Messi, Masterchef y la venganza de las croquetas
El delantero argentino, con un 'hat-trick', metió a su selección en el Mundial de Rusia, en un último partido agónico en el que la albiceleste se jugaba la clasificación al campeonato
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Fa70%2Fa1e%2Ff9e%2Fa70a1ef9e8ab033012e7fd0ce8c12eb8.jpg)
Tenía que pasar. Era cuestión de tiempo. Debo ser la persona que más croquetas ha probado en el mundo, y nada, que no me gustan. Al parecer es una tara terrible así que cada vez que socializo y hay croquetas de por medio, alguien me suelta que debo probarlas porque no es posible, no puede ser, no entra en la lógica, es muy raro que no me me las zampe a dos manos. Llevan bechamel las puñeteras croquetas, esa puñetera mezcla de mantequilla y harina pastosa que aborrezco.
Así que mientras Argentina se estaba jugando la clasificación para el Mundial en Quito a 2.850 metros de altura, en España estábamos viendo Masterchef. Bechamel, concretamente, mientras uno muy serio que era el juez decía a una pobre que lloraba: "Tenías la salsa más fácil de elaborar". A los 45 segundos Ibarra se adelantaba en el marcador, a los 12' Messi empataba, pero seguíamos viendo bechamel. Las 'jodías' croquetas me persiguen y tenían que vengarse de alguna manera.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Fd39%2Fa6a%2F39f%2Fd39a6a39fbf8541715c8ee609f8f4391.jpg)
Por fin, en el minuto 16, 'TVE' conectó con el partido. Cuatro minutos después, Messi -en un yo me lo guiso yo me lo como con una ayudita de Di María- adelantó a su selección en el marcador. A partir de ahí y durante toda la primera parte, la nada. Argentina es un jaleo, puro desorden pasto encima de la ansiedad. Sólo Leo y Di María combinaron lo justo como para no faltar a la cita en el Mundial. Sino de qué. Ecuador, sin jugarse nada, les puso en serios apuros simplemente controlando esa cosa redonda que se llama pelota. No tuvieron ocasiones claras los centroamericanos, pero sí amenazaban hasta que Messi, otra vez, volvió a hacer un 'Juan Palomo' y él solito, rodeado, fue amagando, sorteando a rivales y con delicadeza elevó el balón lo justo para que el portero la viera pasar como espectador de lujo. Triplete en el 62'.
No se sabe a qué juega Argentina, excepto a dársela a Messi en cuanto sea posible. Sampaoli tiene tiempo de aquí al Mundial para darle una vuelta y componer una idea, pero sin el crack azulgrana la clasificación de la albiceleste hubiera sido imposible con los números en la mano. La soledad con la que la estrella argentina se enfrenta en su selección no le desespera. Fue el mejor ante Perú a pesar del empate a cero y solventó la papeleta después de que Ecuador se adelantara cuando aún no se había cumplido un minuto de juego y en pleno ataque de nervios.
Un Mundial sin Messi hubiera sido como una croqueta sin bechamel, un sinsentido. A sus 30 años y demostrando en el Barça que está en plena forma con 11 goles en Liga y dos en Champions en su mejor arranque goleador en los 14 años que lleva en el primer equipo, todos los amantes del fútbol rezaban para que Argentina se clasificara, fuera como fuera. Y tuvo que ser, cómo no, con el genio de Messi dándole brillo a una selección desorientada y ramplona hasta que el balón le llega al tal Leo. El Masterchef.
A los argentinos que aún se resistían a sentir a Messi como uno de los suyos, como si le faltara voluntad con la albiceleste, el culé les tapó la boca, esperemos que definitivamente. Con el agua al cuello y en el momento de máxima angustia, fue él y sólo él, quien evitó el desastre. A Leo no le hacen falta mejunjes para demostrar la clase de futbolista que es, pero si Argentina aspira a algo en Rusia, Sampaoli tiene trabajo por delante para encontrarle socios. Las croquetas tienen bechamel. Argentina tiene a Messi. Y lo segundo sí que es imposible que no te guste.
Tenía que pasar. Era cuestión de tiempo. Debo ser la persona que más croquetas ha probado en el mundo, y nada, que no me gustan. Al parecer es una tara terrible así que cada vez que socializo y hay croquetas de por medio, alguien me suelta que debo probarlas porque no es posible, no puede ser, no entra en la lógica, es muy raro que no me me las zampe a dos manos. Llevan bechamel las puñeteras croquetas, esa puñetera mezcla de mantequilla y harina pastosa que aborrezco.