Indignación mundial por el arbitraje en Sudáfrica

"Ese gol era muy importante para nosotros. No comprendo cómo en estos tiempos, con tanta tecnología, todavía estamos hablando de esto. Hemos tenido errores, pero el árbitro ha cometido el más grande de todos". Estas eran las palabras de un Fabio Capello enfadadísimo tras la eliminación de Inglaterra del Mundial de Sudáfrica. Echar las culpas de una derrota a un colegiado puede sonar a tópico o a una excusa sin fundamento, pero lo cierto es que el técnico italiano tenía toda la razón.

Y es que los errores garrafales como los que se han visto este domingo en los octavos de final del Mundial de Sudáfrica, han reabierto el debate sobre el rearbitraje con vídeo en el fútbol. Dos partidos y dos fallos que pasarán a la historia de los mundiales.

 En el Alemania-Inglaterra, el árbitro uruguayo Jorge Larrionda no concedió un gol ‘fantasma’ del inglés Frank Lampard, pese a que el balón rebasó medio metro la línea de meta. En el Argentina-México el italiano Roberto Rosetti concedió, en cambio, uno al argentino Carlos Tévez en un fuera de juego más que evidente.

Un gol hubiese supuesto el empate a dos de Inglaterra; el otro, dio alas a una Argentina que estaba siendo arrollada por el juego de México. Dos jugadas con el mismo protagonista --el árbitro-- que ha acabado con la paciencia y la ilusión de millones de personas, y a la postre han podido cambiar el rumbo de la propia cita internacional.

La situación más 'cómica' de la jornada se vivió en el Argentina-México. El gol de Tévez no sólo fue en clarísimo fuera de juego, sino que se pudo ver repetido por los videomarcadores del Soccer City ante la estupefacta mirada de aficionados, jugadores y colegiados. Los de Aguirre entraron en cólera al ver semejante espectáculo. Se llevaron las manos a la cabeza y rodearon al colegiado mostrando sus protestas mientras señalaban a los videomarcadores. Finalmente el árbitro consultó con sus asistentes y decidió que el gol era legal. El resultado, murmullo incesante en las gradas y silencio e indignación sobre el terreno de juego.