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"Estamos sufriendo y somos familias humildes": los otros afectados de las obras del Bernabéu
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"Estamos sufriendo y somos familias humildes": los otros afectados de las obras del Bernabéu

Los puestos de los aledaños del Santiago Bernabéu han sido desplazados por las obras del estadio y no regresan a la calle que ya ha finalizado su reforma. Los trabajadores están inquietos por la situación y las ventas se resienten

Foto: Imagen de un puesto del Bernabéu con bufandas de Bellingham y Mbappé. (EFE/Óscar Maya)
Imagen de un puesto del Bernabéu con bufandas de Bellingham y Mbappé. (EFE/Óscar Maya)

De las protestas vecinales que han cancelado los conciertos a las de las familias de los puestos del Bernabéu. Un estadio de fútbol sin puestos de bufandas, banderas, pipas y refrescos en los aledaños, es un campo que pierde alma. Este es el paisaje del Bernabéu desde el comienzo de las obras y con un punto caliente. La reforma de la calle Rafael Salgado está finalizada, pero los puestos han desaparecido. Los han desplazado un kilómetro arriba, lejos de sus habituales puntos de venta.

Las consecuencias son graves, ante la falta de información que recibe este colectivo, por la disminución en la facturación de los trabajadores de unos puestos legales y necesarios. No solo para el paisaje con el que nació el estadio. Hacen un servicio a los aficionados, dan color a los partidos y colaboran en la seguridad con la Policía.

"Estamos alarmados. Somos ochenta puestos, ochenta familias que estamos sufriendo y la calle Rafael Salgado está funcionando al cien por cien", comenta Javier Herrero, delegado y representante de la asociación de puestos del Bernabéu, a El Confidencial.

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Para ponerse en situación. Los puestos en los aledaños del Bernabéu empezaron a funcionar a finales de los años 60 y han ido pasando de generación en generación. Desde que hacían banderines y pañuelos del Real Madrid y no existían los productos oficiales que hoy se comercializan en las tiendas. Eran los puestos los que abastecían la demanda de los aficionados y que hoy tienen licencia oficial para vender la marca Real Madrid. Con el paso de los años, se han ido adaptando a todos los cambios de normativa.

Con el covid, empezó un calvario. Quedaron tocados y perjudicados por el parón de la actividad. Después, padecieron las restricciones de aforo al estadio. Menos aficionados, menos ventas. Al mismo tiempo, se han tenido que ir adaptando a las obras del Bernabéu y los han desplazado de su ubicación habitual. Los puestos, sus familias, han sobrevivido y esperaban con paciencia las distintas fases de finalización de las obras.

Con la obra de la calle Rafael Salgado terminada, no han vuelto a ocupar su espacio. "La razón que nos dan es que la calle no está recepcionada y tenemos inquietud porque otros colectivos, como las terrazas de los bares y kioscos, sí han vuelto a funcionar. Queremos creer que es un problema burocrático. Hemos hablado con los vecinos y nos dicen que no somos un problema. Hemos ido a hablar con el Ayuntamiento y la comunicación, que durante cincuenta años ha sido fluida y normal, se ha vuelto difícil. Fuimos a un pleno a decir que queríamos volver a Rafael Salgado. Ahora hay más espacio que nunca y tenemos informes favorables de la policía, que nos utiliza como una base de control, los bomberos y protección civil", comenta Javier Herrero.

Nervios e inquietud

La incertidumbre por saber cuándo podrán regresar a su ubicación en la zona norte del estadio o si hay algún modo de actuación que se les oculta está generando demasiados nervios. Así lo expresa el representante de los puestos del Bernabéu: "Las ventas se resienten y lo estamos pasando mal. Con el covid y el estadio funcionando a mínimos, fue difícil. Las obras las entendimos como lógicas. Hasta nosotros tenemos un plan de modernización para cambiar las carpas, siempre nos adaptamos a todo y no queremos abrir un frente al Ayuntamiento. Pero nuestra actividad no ha vuelto a una calle terminada y tranquila como es Rafael Salgado. Solo queremos información. La inquietud de no saber si vamos a volver o no es grande y nos preocupa".

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El escenario es delicado desde que comenzaron las obras del Bernabéu para un colectivo vulnerable. Su economía se resiente. Los apoyos de los aficionados y peñistas, que se extrañan de no verlos en los aledaños, crecen con peticiones en las redes sociales para solucionar esta situación. Podría llegar, incluso, a la Asamblea de socios compromisarios. "Si nos quitan y nos ponen a un kilómetro del estadio, vamos a desaparecer. Quiero pensar que el Ayuntamiento se ha bloqueado con los problemas con los vecinos. Pero a nosotros la gente nos echa de menos y dicen: '¿Dónde está el puesto de las pipas y las bufandas?'", explica Javier Herrero, de 52 años, que se ha criado en los aledaños del Bernabéu, en el puesto de trabajo de su padre y que ahora regenta.

Los puestos del Bernabéu no han vuelto a la calle Rafael Salgado, con las obras ya finalizadas. No están en la Castellana, la más comercial, por las obras del aparcamiento. En la calle Padre Damián no se pueden ubicar porque está reservada para los VIPS y la Policía Nacional por razones de seguridad. Algunos puestos se mantienen más comprimidos en la calle Concha Espina y el resto han sido desplazados.

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Durante los meses de julio y agosto se les permitió estar en la calle Rafael Salgado. Era el verano duro, de altas temperaturas y, en época de conciertos, hacían un servicio importante a los fans que pasaban días en las colas y necesitaban refresco. Llegó el 30 de agosto y los puestos recibieron una ampliación del decreto para enviarles, de nuevo, fuera de la calle Rafael Salgado. Un golpe inesperado.

Los puestos, como todos los vendedores ambulantes, renuevan su licencia en el mes de diciembre. "Nos hemos adaptado a todos los eventos, a las diferentes leyes y siempre con comunicación. Somos, incluso, un freno a la venta ilegal. Eso nos dice la Policía. Pero ahora estamos nerviosos", concluye Javier Herrero, preocupado por ver en peligro el trabajo de toda la vida de muchas familias.

De las protestas vecinales que han cancelado los conciertos a las de las familias de los puestos del Bernabéu. Un estadio de fútbol sin puestos de bufandas, banderas, pipas y refrescos en los aledaños, es un campo que pierde alma. Este es el paisaje del Bernabéu desde el comienzo de las obras y con un punto caliente. La reforma de la calle Rafael Salgado está finalizada, pero los puestos han desaparecido. Los han desplazado un kilómetro arriba, lejos de sus habituales puntos de venta.

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