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La decepción de Hierro con Rubiales comenzó tiempo antes del Mundial
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manos libres para rehacer el área deportiva

La decepción de Hierro con Rubiales comenzó tiempo antes del Mundial

Fernando Hierro, ya exdirector deportivo, no entendió que Rubiales destituyese a su amigo Vicente Casado, responsable de márketing, nada más llegar a la presidencia de la federación

Foto: Hierro y Rubiales, en una conferencia de prensa. (Reuters)
Hierro y Rubiales, en una conferencia de prensa. (Reuters)

A veces la importancia en un mensaje no solo está en lo que se dice, sino en cómo se dice. La Real Federación Española de Fútbol explicó por todos sus medios que Hierro dejaba de ser director deportivo de la entidad, pero para hacerlo no se limitó a un título enunciativo sino que utilizó una construcción alambicada y con mensaje añadido en la forma. "Fernando Hierro y la RFEF comunican que, pese a tener contrato en vigor como Director Deportivo, declina seguir en el cargo". No es una frase simple, todo lo contrario, y busca exponer una cordialidad y enfatizar el hecho de que la decisión no es traumática. El nuevo departamento de comunicación, llegado de la política, y la neolengua.

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Se despide un director deportivo -y seleccionador- en una mañana de domingo, en pleno verano, con el Mundial aún por concluir y sin conferencia de prensa conocida para exponer los motivos de lo que, al final, es una ruptura. Más o menos amistosa, con mejor o peor forma, pero una ruptura. El comunicado es elogioso con el técnico, incluso cercano, de un modo no muy diferente al que lo fue Rubiales con Lopetegui en la comparecencia en la que le destituyó, hablando de los valores deportivos y humanos del profesional pero, finalmente, anunciando el fin de este camino. Hierro, como le ocurría a Lopetegui, nunca fue del equipo del nuevo presidente sino parte de la herencia recibida, término muy común en política y algo extraño para una federación que llevaba 28 años bajo la misma batuta.

Foto: Fernando Hierro, junto a Luis Rubiales, el día de su presentación como seleccionador. (Reuters) Opinión

La relación era profesional, pero distante. Rubiales no lleva ni dos meses en el cargo y tampoco tenía espacio para maniobrar en la parcela deportiva con el Mundial de Rusia echándose encima. Hierro y Lopetegui eran de otra época, y la transición a lo nuevo fue dura desde el primer día, especialmente para el director deportivo. Porque a los pocos días de llegar Rubiales, Hierro vio como uno de sus principales apoyos en la casa recibía la rescisión de contrato. El nuevo presidente atacó como prioridades las áreas de comunicación y márketing, y en esta última cayó su director, Vicente Casado.

placeholder Hierro, tras ser España eliminada. (EFE)
Hierro, tras ser España eliminada. (EFE)

El despido de Vicente Casado

No le gustó nada a Hierro ese movimiento, pues en Casado tenía un amigo y, de algún modo, un aliado. Ambos se conocieron en el Málaga del jeque, cuando aún tenía dinero y proyecto. El de Vélez era director deportivo, Casado director general y ambos congeniaron mucho y trabaron amistad. Que Rubiales decidiese, sin mucha consulta, destituir al dirigente, escamó a Hierro. Por el hecho en sí y también por el mensaje que se mandaba sobre la institución y la valoración de las capacidades profesionales de los ejecutivos.

Porque además Casado, como le ocurría al propio Hierro, no era producto del villarismo sino de la etapa posterior, con Larrea, en la que se vivió una transición 'light' con la entrada de algunos ejecutivos que, se creía, tenían prestigio suficiente para ser de consenso. Casado, antes de desembarcar en la federación, había sido jefe de relaciones externas de La Liga -no terminó amigablemente con Tebas-, director general del Málaga, directivo en el master de tenis de Madrid y, antes, en Francia, responsable de la fundación Platini y jefe de proyecto de Le Tour de France du Sport Populair.

La sustitución, a los pocos días de llegar Rubiales a la oficina llevó al cargo a Rubén Rivera, que previamente había trabajado con el nuevo presidente en AFE y había activado el patrocinio de la Copa Coca Cola, pero al que fuentes conocedoras del sector señalan como un perfil inferior al de Casado que hasta este momento no había tenido responsabilidades de esta altura. Es más, se llegó a especular sobre la posibilidad de que llegase un jefe de departamento por encima de Rivera, pero no llegó a aparecer. Al menos no de momento.

Aquello escamó a Hierro que tomó distancia desde el primer instante. Claro que, del mismo modo que le ocurría a Rubiales, el entonces director deportivo tampoco tenía tiempo para cambiar demasiado las cosas. Llegaba el Mundial de Rusia y, con él, el terremoto de Lopetegui. Hierro, como cualquier otro engranaje de la federación, vivió el proceso con estrés, como no puede ser de otro modo cuando la concentración previa al gran evento cuatrienal salta de repente por los aires. A Hierro no le gustó la decisión de Lopetegui ni la manera de llevar a cabo el anuncio, y de aquello quedó constancia en unas imágenes televisivas en las que el director deportivo reprendía al entrenador.

placeholder Luis Rubiales. (EFE)
Luis Rubiales. (EFE)

Un proyecto deportivo propio

Aceptó la decisión del presidente y tomó las riendas de un banquillo que, solo unos días antes, no veía como suyo. El Mundial salió como salió y desde el mismo momento en el que acabó, en los penaltis contra el anfitrión, se asumió que no seguiría como entrenador. Lo otro, la dirección deportiva, no estaba asegurado, pero ni él quería seguir ni Rubiales pretendía mantenerle, pues no es uno de los suyos y en poco más de un mes la convivencia ya había tenido los suficientes altibajos como para pesar que esa entente no podía ser cordial.

Foto: Diego Costa y Fernando Hierro mantuvieron una conversación tras la eliminación de España en el Mundial. (Reuters)

El vodevil de estas semanas ha tenido, además, una consecuencia inesperada en la federación, y es que Luis Rubiales tendrá las manos libres para hacer suyo el proyecto deportivo. Porque desde el principio tuvo claro que podría cambiar, y cambiaría, toda la estructura institucional, comunicativa y comercial, pero en principio los contratos señalaban que Lopetegui seguiría al menos dos años más, como de hecho ambos rubricaron al desembarcar el nuevo presidente, y que Hierro se mantendría supervisando el área deportiva. Ahora podrá aspirar a otros nombres que sean propios y no heredados.

Este lunes hay junta directiva de la federación y, en teoría, se analizarán nombres para los dos puestos que han quedado vacantes. La planificación deportiva de estas instituciones se ha demostrado imprescindible. Antes, hace años, era solo tener un seleccionador, pero de un tiempo a esta parte equipos como Alemania, Bélgica, Francia o Inglaterra, así como la propia España, han demostrado que todo funciona mejor con una estructura sensata que trabaje el conjunto de las categorías y acomode a los jugadores a la selección. Con un modo racional de hacer las cosas, el que ejerció Hierro en su primera etapa en la casa, el camino al éxito es más sencillo. Buscarlo es competencia de Luis Rubiales, que no tenía pensado este cambio pero se lo ha encontrado por el camino.

A veces la importancia en un mensaje no solo está en lo que se dice, sino en cómo se dice. La Real Federación Española de Fútbol explicó por todos sus medios que Hierro dejaba de ser director deportivo de la entidad, pero para hacerlo no se limitó a un título enunciativo sino que utilizó una construcción alambicada y con mensaje añadido en la forma. "Fernando Hierro y la RFEF comunican que, pese a tener contrato en vigor como Director Deportivo, declina seguir en el cargo". No es una frase simple, todo lo contrario, y busca exponer una cordialidad y enfatizar el hecho de que la decisión no es traumática. El nuevo departamento de comunicación, llegado de la política, y la neolengua.

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