El colapso de Ancelotti y el poder de la amistad: cómo despedir al mejor entrenador de tu historia
A la espera de la oficialidad, el italiano se marcha del Madrid como el técnico más exitoso de la historia. Espera un homenaje a la altura pese a la mala imagen del Clásico y del año
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"Fue competido e igualado. He visto un partido entre dos grandes equipos. No hay nada que reprochar a nivel de compromiso. No ha salido bien, pero lo hemos competido hasta el último minuto". Con estas palabras, Carlo Ancelotti justificó en rueda de prensa la derrota ante el FC Barcelona por 4-3 en Montjuic que certificaba un campeonato liguero para los culés. El equipo de Hansi Flick solo necesita sumar dos puntos más que los madridistas con nueve por jugarse. Un campeón virtual.
Pese al argumento del italiano, en el campo se vio algo diferente. El resultado corto se explica por un inicio ramplón de los blaugranas y por su falta de acierto una vez superó la energía del Real Madrid. Los mismos errores que se llevan viendo durante toda la temporada desde el banquillo de Carletto. Es cierto que el equipo no se cayó y que el hambre de Mbappé —la imagen del francés sale reforzadísima gracias a sus últimas semanas de competición, y apuntando a pichichi— sostuvo a los suyos, pero la superioridad culé fue, por momentos, pavorosa para la afición blanca.
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Ancelotti se marchará como el técnico con más títulos de la historia del club gracias a 15 trofeos, entre los que se incluyen tres Champions League. Florentino Pérez llevaba meses con la idea de traer a Xabi Alonso de vuelta a casa, esta vez como entrenador, y la imagen del Real Madrid en el final de temporada es paupérrima. A la hora de repartir culpas, tocará señalar a la dirección deportiva madridista y a su falta de inversión en posiciones clave tras las lesiones (lateral derecho, defensa central...), pero Carletto acumula cuatro derrotas en cuatro partidos contra el Barça... encajando 16 goles.
Pese a la falta de criterio en los últimos mercados del Madrid —dejar a Toni Kroos, su mejor centrocampista organizativo, sin sustituto, solo se puede catalogar de absurdo—, el colapso de Carletto se escribe en sus propias convicciones, esas que le llevaron a ganar todo lo que se podía ganar en Europa.
Carlo Ancelotti: "El entrenador tiene mucho poder. Puedo elegir entrenar a las cinco de la mañana, digo quién va a jugar y quién no. Pero, al final, es una relación entre personas. Es el aspecto más importante. Tener una relación personal es capaz de sacar más del profesional". pic.twitter.com/PL9lZumzbe
— Roberto Parrottino (@rparrottino) December 23, 2024
El chiste del poder de la amistad (la chanza con más cariño que colmillo sobre el libreto de entrenador de mano blanda y gestor de vestuarios por encima de estudios del fútbol) escondía una realidad: el italiano siempre ha puesto los galones por encima de todo. Si moría, sería con los suyos, y con los suyos murió su proyecto. Así se explica que Lucas Vázquez haya seguido disputando minutos de alta competición como lateral derecho o que Arda Güler solo haya recibido oportunidades reales con todo perdido cuando Rodrygo acumulaba su peor racha de rendimiento en el Real Madrid durante largos meses.
"Si moría Ancelotti, sería con los suyos, y con los suyos murió su proyecto"
Xabi Alonso, bendecido por el propio Ancelotti ("tiene todas las puertas abiertas porque ha demostrado ser uno de los mejores entrenadores del mundo"), tendrá la tarea de ilusionar de nuevo a varios futbolistas que lo han ganado todo... y parecen faltos de hambre de títulos. A diferencia de lo que parecía la pasada temporada, lo hará con un temible Barça en frente, con Flick y Lamine Yamal (y sus 17 años) a la cabeza. La misión no parece fácil, pero tampoco hay que olvidar que la plantilla del Real Madrid acumula talento a raudales, más allá de los agujeros a subsanar en el mercado de traspasos.
A la espera del madridista
La "luna de miel" de Ancelotti y el Real Madrid, como él mismo ha catalogado su estancia, se acaba. Si algo ha obsesionado al italiano, es que su salida se produzca en los mejores términos. Florentino Pérez decidió que, hasta que el título liguero no estuviese sentenciado, no oficializaría el despido de su entrenador, al que todavía le unía un año de contrato con la entidad merengue.
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Ahora, el Santiago Bernabéu acogerá dos partidos (Mallorca y Real Sociedad) cuyo único aliciente será el posible pichichi de Mbappé (27 goles por 25 de Lewandowski) y despedir a Carletto. Existe rabia en el aficionado por la desastrosa imagen ofrecida en Champions y Clásicos, pero se espera una despedida a la altura de la leyenda de Ancelotti. El madridista tendrá que medir su enfado... y a quién señala.
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La temporada se cierra con el escaso botín de la Copa Intercontinental y la Supercopa de Europa, títulos menores, a la espera del novedoso Mundial de Clubes. Quedan muy lejos las imágenes de Carletto celebrando los trofeos mientras se fumaba un puro. El pasado año, el italiano explicó la instantánea: "No, no fumo puros. Era solo una foto con mis amigos. Sí, estos jugadores son mis amigos". Nada es para siempre, ni siquiera el poder de la amistad.
"Fue competido e igualado. He visto un partido entre dos grandes equipos. No hay nada que reprochar a nivel de compromiso. No ha salido bien, pero lo hemos competido hasta el último minuto". Con estas palabras, Carlo Ancelotti justificó en rueda de prensa la derrota ante el FC Barcelona por 4-3 en Montjuic que certificaba un campeonato liguero para los culés. El equipo de Hansi Flick solo necesita sumar dos puntos más que los madridistas con nueve por jugarse. Un campeón virtual.