Modric, el niño que se forjó con espinilleras de madera, amenaza a Brasil en su Mundial

Hoy, por fin, comienza el Mundial de Brasil y lo hace con un partido por todo lo alto. El conjunto afitrión se enfrenta a Croacia, un equipo quizá con no demasiado nombre pero con muchísima calidad, que puede poner en peligro a la pentacampeona del mundo. Y, sin duda, uno de los jugadores más destacados del combinado croataes Luka Modric, un hombre en plena madurez deportiva. De origen humilde, de pequeño vivió la guerra muy de cerca: de hecho, el conflicto de los Balcanes le obligó a trabajar más duro para conseguir su sueño de ser futbolista. ¿Cómo? Con unas espinilleras de madera.

Cuando Modric contaba sólo con seis años, estalló la guerra. Con su padre alistado en el ejército croata, el joven vería cómo mataban a su abuelo cerca de su casa en Obrovac. Para evitar males mayores, su madre decidió trasladarse con su familia a Zadar, donde el pequeño Luka empezó a interesarse de verdad por el balón. El menudo niño se pasaba todo el día con el esféricoen sus pies, golpeando las paredes y sorteando todos los obstáculos que le iban saliendo a su paso. A pesar de la pobreza extrema que soportaba su familia, siempre dieron a Luka todas las facilidades para conseguir su objetivo.

La gran calidad que demostraba en sus primeros pasos con el balón hizo a su familia confiar en sus posibilidades. Y, con 10 años, comenzó el sueño: después de jugar durante varios días un torneo en Italia, al pequeño Modric le iba a surgir la oportunidad de empezar a jugar en serio. Tomislav Basic, jefe de la cantera del Zadar, decidió fichar al joven jugador, en el que veía una gran proyección, por lo que se volcó para ayudarle: "Eran muy pobres, no tenían dinero para materiales, así que decidí hacerle una espinilleras de madera que aún conservo, porque sabía que iba a ser un gran jugador", relató a Marca.

Con esas espinilleras de madera, el joven jugador iba a empezar a destacar en el Zadar, lo que le permitió dar el salto al Dinamo de Zagreb en 2003. Un año después, ya debutó en la primera división croata, donde dejó claro que era un jugador de otro nivel. Cuatro años después, su fichaje por el Tottenham le sirvió para probar un fútbol más físico y de mayor velocidad en el toque, que se adaptaba a la perfección a las cualidades de Modric. Tras cuatro temporadas al más alto nivel, el buen ojo de José Mourinho le permitió fichar por el Real Madrid, donde se ha convertido en un jugador imprescindible.

El entrenador portugués decidó, por exigencias del guión en el conjunto blanco, retrasar su posición al mediocentro... y surgió la magia. Desde ese momento, se ha convertido en uno de los timones del equipo y, en dos años, ha llegado a levantar una Supercopa de España, una Copa del Rey y una Liga de Campeones. Una vez terminada la temporada, ha llegado el momento de ir con su selección, con la que tratará de llegar tan lejos como lo hizo la mítica Croacia de Davor Suker en el Mundial de Francia 1998, donde acabó tercera en su primera participación en el torneo.

Ahora, los croatagiran en torno al buen fútbol que despliega Modric que, junto a Ivan Rakitic, están llamados a ser los motores de la medular de su equipo. El Mundial de Brasil 2014 será el de la consolidación del madridista en el fútbol:"La guerra me hizo más fuerte. Fueron tiempos durísimos para mí y para mi familia. No quiero arrastrar ese tema para siempre, pero tampoco me quiero olvidar de ello", asegura Modric siempre que se le recuerda su pasado. El niño que se hizo grandegracias a unas espinilleras de madera quiere amargar el debut de Brasil en su Mundial. Ha llegado su hora de la verdad.