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La duda de Messi, el único motivo para plantearse en serio ver a Argentina
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La duda de Messi, el único motivo para plantearse en serio ver a Argentina

Leo Messi es clave en el Barcelona, pero aún lo es más con la albiceleste. No jugó contra Italia por una sobrecarga muscular, pero el partido contra España tendría para él mucho más significado

Foto: Messi dirige la comitiva albiceleste. (Reuters)
Messi dirige la comitiva albiceleste. (Reuters)

La selección argentina de fútbol se encuentra entre los grandes enigmas del deporte mundial. Parece un desastre, la verdad, porque ya hace tiempo que nadie la recuerda jugando un buen partido, menos aún una serie buena de encuentros. Sin embargo, ha llegado en tiempos recientes a una final de Mundial y a dos más en la Copa América, lo que podría llevar a pensar que, efectivamente, es un buen equipo. Pero esos datos contrastan con la experiencia de uso, cuando uno se para delante de un partido de la albiceleste lo que se encuentra es un ladrillo poco digerible y a Messi. Sí, claro, Messi, que a estas alturas ya se sabe que es una clave fácil para convertir cualquier cosa en un aspirante.

Que todo gire en torno a Messi es cualquier cosa menos sorprendente. Es el jugador de más impacto en su generación, un futbolista colosal al que unos cuantos consideran el mejor de siempre, que ha reventado con el Barcelona casi todos los récords que se le han puesto por delante y que lleva más de una década con una asombrosa consistencia en la excelencia. Decir que es uno entre un millón, manida frase, es quedarse ridículamente corto. Si sobresale en el Barça, un equipo en el que está acompañado por jugadores de primerísima línea, aún más responsabilidad tiene con su país, que goza de una afición casi enloquecida por su camiseta y una ausencia total de proyecto futbolístico.

Foto: Leo Messi celebra un gol. (EFE) Opinión

Esa Argentina, la de Messi, estará el martes en el Wanda Metropolitano jugando contra España. Es una opción, eso sí, que entre los seleccionados no esté el crack, que anda con una sobrecarga muscular de poca consideración. Es duda, el físico terminará determinando si juega, pero hay motivos de peso tanto por un lado como por otro para que aparezca en Madrid. Forzar, aunque sea solo un poco, en un amistoso, no tiene sentido. Hay por delante cosas demasiado importantes como para hacerlo. Por otro lado, jugar contra España no puede ser para Leo una cosa más, al fin y al cabo su carrera está completamente ligada a este país. Y su fútbol, construido en parte en La Masía, es tan español como puede ser argentino.

De momento, el equipo de Sampaoli, que no estuvo tan lejos de quedarse fuera del Mundial en el no demasiado selectivo grupo sudamericano, está en Madrid a pesar del viento. Su vuelo desde Mánchester se retrasó casi una hora por la borrasca Hugo, que está poniendo las cosas difíciles en la capital. Llegaron todos menos Di María, que lesionado contra Italia ha decidido volverse a París para descansar. El partido contra los transalpinos terminó con victoria de Argentina, aunque las crónicas de los medios apuntan a que, un día más, el equipo no brilló y el mejor fue el portero, Willy Caballero, un buen portero de 36 años. En esas está la albiceleste, no está de más recordar que Italia no estará en Rusia.

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Entrenamiento de la selección argentina. (Reuters)

La ausencia de un Modric

Hay una paradoja en Argentina que es difícil de explicar ¿por qué no juega a nada? Lo lógico, en estos casos, es pensar en que los jugadores no dan para más, porque no es cosa de un partido sino una secuencia constante en el tiempo. Pero claro, ahí chocan la valoración del equipo con lo que luego se ve, que no siempre son lo mismo. La crónica de 'Clarín', el medio de referencia del país, del último partido, señala la ausencia de un Modric o un Xavi Hernández, el eterno problema para hacer que el conjunto reme en una sola dirección y tenga un poco de inteligencia táctica. Es cierto, uno es croata, otro español, pero ¿y Banega? No es exactamente lo mismo, pero Modric fue mediapunta antes que interior y el talento no le falta al del Sevilla. Es capaz con frecuencia de hacer jugar a su equipo, pero en la selección no manda.

Es curioso el precipicio existente entre el rendimiento en los clubes y en la selección. Di María, por ejemplo, siempre ha brillado en Europa. Dybala, a quien se considera una estrella, ni siquiera ha entrado en esta convocatoria porque Sampaoli considera imposible que ligue con Messi. Higuaín, un delantero por el que se ha pagado un dineral, es un jugador menor con la albiceleste. No muy lejos de eso está Agüero. Icardi no tiene un hueco, cuando sería titular en prácticamente todos los combinados nacionales. Es evidente que hay taras, que no todas las posiciones están cubiertas con un jugador buenísimo y que hay unos cuantos que no valdrían para selecciones más competitivas. Pero, asumiendo eso, hay un decalaje extraño entre potencial y rendimiento.

Luego está lo de Messi, claro, que convierta a sus equipos en el 'urobrós', una especie de ser mitológico en el que siempre se llega al mismo punto, que no es otro que él mismo. Contemplemos lo del legado, que es una cosa en la que piensan los deportistas de su tamaño. Es obvio que se trata de uno de los mejores futbolistas de todos los tiempos, que ha cambiado la manera de mirar el fútbol de mucho. Es un genio, pero uno sin un Mundial de fútbol. En realidad, sin ningún gran título con su país, más allá de cosas menores como el oro olímpico. Y esa es, en consecuencia, su causa.

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Football Soccer - Argentina's national soccer team training - World Cup 2018 Qualifiers - Buenos Aires, Argentina - August 28, 2017 - Argentina's head coach Jorge Sampaoli talks to Lionel Messi during a training session ahead of the match against Uruguay. REUTERS Marcos Brindicci

El perfecto desconocido

A Messi le piden en Argentina que baje a recibir y sea él quien genera todo el juego del equipo, algo que en su caso es posible pero que dificulta que luego esté también para rematar las jugadas. Es el problema de la realidad, que se empeña en poner límites y en dificultar las cosas. Leo, además, también ha ido cambiando con el tiempo. Hace años que ya dejó atrás las grandes cabalgadas, el mítico gol contra el Getafe ya no forma parte del repertorio habitual. Ahora es más eficiente, se mueve en la frontal y solo emplea unos pocos metros y unas cuantas carreras para desarbolar cualquier defensa que se le ponga por delante. Y lo de cualquiera es literal.

Foto: Mascherano quiere abandonar el Barcelona en este mercado de invierno. (EFE)

Es difícil de explicar que los clubes, que pagan dinerales, vean como sus mayores estrellas tienen entre ceja y ceja un campeonato que disputarán con otros colores. En el caso de Messi no se ha notado demasiado esta temporada la astenia propia de los años de Mundial. Lo probable, en todo caso, es que lleve meses pensando en un campeonato que, en sí mismo, le puede propulsar aún más entre los grandes de siempre. Si Messi gana en Rusia no solo será uno de los más bonitos, también estará en un asombroso punto de efectividad como futbolista.

Messi sigue siendo el chico tímido al que se le conocen pocas aficiones más allá de darle patadas a un balón. Su biografía es conocida, en esta época de alguien de su fama se sabe casi todo, pero es un caso curioso de perfecto desconocido. Todos le miran y no se sabe si a él no le importa o es que no se da cuenta. Se pasa meses en silencio, de hecho solo habla cuando está con la albiceleste, en un extraño ritual que le acompaña desde hace años. Eso también es Messi, el pequeño enigma que tanto impresiona la primera vez que se le ve. Lo cuentan todos y cada uno de sus compañeros, especialmente aquellos que coincidieron con él en La Masía. Esa sensación de que de ese cuerpo no va a salir todo lo que después se ve en el campo.

La selección argentina de fútbol se encuentra entre los grandes enigmas del deporte mundial. Parece un desastre, la verdad, porque ya hace tiempo que nadie la recuerda jugando un buen partido, menos aún una serie buena de encuentros. Sin embargo, ha llegado en tiempos recientes a una final de Mundial y a dos más en la Copa América, lo que podría llevar a pensar que, efectivamente, es un buen equipo. Pero esos datos contrastan con la experiencia de uso, cuando uno se para delante de un partido de la albiceleste lo que se encuentra es un ladrillo poco digerible y a Messi. Sí, claro, Messi, que a estas alturas ya se sabe que es una clave fácil para convertir cualquier cosa en un aspirante.

Leo Messi