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El fútbol rescata a Siria: a un paso de sacar billete para disputar el Mundial
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13 futbolístas desaparecidos y 200 exiliados

El fútbol rescata a Siria: a un paso de sacar billete para disputar el Mundial

La selección siria está a un paso de participar en el Mundial de Rusia en medio de una guerra que cumple su sexto año y que le ha costado la vida a varios deportistas

Foto: Jugadores sirios celebran rezando su empate ante China. (Reuters)
Jugadores sirios celebran rezando su empate ante China. (Reuters)

Frias al-Katib tomó por fin la decisión que tantas noches no le dejó dormir más que un par de horas. No eran los bombardeos nocturnos los que hacían debilitar a Morfeo, sino su decisión de volver o no a la selección de fútbol de su país. Al máximo exponente del balompié sirio le tocaba vestirse de nuevo con el brazalate de capitán y aceptar la batuta en un equipo teledirigido por Bashar al-Assad. Mismo dictador contra quien se manifestó años antes, abandonando la selección y exiliándose del país. Ahora, cinco años después, Siria podría clasificarse por primera vez en su historia para un Mundial de fútbol. Irán, país aliado en el conflicto, será su próximo rival. "No hay mejor sensación que regresar a casa", dijo el delantero. Este martes, a las 19:30h, asumirá la responsabilidad en el estadio iraní de Azadi.

"Queremos que el pueblo sirio sea feliz", declaró Muwaffaq Fathallah, máximo representante del equipo sirio, en una conversación con Associated Press. Los bombardeos no han cesado en Siria desde que comenzase la guerra en 2011. La guerra civil (e internacional) que se vive en el país oriental ha robado la vida de cerca de 500.000 personas y casi 12 millones han tenido que abandonar el país. Un territorio que podría sonreír durante 90 minutos si su selección se clasificase por primera vez para un Mundial de fútbol. Una sonrisa fugaz, pero un motivo más que evidencia que el fútbol es política.

placeholder Siria suma doce puntos en la clasificación del Grupo A. (Reuters)
Siria suma doce puntos en la clasificación del Grupo A. (Reuters)

El país se prepara para el evento

De los seis equipos que componen el grupo A, los dos primeros se clasifican directamente para el Mundial, mientras que el tercero jugaría una eliminatoria de repesca. El equipo de Assad será tercero sólo con ganarle a Irán (contra quien empató en la ida) y tendrá clasificación directa si Uzbekistán derrota a Corea. Conquista que le valdría al dictador para avalar su funcionamiento y demostrar al mundo que sus deportistas le apoyan.

Siria suma 12 puntos, repartidos en tres victorias y tres empates. De momento, el fútbol sale al rescate de Siria en lo que al descanso bélico se refiere. El país ya se prepara para el gran acontecimiento y los operarios instalaron durante la mañana del lunes pantallas gigantes en las plazas más importantes de Damasco, ciudad que aún cuenta con control gubernamental, y las televisiones estatales, que planean retransmitir en directo el encuentro, preparan programaciones especiales para el evento.

Los aficionados no tuvieron la oportunidad de ver a los suyos dentro de sus fronteras. La seguridad, la destrucción de los estadios y los vetos de la FIFA son los motivos. "Espero que vengan tres", bromeaba el entrenador sirio, Ayman Hakeem, quien se empeña en despolitizar la selección, en relación a la asistencia a los partidos de sus pupilos, que juegan en Malasia como locales. Con el océano Índico de por medio, son pocos los cánticos sirios que alientan a los jugadores. Sólo un grupo de estudiantes, de los 45.000 asientos, alumbra el Abdul Rahman Stadium.

placeholder Un aficionado sirio apoya a su selección durante el partido que enfrentó a Siria contra Catar. (Reuters)
Un aficionado sirio apoya a su selección durante el partido que enfrentó a Siria contra Catar. (Reuters)

Mundial en Rusia, otro aliado

El éxito de la selección de Siria, a la que también se ha incorporado recientemente Omar al-Soma, quien nunca mostró posición en el conflicto, es impactante. No sólo por las dificultades logísticas y las diferencias ideológicas entre los jugadores que, indudablemente, dividen el vestuario, sino por las sanciones que la FIFA le impuso bajo el argumento de Estados Unidos, líder de la alianza que pretende derrocar el régimen de Al-Assad. La organización internacional de fútbol le congeló el dinero del desarrollo para Siria y la selección entrena en un modesto campo de Seremban (Malasia) para evitar el alquiler de campos de fútbol de mayor envergadura.

El veredicto de la FIFA para sancionar a la selección es evidente: es un equipo politizado. Un traje a medida hecho por Bashar al-Assad, quien ha provocado el exilio de más de 200 futbolistas. "El fútbol es un sueño que une, pinta una sonrisa a la gente y ayuda a olvidar el olor a la destrucción y muerte", afirmó Bashar Mohammad, portavoz de la selección siria, pero lo que es cierto es que gran parte de la población no se siente identificada. "Estamos orgullosos de nuestro presidente, estamos orgullosos de lo que ha logrado", llegó a declarar el vicepresidente de la Asociación de Fútbol de Siria, Fadi Dabbas.

Es esa misma política la que ha hecho saltar las alarmas, pero por otro motivo. La selección iraní, ya clasificada para el Mundial, con 21 puntos y un sólo empate en 9 partidos, podría plantear un juego pasivo para que su aliado bélico participase en Rusia, otro aliado. Valdimir Putin, otro de los defensores del gobierno de Bassar, ya ha saboreado victorias políticas gracias al deporte (los buenos resultados de sus atletas lo avalaron para intervenir en Crimea). El gobierno ruso aún no ha llegado a un acuerdo para un alto al fuego con su homólogo norteamericano, más partidario de restablecer un nuevo orden desde 0 y, con la clasificación de Siria, también sumaría un argumento a su favor. Carlos Queiroz, entrenador de la selección iraní, y Ashkan Dejagah, dueño de la medular, desmintieron un posible amaño en el diario estatal 'IRAN': "Vamos a ganar el partido".

placeholder Siria empató su partido de ida ante Irán. (EFE)
Siria empató su partido de ida ante Irán. (EFE)

Represión de los futbolistas

La incorporación de Frias al-Katib es una excepción. Una 'libertad' conseguida gracias al talento de este jugador que en muchas ocasiones pasó miedo y temió por su integridad física. O por su vida, como la de al menos 38 jugadores que, según la escritora deportiva Anas Ammo, fueron torturados hasta la muerte por motivos ideológicos o resultaron muertos en los bombardeos ya casi rutinarios en el país. A ellos, se les une una lista de hasta 13 jugadores que siguen desaparecidos y otros 200 que se mantienen en el exilio. Además, de los 25 jugadores que conforman actualmente la selección, sólo 3 residen en el país.

"El gobierno de Assad ha utilizado atletas y actividades deportivas para apoyar sus brutales prácticas opresivas", concluyó la red siria para los derechos humanos. "Son muchas muertes", sentencia el delantero Katib, quien analiza el difícil posicionamiento político en un conflicto en el que la mayoría de las posturas están manchadas de sangre. Se antoja difícil un buen desenlace político en el conflicto armado de un país que el fútbol intentará unir durante 90 minutos. Pase lo que pase, el deporte seguirá siendo otro campo de batalla política. Quién sabe si Katib podrá dormir algún día tranquilo.

Frias al-Katib tomó por fin la decisión que tantas noches no le dejó dormir más que un par de horas. No eran los bombardeos nocturnos los que hacían debilitar a Morfeo, sino su decisión de volver o no a la selección de fútbol de su país. Al máximo exponente del balompié sirio le tocaba vestirse de nuevo con el brazalate de capitán y aceptar la batuta en un equipo teledirigido por Bashar al-Assad. Mismo dictador contra quien se manifestó años antes, abandonando la selección y exiliándose del país. Ahora, cinco años después, Siria podría clasificarse por primera vez en su historia para un Mundial de fútbol. Irán, país aliado en el conflicto, será su próximo rival. "No hay mejor sensación que regresar a casa", dijo el delantero. Este martes, a las 19:30h, asumirá la responsabilidad en el estadio iraní de Azadi.

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