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El espíritu de la Eurocopa 2012 se reencarna para aplastar otra vez a Italia
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IMPRESIONANTE PARTIDO DE ISCO, DOS GOLES

El espíritu de la Eurocopa 2012 se reencarna para aplastar otra vez a Italia

Uno de los mejores partidos de la carrera de Isco origina un fútbol espectacular para no dar ningún tipo de opción a Italia. El malagueño marcó los dos primeros y Morata salió para hacer el tercer

Foto: Isco marcó los dos primeros goles en la victoria de España ante Italia. (Reuters)
Isco marcó los dos primeros goles en la victoria de España ante Italia. (Reuters)

España es mejor que Italia y por eso le ganó. Esta inocente afirmación nos la tirarían en cara cientos de miles de españoles que sufrieron en sus carnes eso de que Italia no se merecía ganar, pero ganaba. El fútbol no entiende de merecimientos. El fútbol entiende de fútbol y generalmente, el que mejor lo hace, sea a través del estilo que sea, gana. Y ahora mismo, no hay nadie mejor que España. Que luego llegará el Mundial y caerá en cuartos, porque esas cosas pasan, pero España le ganó a Italia porque fue muchísimo mejor en todos los aspectos del juego, al que añadió la finura de la perfección técnica, y en el fútbol actual no hay muchos que representen esa perfección mejor que Francisco Alarcón.

Cumplió Lopetegui con la amenaza que se venía rumiando durante toda la concentración en Las Rozas. Asensio iba a jugar de '9', si es que lo que hizo se puede definir como '9'. Cinco centrocampistas que multiplican por infinito el talento de cualquier otra selección existente enfrentados en duelo trascedental a los poseedores de la patente del mejor hormigón armado en el mundo del fútbol. Julen quería una superioridad en el centro del campo y así, prácticamente dobló en número a los medios italianos, reducidos prácticamente a la voluntad laboriosa de Candreva, Verrattiy De Rossi. La pelota iba a ser española en claro monopolio.

Lo que genera esa acumulación de calidad en el centro del campo es un fútbol diferente. Se juega a otra cosa, y esa cosa es superior a lo que se puede ver en el resto del planeta. La posesión del balón adquiere una dimensión comparable únicamente al Barça de 2011 en tanto que rápida, veloz, precisa y siempre con el objetivo de progresar hacia la portería contraria. Seis futbolistas, de los cuales el menos dotado podría ser Koke (y a Koke le sobra calidad) se agrupan en el medio para que España siempre tenga la pelota y piense en crear ocasiones de gol. Es la belleza del fútbol llevada a la práctica por los que mejor saben jugar a este deporte.

placeholder Álvaro Morata cerró la goleada. (EFE)
Álvaro Morata cerró la goleada. (EFE)

Cuestión de inteligencia

La inteligencia del fútbol español se basa en las mismas lecciones que aprendió Cruyff de Rinus Michel y que Guardiola perfeccionó: si yo tengo el balón, el contrario no lo tiene y por tanto no puede atacarme. Cuanto más tenga el balón, más peligro puedo crear. En el caso de España, esto último es relativo. La sensación de peligro es altísima, ya que el rival siente el miedo constante a recibir un pase directo de cualquier jugador contrario que rompa dos líneas y deje en ventaja a un delantero contra su portero. Ahí está el problema: España no jugó con delantero. Lopetegui convocó a tres, Villa, Morata y Aspas, y ninguno participó de inicio. Y no fue Asensio el que se posicionó en ese lugar, al menos de partida, para luego moverse por todo el campo, fue Silva. Pero Silva es nómada, no sedentario, y en no pocas ocasiones se encontraron tanto él como sus compañeros sin posibilidad de dar un pase definitivo.

No ocasionó, sin embargo, más que una notable ausencia de ocasiones de gol, que no de goles, pues Isco estaba caliente, como las máquinas tragaperras antes de escupir el bote gordo ante la combinación ganadora. Alcanzó un nivel de excelencia que difícilmente pueda ser comparable a alguno que haya tenido en su carrera, y eso que Isco es un futbolista prototipo de 'highlights' de YouTube. Todo lo que hizo, lo hizo con una precisión, una sutileza técnica y una templanza que parece imposible que fuera cierto. Sus dos goles no fueron la culminación de su noche perfecta, sino el caño que le clavó a Marco Verratti, de parado, sabiendo dónde estaba el mediocentro del Paris Saint-Germain, cómo le iba a atacar. Un gol de falta, un gol con la izquierda, un caño, un sombrero, decenas de regates y pases exactos. Todo lo hizo bien y todo servía, aunque fuera para que se nos derritieran los ojos a los presentes en Chamartín.

Solo a alguien que no conozca el juego de España se le ocurre enfrentarla con dos únicos centrocampistas posicionales. Ventura creyó que con Verratti y De Rossi iba a tener suficiente estabilidad como para no verse engullido por el vendaval de juego español. Esta Italia no es, además, la de toda la vida, sino que quiere jugar y juega. De Rossi y Verratti, con Candreva e Insigne, poco tienen que ver con los Gattuso, Albertini, Ambrosini y Perrotta de la época más 'hard rock' del fútbol italiano. Y jugaron lo que pudieron, lo que les dejó España. Con todo, se pudieron ir al descanso con empate si De Gea no le saca un remate a bocajarro a Belotti. Cambió Ventura en el segundo tiempo pero hacia lo mismo. Siguió con dos puntas, los dos perdidos sin asistir y de España seguió manando juego a borbotones.

placeholder David Villa fue ovacionado por el Bernabéu. (Reuters)
David Villa fue ovacionado por el Bernabéu. (Reuters)

Ovación para Villa

Cuando el partido estaba ya ganado, Lopetegui jugó con un sistema más natural. Sacó a Iniesta (que parece otro al que juega en el Barça, aquí respira) y metió a Morata para tener una referencia, para poder sacar el balón en largo y que no fuera un regalo de De Gea a la defensa de la 'Nazionale'. Y Morata hizo lo que siempre hace, que es marcar. Marcó en un contragolpe, porque España también sabe correr gracias a la aportación de los jugadores del Madrid. Fue Sergio Ramos, en su ahínco por buscar su gol, el que apareció de extremo para asistir milimétricamente a Morata, que superó a sus excompañeros Buffon y Barzagli para poner el 3-0.

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Al contrario que la España del Mundial 2010, la posesión nunca fue defensiva, es decir, tener el balón para que no te ataquen, sino que quería la pelota para marcar más goles. Estuvo en varias ocasiones cerca de emular el resultado de la final de Kiev, el 4-0 que coronó la época más gloriosa de esta Selección. Esa fiesta no tuvo premio, sí la del Bernabéu, que olvidando los pitos iniciales a Piqué, se volcó. Sobre todo con Villa. Ya con el resultado establecido, pidió constantemente a Lopetegui que saliese el Guaje al campo. Y saltó. Jugó cinco minutos, pero tanto el de Tuilla como la grada lo disfrutaron. El Mundial ya está ahí. Ahora toca ganarlo de nuevo.

Ficha técnica:

3 - España: De Gea; Carvajal, Piqué, Sergio Ramos, Jordi Alba; Busquets, Koke, Iniesta (Morata, m.72); Isco, Marco Asensio (Saúl, m.78) y Silva.

0 - Italia: Buffon; Spinazzola, Barzagli, Bonucci, Darmian; De Rossi, Verratti; Candreva (Éder, m.70), Insigne, Immobile (Gabbiadini, m.78) y Belotti (Bernardeschi, m.70).

Goles: 1-0, m.13: Isco. 2-0, m.40: Isco. 3-0, m.77: Morata.

Árbitro: Bjorn Kuypers (HOL). Amonestó a Verratti (4) y Bonucci (12) por Italia.

Incidencias: encuentro correspondiente a la séptima jornada del Grupo G de clasificación al Mundial 2018 disputado en el estadio Santiago Bernabéu ante 73.628 aficionados.

España es mejor que Italia y por eso le ganó. Esta inocente afirmación nos la tirarían en cara cientos de miles de españoles que sufrieron en sus carnes eso de que Italia no se merecía ganar, pero ganaba. El fútbol no entiende de merecimientos. El fútbol entiende de fútbol y generalmente, el que mejor lo hace, sea a través del estilo que sea, gana. Y ahora mismo, no hay nadie mejor que España. Que luego llegará el Mundial y caerá en cuartos, porque esas cosas pasan, pero España le ganó a Italia porque fue muchísimo mejor en todos los aspectos del juego, al que añadió la finura de la perfección técnica, y en el fútbol actual no hay muchos que representen esa perfección mejor que Francisco Alarcón.

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