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Una España atolondrada gana de rebote a Irán
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DIEGO COSTA MARCÓ SU TERCER GOL

Una España atolondrada gana de rebote a Irán

La Selección ganó, pero dejó la sensación de un equipo con vicios de club grande, que solo encuentra motivación ante los retos mayúsculos

Foto: Diego Costa marcó de rebote su tercer gol en el Mundial de Rusia. (Reuters)
Diego Costa marcó de rebote su tercer gol en el Mundial de Rusia. (Reuters)

La Selección ganó su primer partido en Rusia ante una Irán ultradefensiva que mereció más (0-1). Los de Hierro, con paso ansiolítico, estuvieron espesos en el primer tiempo y deslavazados en el segundo. El gol de Diego Costa, que ni siquiera tiró a puerta, permite a España afrontar el último partido con los deberes casi hechos, pero el mensaje es claro: nuestras figuras no ganan partidos.

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Carlos Queiroz es uno de esos entrenadores que se sienten más cómodos hablando de entrenar que entrenando. En cuanto ve un micrófono, el portugués se aclara la garganta y arranca a disertar sobre la evolución del fútbol, de los sistemas y del talento de los jugadores. Disfruta escuchándose y proyectando una imagen de intelectual del juego. Con esa cháchara y una caída de ojos que sugiere estar de vuelta de todo, embelesó a Ferguson, a Florentino Pérez y a la federación portuguesa. Ninguno de ellos volvería a firmarle un contrato en lo que le queda de vida.

placeholder Isco fue de nuevo el mejor jugador de España. (EFE)
Isco fue de nuevo el mejor jugador de España. (EFE)

Porque en la práctica, Queiroz es un entrenador mundano. Esta noche, su charla táctica se basó en acumular jugadores en el área y en sugerir a los suyos que, ante el menor atisbo de vértigo, se revolcasen por el suelo. El espectáculo en la primera mitad fue patético. El seleccionador iraní, siempre discutido por su federación, ni siquiera alistó un extremo para correr el contraataque: por cada balón recuperado hubo un patadón sin remitente. Su mayor concesión fue permitir que un defensa se incorporase al ataque para sacar en largo de banda al más puro estilo Chendo. Por supuesto que Irán no puede permitirse tutear a España, pero estas competiciones exigen unos mínimos. Basta recordar a Grecia, que se llevó el trofeo en 2004, y absolutamente nada más.

España salió sedada al césped del Kazán. No supo encontrar una rendija en el muro persa y, lo que es peor, se vio superada una y otra vez en los balones divididos. Solo Isco, una vez más el mejor del partido, con ayudas esporádicas de Silva, parecía ser consciente de que un empate nos ponía ante el abismo contra Marruecos. Carvajal lo falló casi todo, Lucas no logró completar un regate y Busquets nos complicó la vida en más de una ocasión. E Iniesta, como demuestra incluso en los entrenamientos, físicamente no da la talla para una competición de este nivel.

Hizo falta un ardid de Queiroz, una sucesión de dolencias fingidas, para encorajinar a España, que en los últimos minutos del primer tiempo recuperó una versión, extraña y con trazas de Lexatin, de la que vimos contra Portugal.

placeholder Las pérdidas de tiempo de los jugadores iraníes molestaron a la Selección española. (EFE)
Las pérdidas de tiempo de los jugadores iraníes molestaron a la Selección española. (EFE)

A los siete minutos de la reanudación, Costa recibió de espaldas en el área y Rezaeian, el lateral derecho persa, azorado por despejar el peligro, golpeó el balón contra la rodilla de Diego y lo mandó al fondo de su portería. La misma intensidad que Queiroz imprimió en sus jugadores fue la que le llevó a una precipitación calamitosa.

Y, cuando la música parecía ser del gusto de los españoles, regresó la caraja. Irán adelantó líneas y España sufrió. Sufrió como no debe: los laterales sufrieron, la contención sufrió, el país entero celebró el pito final. Hasta en tres ocasiones pudieron empatar los iraníes, una de ellas anulada VAR mediante, y quedó la sensación en Kazán de que, desencadenados, los persas tenían mucho más que ofrecer.

Si el empate de la primera jornada supo a gloria, por el juego, en esta ocasión España enseñó sus flaquezas y trazó a sus futuros rivales el libro de ruta para eliminarla. No fue el muro del primer tiempo, sino los mordiscos del segundo. Como los clubes grandes, los que se dejan llevar con el Alcorcón en Copa, España ofreció una versión pobre ante un contrincante maniatado tácticamente. Un primer aviso, afortunadamente sin consecuencias, que nos hizo extrañar a un delantero como Villa, capaz de sacarse goles de la chistera.

Ficha técnica

0 - Irán: Beiranvand; Rezaeian, Hosseini, Pouraliganji, Haji Safi (Mohammadi, m.69); Ebrahimi, Taremi, Ezatolahi, Amiri (Ghoddos, m.86), Ansarifard (Jahabakhsh, m.75); y Azmoun.

1 - España: De Gea, Carvajal, Piqué, Sergio Ramos, Jordi Alba, Busquets, Iniesta (Koke, m.70), Lucas Vázquez (Marco Asensio, m.79), Isco, Silva y Diego Costa (Rodrigo, m.89).

Goles: 0-1, m.54: Diego Costa.

Árbitro: Andrés Cunha (URU). Amonestó a los iraníes Amiri (78) y Omid Ebrahimi (90).

Incidencias: partido correspondiente a la segunda jornada del grupo B del Mundial de Rusia 2018, disputado en el Kazán Arena ante 42.718 espectadores.

La Selección ganó su primer partido en Rusia ante una Irán ultradefensiva que mereció más (0-1). Los de Hierro, con paso ansiolítico, estuvieron espesos en el primer tiempo y deslavazados en el segundo. El gol de Diego Costa, que ni siquiera tiró a puerta, permite a España afrontar el último partido con los deberes casi hechos, pero el mensaje es claro: nuestras figuras no ganan partidos.

Diego Costa
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