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Scolari se olvida del fútbol y lleva a Brasil a la guerra contra todos
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AVISA QUE ÉL ES UN TIPO AGRESIVO

Scolari se olvida del fútbol y lleva a Brasil a la guerra contra todos

"Yo soy un poco agresivo, ya no aguanto ser tan educado". Las palabras de Scolari definen el carácter de una selección que ha dado una patada a su estilo

Foto: Scolari protesta una acción durante el Brasil-Chile (EFE)
Scolari protesta una acción durante el Brasil-Chile (EFE)

"Yo soy un poco agresivo, ya no aguanto ser tan educado. Estamos siendo muy caballerosos, cordiales y educados". Estas palabras de Luiz Felipe Scolari definen el carácter de una selección que ha dado una patada en toda la espinilla a su estilo, a su manera de entender el fútbol. La agresividad que el seleccionador brasileño va a pasear a partir de ahora en la Copa del Mundoes la seña de identidad de su fútbol. Poco le importa traicionar la historia futbolística de su país. Para el técnico no cuenta el cómo. Sólo vale el resultado final.

Scolari es un tipo duro, amigo de llevar todo al extremo, empezando por la política y terminando con sus constante actuación sobre la banda. No deja en paz a los árbitros y, si puede, a los rivales. Quiere jugar con ese factor ambiental y presionar a los contrarios y a los que imparten justicia desde el primer minuto de cada partido. Con sus jugadores ha sido claro. "Pasa el balón, el jugador, no". Ya se ha olvidado de la palabra y el convencimiento de los primeros días. Busca la batalla, la guerra en la que se siente tan cómodo. Y si lo dudan, pregunten a Rodrigo Paiva, jefe de prensa de la selección, y que ha sido sancionado con un partido por agredir al chileno Pinilla. ¿Qué hacía ahí? ¿Es el primer y fiel servidor de Scolari en eso de llevar todo al límite?

Capaz de ensalzar la figura de Pinochet años atrás y defensor de la guerra como medio para conseguir objetivos, Scolari quiere llevar al límite los partidos. A la hora de confeccionar la lista de 23 convocados para el Mundial quería fieles, soldados capaces de llevar al terreno de juego sus órdenes sin rechistar, sin mirar hacia el buen gusto. Por eso se explica la presencia de jugadores como Fred o Jo y la ausencia de, por ejemplo,Coutinho. Tenía claro que su equipo debería girar alrededor de Neymar y para ello ha tirado de jugadores disciplinados y que asumieran el mando del entrenador y del azulgrana. No hay otra opción ni otra vía posible.En esta ocasión ha intentado suavizar alguna de sus posiciones sociales y políticas, como admitir la homosexualidad, algo que ha rechazado de pleno en anteriores ocasiones. Ya del matrimonio, ni hablamos.

Scolari incendia a sus jugadores en los minutos previos al inicio de los partidos. Del vestuario salen que echan fuego por la boca, tal y como demuestrala interpretación que hacen del himno,quelleva a unos a llorar, como el caso de Neymar o Thiago Silva, o a otros a gritar como si se terminara el mundo, como David Luiz. Hay que recordar que en su etapa como seleccionador portuguéscantaba el himno luso como el que más.

Con la pelota en juego, Scolari y sus jugadores se comen a los rivales y a los árbitros en cada falta, en cada aproximación al área contraria o porque les apetece, que por algo juegan en casa. Lo curioso es que el seleccionador brasileño se ha quejado del trato arbitral que está recibiendo. Tal cual. Las volteretas de Neymar, los aspavientos de Alves o esas protestas de David Luiz. Todo vale con tal de impresionar. El talento no cuenta, al menos el futbolístico. El otro, mucho.

Tostao, legendario jugador brasileño, ya ha dicho que su selección no seguiría con vida en el Mundial en caso de no jugarse en Brasil. Scolari ni entiende ni comparte esas palabras. Quiere que todos vayan a una y no logra entender cómo alguien es capaz de no apreciar ese otro fútbol que practica la pentacampeona, ese que nada tiene que ver con la historia y sí con el resultadismo puro y duro.

Las críticas al juego del equipo son considerada por Scolari como ataques a la integridad de Brasil. Y es que su libro de cabecera es el 'Arte de la Guerra',un escrito con 25 siglos de vida en el que se explica que la victoria tiene mucho de moral y convencimiento, más que de las posibles habilidades. Vamo,s que poco fútbol y mucha mentalización. Al precio que sea.

"Yo soy un poco agresivo, ya no aguanto ser tan educado. Estamos siendo muy caballerosos, cordiales y educados". Estas palabras de Luiz Felipe Scolari definen el carácter de una selección que ha dado una patada en toda la espinilla a su estilo, a su manera de entender el fútbol. La agresividad que el seleccionador brasileño va a pasear a partir de ahora en la Copa del Mundoes la seña de identidad de su fútbol. Poco le importa traicionar la historia futbolística de su país. Para el técnico no cuenta el cómo. Sólo vale el resultado final.

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