Él ha sido el arquitecto encargado de construir un equipo donde los perfiles están por encima de los nombres y donde el grupo se puede reponer a bajas tan sensibles como las de Pedri, Ferran Torres, Oyarzabal o Ansu Fati. No importa quién juegue porque España tiene un plan entendido por todos sus futbolistas. De los rostros desconocidos se ha pasado a un conjunto de jugadores preparados para competir ante cualquiera.