"Un campeón nunca descansa": Lamine Yamal o cuando jugar es obligatorio (pese al miedo culé)
El extremo del Barcelona solo ha necesitado cinco partidos para convertirse en el gran referente de su equipo y confirmar que lo sucedido en la Eurocopa no es flor de un día. Pero la afición tiene cierto miedo a que las lesiones aparezcan
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Lamine Yamal ya es la gran alegría del Barcelona. El conjunto azulgrana, que llegaba al nuevo curso con solo un par de retoques, con la cantera como base y con el ejemplo de lo sucedido la pasada temporada como mayor miedo, ha encontrado un nuevo ídolo al que agarrarse. Ya el pasado año dio chispazos de lo que era capaz, descosiéndola en la Eurocopa como líder de España. Solo unas semanas después, sigue confirmando que no fue flor de un día y que ha llegado para quedarse.
El Barcelona no tiene nada que ver con el del pasado curso, al menos, en lo que a resultados se refiere. La plantilla es muy parecida, salvo ligeros retoques que han cambiado la cara del equipo, parece que para bien. Hansi Flick ha dado con la tecla, Dani Olmo empieza a mostrar galones, Robert Lewandowski se ha entonado y, sobre todo, Lamine Yamal ha dado un paso al frente para convertirse en el futbolista más determinante del equipo. Su partidazo ante el Girona es el mejor ejemplo.
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El internacional español empieza a demostrar que, a pesar de tener solo 17 años, tiene cualidades y cabeza como para ser una estrella mundial en cuestión de años. Tiene fútbol, tiene desparpajo, tiene calidad, tiene valentía y, sobre todo, minutos para continuar creciendo. Pero no es menos cierto que existe cierto temor entre el barcelonismo: los continuos esfuerzos a los que está sometido, casi sin descanso, y que provocan que haya miedo a que se produzca otro caso Ansu Fati o Pedri.
Yamal es uno de esos futbolistas a los que solo hace falta ver cómo acaricia el balón en un control para entender que es diferente a los demás. Es joven y tiene físico suficiente para aguantar los esfuerzos, pero en una temporada tan larga como la actual, las lesiones van a estar más presentes que nunca. Solo hay que mirar al eterno rival para comprobar cómo han caído: Bellingham, Tchouaméni, Ceballos, Mendy, Militao, Brahim... sumando once lesiones en solo seis partidos.
Y ese es el mayor miedo del barcelonismo, que ve en Lamine Yamal al nuevo Messi. No hablamos de estilo de juego, de características, ni de peso deportivo, sino de ese héroe salido de la Masía que tanto se añoraba desde la marcha del delantero argentino. Con el extremo español, el aficionado culé vuelve a tener un referente en el campo, ese jugador con el que sentirse identificado dentro del equipo. Y, por si fuera poco, es el futbolista capaz de cambiar los partidos con su calidad.
El Barcelona es líder inmaculado de la Liga, donde ha ganado los cinco partidos que ha disputado con solvencia. Y, ahí, Yamal ha tenido un peso decisivo: no solo ha marcado tres goles, sino que ya ha dado cuatro asistencias. O, dicho de otra manera, ha participado directamente en 7 de los 17 goles que lleva el conjunto de Flick. Pero prácticamente lo ha jugado todo y, casi sin descanso en este verano, la carga de minutos puede ser su peor aliado en un curso exigente.
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Dos casos que asustan al culé
El peligro de que un futbolista en formación -más física que futbolística- sufra una lesión que pueda torcer su carrera, es evidente. Hace no mucho tiempo, Ansu Fati era el futbolista más desequilibrante de España. Llamado a marcar una época, su relación con el gol era extraordinaria: pero una grave lesión tras una patada de Mandi y los numerosos problemas físicos posteriores han lastrado la carrera de un futbolista que ha visto frenada su progresión... sin saber si recuperará su mejor versión.
Otro caso similar es el de Pedri, con ese verano de 2021 como mejor ejemplo. Debutó en Primera con el Barcelona, jugando la Eurocopa y los Juegos Olímpicos y, prácticamente sin descanso, regresó con su club. Desde entonces, las lesiones se han acumulado y, cada vez que coge velocidad de vuelo, sus músculos vuelven a mandarle una señal de aviso. Lamine Yamal está volando y siendo el mejor jugador de su equipo, pero en casa tiene dos ejemplos del cuidado que debe tener.
"Lamine está a un gran nivel, pero es verdad que a su edad todavía puede mejorar. Es bonito ver cómo se entrena, pero tiene que seguir, y tiene que seguir entrenando fuerte. Los campeones no descansan nunca. Si quiere ser un gran campeón, no puede descansar nunca", expresaba Flick tras ganar al Girona. El miedo es que la acumulación de minutos le haga seguir los pasos de Fati y Pedri, pero para el extremo es obligatorio jugar. Es el jugador que lo cambia todo y su equipo lo sabe.
Lamine Yamal ya es la gran alegría del Barcelona. El conjunto azulgrana, que llegaba al nuevo curso con solo un par de retoques, con la cantera como base y con el ejemplo de lo sucedido la pasada temporada como mayor miedo, ha encontrado un nuevo ídolo al que agarrarse. Ya el pasado año dio chispazos de lo que era capaz, descosiéndola en la Eurocopa como líder de España. Solo unas semanas después, sigue confirmando que no fue flor de un día y que ha llegado para quedarse.