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La banda de los bajitos golea a Costa Rica e ilusiona por sus formas
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La banda de los bajitos golea a Costa Rica e ilusiona por sus formas

Era un partido intrascendente, un amistoso de otoño, pero el equipo de Lopetegui demostró una noche más que tiene un fútbol de muchísimos quilates y una idea correcta de lo que tiene que hacer

Foto: Silva celebra uno de sus tantos. (Reuters)
Silva celebra uno de sus tantos. (Reuters)

En la foto previa del partido Isco parece hasta alto, pero no se equivoquen, no lo es. Su 1.75 raspado lo único que le convierte solo en alguien un poco más alto que sus compañeros, en el líder de una banda de pequeños. Maravillosos bajitos, jugadores de fútbol descomunales que son capaces de pensar las jugadas con tres pases de adelanto. La selección española demuestra que el fútbol puede ser una locura, que se puede jugar más rápido que nadie sin necesidad de moverse, que ya será el balón el que haga esa función, que para eso está, para rodar y rodar.

Empieza la suma. Isco, Silva, Iniesta, Thiago. Ninguno amedrentaría en una pelea callejera, salvo que alguien saque un balón y se decidan a jugar una pachanga para hacerse con el poder en el territorio, como esos anuncios míticos de marcas deportivas que enseñaban a los jugadores como forajidos con botas. Si es así tienen todas las de ganar, porque cuidan el esférico con mimo, hacen caños, hacen paredes y buscan a Morata para que el delantero termine la misión. Las sensaciones, esa palabra confusa, son magníficas, el equipo le mete cinco a Costa Rica con suma facilidad. Es cierto, no es un equipo de élite, pero ellos también estarán en el Mundial.

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Decir que España será campeona por verla burrear a un país de fútbol limitado es, claramente, un exceso semántico. Pero la ilusión se genera en las cosas pequeñas, en una conversación corta que alegra una mañana, en un guiño, o un partido amistoso empotrado en noviembre. No viene por la victoria sino por el juego que realiza el equipo, por la sensación de que Lopetegui sabe lo que hace y quiere potenciar al máximo los mimbres de los que dispone.

Que son muchos y redundantes. La clave está en saber que España solo puede jugar a lo que sabe, que es tener el balón y llegar a la portería rival de una manera clásica, con una catarata de pases y engaños que son capaces de confundir al central mejor pertrechado. Sin la bola, el equipo puede sufrir. Lo sabe el seleccionador, hay dos centrales de nivel, el capitán Ramos y el ya no tan pitado Piquè, pero la nómina por ahí es sucinta. Los laterales subirán siempre y Busquets necesitará estar a tope para contener al resto de los rivales. La mejor manera de defenderse, en todo caso, será tener el balón. La manera de solventa las carencias es, muchas veces, no enseñarlas.

La genialidad colectiva

Y en eso, en tener el balón, nadie puede tener dudas. Isco ha dado el paso adelante que se esperaba y ya es, por derecho propio, uno de los mejores jugadores del mundo. Iniesta y Silva parecen frescos físicamente, y nadie que haya visto fútbol en los últimos diez dudaría un segundo de su juego. Thiago se parece al futbolista que se pensaba de él cuando era adolescente, antes de todas aquellas lesiones. Sumen si quieren a otros, a Koke, a Saúl o Asensio, pero en principio serán estos cuatro los que se dediquen a la labor del fútbol. Y junto a ellos, los laterales, pues en el fútbol hay que ser largo, pero también ancho.

placeholder Iniesta cerró el marcador en La Rosaleda. (EFE)
Iniesta cerró el marcador en La Rosaleda. (EFE)

El partido contra Costa Rica tuvo poca historia, lo esperado en una semana que se habló mas del color de la camiseta que de dos amistosos anticlimáticos. Lo cierto es que, tradicionalmente, la selección solo engancha en las fases finales. Pero eso puede cambiar por una cuestión estética. Contra Costa Rica no se jugaba nada España y tenía la victoria más o menos asegurada, la distancia futbolística es grande. Podría haber dado pie al sueño o al tedio, pero no, nada de eso. Con este equipo jugando así no hay modo de quitar los ojos de la pantalla, de seguir embobado el balón y como lo triangulan los que saben.

Alba marcó el primero, le siguió Morata, dos más de Silva y otro de Iniesta. Todos fueron de una factura similar, consecuencia de la genialidad colectiva y no de los arrebatos individuales. El equipo es capaz de generar vértigo en la frontal y encontrar los espacios en la defensa rival hasta encontrar el hueco para marcar gol. Fueron cinco, nadie se hubiese sorprendido si hubiesen sido más.

En un partido de fácil definición, porque no hubo color, solo se encontró una pega: Isco salió cojeando. Es algo muscular, se llevaba la mano al muslo y puede que no sea nada. Pero el susto está ahí, porque ahora mismo el fútbol necesita al malagueño, con sus pases, con sus controles y con esa capacidad para hacer caños que también deshizo a varios jugadores costaricenses. Con él en el juego hay más alegría porque es el primero de los bajtos, el líder de la banda de Lopetegui. De esos tipos que son capaces de jugar contra Costa Rica y dejar a sus aficionados que, por qué no, se va a ganar otra vez la copa que todos quieren.

Ficha técnica

5 - España: Kepa, Odriozola, Piqué (Bartra, m.46), Ramos (Nacho, m.46), Jordi Alba, Busquets (Saúl, m.46), Thiago, Iniesta (Luis Alberto, m.74), Silva, Isco (Asensio, m.65) y Morata (Iago Aspas, m.46).

0 - Costa Rica: Carvajal; Kendall Waston (Matarrita, m.66), Óscar Duarte (González, m.56), Francisco Calvo; Gamboa, Celso Borges, Tejeda, Bryan Oviedo, Bolaños (Wallace, m.60); Ureña (Ortiz, m.56) y Venegas (Osvaldo, m.75).

Goles: 1-0, m.6: Jordi Alba. 2-0, m.23: Morata. 3-0, m.51: Silva. 4-0, m.55: Silva. 5-0, m.73: Iniesta.

Árbitro: Anastasios Sidiropoulos (Grecia). Amonestó a Thiago por España; y a Waston por Costa Rica.

Incidencias: encuentro amistoso disputado en el estadio La Rosaleda, abarrotada, con 30.000 espectadores en las gradas. Se guardó un minuto de silencio por los exinternacionales, Manolo Sanchís y Feliciano Rivilla, y por el humorista malagueño Chiquito de la Calzada. 

En la foto previa del partido Isco parece hasta alto, pero no se equivoquen, no lo es. Su 1.75 raspado lo único que le convierte solo en alguien un poco más alto que sus compañeros, en el líder de una banda de pequeños. Maravillosos bajitos, jugadores de fútbol descomunales que son capaces de pensar las jugadas con tres pases de adelanto. La selección española demuestra que el fútbol puede ser una locura, que se puede jugar más rápido que nadie sin necesidad de moverse, que ya será el balón el que haga esa función, que para eso está, para rodar y rodar.

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