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La noche en la que, por primera vez, se cuestionó alguna decisión de Del Bosque
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TENSIÓN EN EL REGRESO A CURITIBA

La noche en la que, por primera vez, se cuestionó alguna decisión de Del Bosque

De puertas para dentro, el análisis fue más duro. Empezando por Del Bosque y sus decisiones: coinciden en que esta Selección necesita algo nuevo

Foto: Los jugadores de la selección española al término del partido contra Holanda (Efe).
Los jugadores de la selección española al término del partido contra Holanda (Efe).

Si el partido ante Holanda fue el peor de la historia de Del Bosque como deportista, la noche no fue mejor. A la una y cuarto de la madrugada la Selección llegaba a Caju, su cuartel general durante el Mundial. Dos horas y media de vuelo desde Salvador de Bahía, el más largo de la historia reciente de la España. El silencio y la tensión presidieron la vuelta al hogar. Ningún gesto. Cada uno a lo suyo. Nadie quiso levantar la voz. Las cosas se las dijeron en el vestuario y la siguiente charla llegará este sábado a lo largo del día.

Del Bosque y los suyos volvieron a ver el partido, a buscar los fallos, a encontrar explicaciones. La escena se repitió cuatro años después, pero en esta ocasión el análisis no invita al optimismo. El partido ante Holanda en poco se pareció al de Suiza de Durban. Y es que España desapareció tras el gol del empate de Van Persie. Se desmoronó el portero y con él todo el equipo.

Los jugadores se recluyeron. Cada uno en su habitación. Nada de reuniones. Se encerraron buscando cada uno su manera de desahogarse. El teléfono y los mensajes a periodistas y amigos presentes en Brasil fueron la válvula de escape. Por el cambio horario, la comunicación con España, casi nula. Le dieron vueltas al partido. Una y otra vez.

Todos tenían su particular versión de lo sucedido, pero ninguno hablaba de mala suerte. Si de cara al exterior todos señalaron que el grupo era el que ganaba y perdía, en la soledad de la habitación, el análisis era más duro, empezando por Del Bosque y sus decisiones. Cada uno piensa de una manera, pero en lo que coinciden es que esta Selección necesita algo nuevo, energía, fuerza, velocidad. La sensación que algunos jugadores obtuvieron es que ya se tiene que terminar aquello de jugar por decreto o por curriculum.

La moral no está por las nubes. Ven la eliminación cerca, pero siguen confiando en sus fuerzas, en sus posibilidades. Saben que lo tienen complicado y que deben ganar a Chile y Australia y después esperar la buena voluntad. No hay más. El error ya está cometido y no queda margen. Confiesan y prometen entrega y pelea, pero el problema es que ahora mismo la duda se ha instalado en una Selección que se llevó un tremendo manotazo en la cara.

Del Bosque no quiere señalar a nadie, pero sabe que debe haber cambios. Así lo ha hablado el cuerpo técnico y así hará. Su preocupación es Casillas. Sabe que el portero no estuvo bien y sentarle sería señalarle y quizás poner punto y final a su trayectoria con la Selección. Sigue confiando en él y los cambios no pasan por el portero. Recuerden lo que dijo hace cuatro años cuando todas las críticas se cebaron con Busquets: “Yo, si volviera a ser futbolista, me gustaría ser como Busquets”. Algo parecido dirá de Casillas en los próximos días.

Si el partido ante Holanda fue el peor de la historia de Del Bosque como deportista, la noche no fue mejor. A la una y cuarto de la madrugada la Selección llegaba a Caju, su cuartel general durante el Mundial. Dos horas y media de vuelo desde Salvador de Bahía, el más largo de la historia reciente de la España. El silencio y la tensión presidieron la vuelta al hogar. Ningún gesto. Cada uno a lo suyo. Nadie quiso levantar la voz. Las cosas se las dijeron en el vestuario y la siguiente charla llegará este sábado a lo largo del día.

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