Es noticia
Del Bosque o cuando un contrato puede llegar a ser una condena
  1. Deportes
  2. Fútbol
EL SELECCIONADOR DUDA DE SI SEGUIR O NO

Del Bosque o cuando un contrato puede llegar a ser una condena

Del Bosque tiene dos años más de contrato, pero quiere ayudar a la RFEF y sabe que eso pasa por un cambio en el banquillo... que Villar no piensa aceptar

Foto: Vicente del Bosque después de caer derrotado ante Chile. (AP)
Vicente del Bosque después de caer derrotado ante Chile. (AP)

“Situaciones así suelen tener consecuencias”, afirmó Del Bosque con la derrota aún caliente y sobre el mismo césped de ese Maracaná que ha pasado a ser de manera definitiva un estadio maldito para el fútbol español. El seleccionador lo tiene claro. No es una decisión que llegue por la prematura eliminación, era algo que tenía pensado en caso de no cumplir, de generar un clima complicado con una mala prestación de la todavía campeona del mundo. Lamentablemente, esa expectativa ha superado cualquier previsión. Es una decisión fría, meditada.

Del Bosque tiene dos años más de contrato, pero su intención es ayudar a la Federación y, en estos momentos, sabe que esa aportación de técnico que llevó a España a lucir la estrella de campeona del mundo sólo puede llegar con un cambio en el banquillo. Ley de fútbol. Guste o no. Este deporte no tiene memoria y pronto olvida los logros del pasado. Son historia.

Ángel María Villar no piensa aceptar esa renuncia. No contempla una selección sin Del Bosque alrededor de ella. Pasará un tiempo antes de que llegue una decisión definitiva, pero se avecinan días duros en Curitiba mientras se espera el partido que nadie quiere jugar, un choque intranscendente entre dos selecciones eliminadas y, como ha sucedido en el caso de España, humillada. Siete goles en contra y uno a favor, de penalti por cierto.

Ahora llega el momento de analizar lo sucedido, del clima que ha vivido la Selección desde que el 26 de mayo se iniciara la concentración en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas. Con una exposición comercial excesiva, tal y como reclama su condición de campeona, los cambios respecto a anteriores concentraciones no han sido excesivos, pero sí que han tendido a más aislamiento en comparación con otras grandes citas. Incluso en el avión que llevó al equipo a Curitiba procedente de Washington, los jugadores invitaron a las azafatas a no acceder a su zona. “Llevo 20 años volando y es la primera vez que me sucede algo así y esto es como mi casa”, comentaba entre indignada y sorprendida una de ellas.

La semana en Estados Unidos se completó con dos días de sesiones dobles y otros dos entrenamientos antes del partido ante El Salvador. Normalidad pese al excesivo celo de los jugadores a la hora de mezclarse con los clientes o con los periodistas, algo complicado cuando se trata de un hotel de cinco estrellas como el Mandarín. De hecho, un pasillo que comunicaba las habitaciones con el salón que servía de comedor fue ‘limpiado’ por completo durante dos días. Nadie podía pisarlo. Ni curiosos, ni clientes, ni periodistas. Molestaba a los jugadores, dijeron.

Cuatro años atrás, el periodo de acumular energía y oxígeno tuvo lugar en Austria, en plenos Alpes. En esta ocasión se buscó el dinero y la tranquilidad de Estados Unidos. De allí se viajó a Curitiba. Otras diez horas de vuelo. Frío y condiciones muy diferentes a las que se tuvieron en Salvador y Río.

El lugar de concentración fue elegido expresamente por Toni Grande y María José Claramunt, directora de la Selección, y fue cuestionado por jugadores y directivos. Más allá de si el clima y el ambiente eran los ideales para preparar partidos jugados a quince grados más de temperatura, no gustó la residencia. En Caju, fue un búnker. Un entrenamiento abierto al público y porque lo manda la FIFA. Los resultados han dictaminado que la preparación no ha sido la correcta. No hay duda posible.

Ahora, la incógnita es saber hasta dónde debe llegar ese cambio que siempre aparece tras derrotas estrepitosas. Es cierto que una selección no es igual que un equipo, que los tiempos y las urgencias son otras muy distintas, pero un fallo así salpica a todos los niveles, empezando por directivos, siguiendo por ejecutivos, pasando por el cuerpo técnico y terminando por jugadores. La historia existe y no se puede olvidar, pero no se respeta.

“Situaciones así suelen tener consecuencias”, afirmó Del Bosque con la derrota aún caliente y sobre el mismo césped de ese Maracaná que ha pasado a ser de manera definitiva un estadio maldito para el fútbol español. El seleccionador lo tiene claro. No es una decisión que llegue por la prematura eliminación, era algo que tenía pensado en caso de no cumplir, de generar un clima complicado con una mala prestación de la todavía campeona del mundo. Lamentablemente, esa expectativa ha superado cualquier previsión. Es una decisión fría, meditada.

Vicente del Bosque
El redactor recomienda