¿No era la mejor pareja de centrales? Sergio Ramos y Piqué tienen que ponerse las pilas

Toca reconstruir la Selección después del bochorno en la fase de grupos, y de nada vale quedarse con que se consiguió el primer puesto. España es vulnerable y las señales que transmite son negativas. Para edificar el derrumbe de un equipo que ha perdido identidad, esencia y capacidad para intimidar, hay que empezar desde los cimientos. David de Gea se mueve en arenas movedizas y su inseguridad es el origen de los primeros síntomas de la fragilidad defensiva.

Lo más preocupante es que las dudas del portero se han expandido a los defensas y, en especial, a Sergio Ramos y Piqué. Si fallan dos de los mejores centrales del mundo es que España tiene un serio problema de confianza y liderazgo. Los que tienen que ser los caciques, por su contundencia y veteranía, están despistados y desajustados.

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Sergio Ramos hizo uno de sus peores partidos con la Selección contra Marruecos. Falló en un error de entendimiento con Iniesta que nos costó el primer gol y estuvo impreciso en los pases. Tanto a él como a Piqué les cogieron las espaldas con facilidad. Tienen que recuperar cuanto antes la energía, fuerza, determinación, personalidad y convertirse en los jefes del equipo. Que se pongan las pinturas de guerra. Si son capaces de hacer más sólida su parcela, las opciones de España crecerán en el Mundial. Pero, de momento, el balance es muy malo. Cinco goles encajados en tres partidos. Los problemas defensivos están atrás y delante porque España ha perdido una de sus mejores virtudes. La recuperación de la pelota tras pérdida. El equipo tiene que volver a activarse con una buena presión arriba, en campo contrario. Así que, como Isco, hay que ponerse las pilas.

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