España ante su salto de fe: ganar (por fin) a un anfitrión
En las nueve ocasiones previas no han conseguido vencer al equipo local en un Mundial. La superioridad futbolística de la Selección se supone, Rusia celebraría cualquier buen resultado
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La Selección española en un caramelo para los organizadores de los torneos. Nunca, en las nueve ocasiones de las que ha dispuesto, ha conseguido vencer al anfitrión. Dentro de dos horas, en el estadio Luzhniki de Moscú, afrontará su décima oportunidad.
En la gigantesca sala de prensa del estadio, donde se congregan periodistas de todos los países, muchos aluden a la Copa Confederaciones de 2013, cuando España empezó a perder el partido en los himnos y, cuando quiso entrar en juego, ya se habían apagado las luces del estadio. Hoy se encontrará con un ambiente parecido: 80.000 rusos rugirán a favor de los suyos, que han desplegado un juego que pocos pensaban antes de comenzar el Mundial.
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También hay un importante desnivel en cuanto a la presión de los jugadores. Los rusos consideran que su participación ya ha sido digna y cualquier resultado positivo sería recibido con una explosión de júbilo en el país. Cualquiera firmaría llegar a la tanda de penaltis. España, por su parte, arrastra la carga de una mala fase de clasificación, la exigencia de estar en una parte del cuadro muy accesible y el estado anímico de algunos de sus jugadores, en especial del portero De Gea, muy criticado desde la prensa y la afición. De Gea, por cierto, es el único confirmado en la formación titular.
No obstante, pocos de los expertos internacionales creen que Rusia tenga demasiadas opciones de imponerse a España. La diferencia de calidad es demasiado grande, argumentan, aunque muchos tienen una imagen idealizada de España que poco o nada de corresponde con lo expuesto en los partidos de primera ronda por los de Hierro.
Es difícil anticipar en qué condiciones climatológicas se disputará el encuentro. Durante los últimos días, el clima en Moscú alterna entre el intenso calor y las tormentas de verano. Hoy, la ciudad se ha levantado fuertes rachas de viento que, en cualquier caso, es difícil que afecten al juego en un estadio tan cerrado.
La Selección española en un caramelo para los organizadores de los torneos. Nunca, en las nueve ocasiones de las que ha dispuesto, ha conseguido vencer al anfitrión. Dentro de dos horas, en el estadio Luzhniki de Moscú, afrontará su décima oportunidad.