Arthur Melo, de ser el nuevo Xavi a pelear por una tercera vida para reengancharse al fútbol
El brasileño, que llegó al Barcelona con la vitola de mediocentro todoterreno capaz de poder sustituir a toda una leyenda del club, no ha jugado un solo minuto en lo que va de curso
El fútbol es un deporte caprichoso, en el que jugadores que brillan en un determinado equipo, no son capaces de continuar con sus éxitos en otros. Si fuera tan fácil como simplemente dar patadas con los pies a un balón, muchos habrían llegado a la elite. Pero existen muchos factores que provocan que no todo el mundo consiga llegar a ser profesional e, incluso, que algunos que lo consiguen, apaguen la llama de su fútbol con el paso de los años.
Es el caso de Arthur Melo, un futbolista que parecía que lo tenía todo para triunfar y que, ahora, busca el último tren al que subirse para volver a sentirse jugador. Después de brillar en su Brasil natal y dar el salto cualitativo en dirección al Barcelona, su fútbol no llegó al nivel esperado y terminó convirtiéndose en un deportista trotamundos y carne de banquillo. Tras un breve repunte, parecía que recuperaba la confianza... pero nada más lejos de la realidad.
Arthur debutó en Gremio en 2015, cuando solo tenía 19 años. No tardó demasiado en convertirse la manija del medio del campo del conjunto brasileño, erigiéndose en la gran figura del equipo. Tanto que llevó a su club a ganar el Campeonato Gaúcho, la Copa de Brasil y, sobre todo, la Copa Libertadores. Los grandes de Europa empezaban a fijarse en un futbolista que ya había debutado con la canarinha y que, por estilo de juego, se le empezaba a comparar con Xavi Hernández.
Así, sería el Barcelona el encargado de desembolsar 40 millones para hacerse con el mediocentro del futuro. Pero no terminó de explotar como se esperaba: a pesar de no tardar demasiado en convertirse en titular, no logró aportar todo lo que se esperaba de él. O, mejor dicho, pronto se le exigió ser un tipo de jugador que no era y el Barça encontró una solución: una operación a varias bandas con la Juventus para venderlo e incorporar a Miralem Pjanic.
Tras dos temporadas como azulgrana, el jugador que había llegado al Barcelona para convertirse en el nuevo Xavi era traspasado a la vecchia signora, donde la falta de confianza y las lesiones se hicieron presentes. Tras dos temporadas con poco protagonismo, en la 2022-23 salió cedido en dirección al Liverpool, donde fue absolutamente intrascendente: trece minutos en un partido de Champions League fue toda su aportación en un año para el olvido.
El brasileño era consciente de que tenía que revitalizar su carrera para volver a encontrar la felicidad sobre el césped, pero la Juventus volvía a condenarle a otra cesión, esta vez, a la Fiorentina. Y lo cierto es que Arthur fue capaz de ganarse un puesto en el once inicial, en una buena temporada donde jugó 48 partidos para volver a sentirse futbolista. Su último encuentro oficial fue la final de la Conference League, en la que los italianos cayeron contra Olympiacos.
Ese despertar en Europa del futbolista que había enamorado con Gremio provocó que la Juventus decidiera quedárselo para este curso. Pero ya metidos en enero, Arthur no ha jugado un solo minuto con el equipo bianconero y ya empieza a buscar novias que le quieran en el mercado de invierno. Empiezan a sonar clubes interesados en el jugador, como el Olympique de Marsella o el Girona, entre otros, pero el principal problema es el elevado sueldo que percibe.
Sea como fuere, a sus 28 años, Arthur Melo continúa buscando la felicidad perdida con el balón. Ese futbolista que triunfó en Brasil y que llegó al Barcelona para convertirse en el nuevo Xavi, no termina de encontrar el camino para seguir mostrado su fútbol y, tras casi media temporada en el ostracismo, busca una nueva cesión en invierno para poder volver a jugar. Aquel brasileño que lo tenía todo para ser el mediocentro del futuro continúa sin explotar al más alto nivel.
El fútbol es un deporte caprichoso, en el que jugadores que brillan en un determinado equipo, no son capaces de continuar con sus éxitos en otros. Si fuera tan fácil como simplemente dar patadas con los pies a un balón, muchos habrían llegado a la elite. Pero existen muchos factores que provocan que no todo el mundo consiga llegar a ser profesional e, incluso, que algunos que lo consiguen, apaguen la llama de su fútbol con el paso de los años.
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