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El sacrificio de Fede Valverde en el Real Madrid deja en evidencia a Mbappé y Vinícius
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EL 'PAJARITO', AL RESCATE

El sacrificio de Fede Valverde en el Real Madrid deja en evidencia a Mbappé y Vinícius

El centrocampista uruguayo se ha convertido en una pieza fundamental para Ancelotti. "Es un jugador indiscutible", llegó a decir el italiano el domingo tras el partido ante el Valladolid

Foto: El 8 del Real Madrid es el pichichi en este arranque. (EFE/Borja Sánchez-Trillo)
El 8 del Real Madrid es el pichichi en este arranque. (EFE/Borja Sánchez-Trillo)

Llegó el momento de Fede Valverde en el Real Madrid. El gol de falta al Valladolid que abrió el partido, con un violento disparo, alivió a un desesperado Carlo Ancelotti. El juego del equipo fue plano, lento, atascado y sin un centrocampista capaz de generar fútbol. Los tres de arriba inconexos. Mbappé encajonado en el centro del ataque, Vinícius en modo vacaciones y Rodrygo errático. El Bernabéu, techado, con clima invernadero y el público aburrido. Fede Valverde lo despertó del sopor.

Del uruguayo se espera y se tiene el convencimiento en el club de que se hará más fuerte e importante con la ausencia de Kroos. Tres partidos oficiales y dos goles (Atalanta y Valladolid) hacen que la raza, la brega y la regularidad de Federico sea lo mejor del arranque de un Real Madrid en el que Ancelotti acumula excusas en poco tiempo. En Mallorca, habló de la falta de equilibrio y el compromiso defensivo. Tras el Valladolid, dice que los jugadores tienen que levantar la mano si están cansados. El egoísmo.

En esto, Fede Valverde es el número uno. Ejemplar, el uruguayo saca los colores a Mbappé, Vinícius y Rodrygo. Generoso en el esfuerzo sin balón y determinante en la definición.

La evolución del 'pajarito'

Fede es el centrocampista que más ha evolucionado desde que Solari le abrió las puertas del primer equipo en el breve periodo que estuvo en el banquillo tras la destitución de Lopetegui y el aprendizaje que tuvo con Zidane. Con Ancelotti, la formación de Valverde ha ido encaminada a ser un jugador de equipo y capacitado para ocupar distintas posiciones en el centro del campo.

El carácter y la raza forman parte de su identidad. La actitud y el compromiso son lo que le han llevado a ser un futbolista imprescindible y diferencial. Fede Valverde juega en la posición que le digan, al servicio del equipo y sus necesidades, como ha demostrado con todos los entrenadores, por su compromiso para defender y atacar. Ancelotti le pidió hace dos años que fuera más ofensivo y aportara goles. Le convenció para jugar de extremo derecho, en muchas fases de partidos era un atacante y sorprendió por la cantidad de goles que consiguió. El italiano quería explotar su llegada al área y la potencia de su disparo.

Con la incorporación de Bellingham, el entrenador reestructuró el equipo y Fede retrasó su posición para jugar cerca del pivote y tener más equilibrio. De nuevo, Valverde se adaptó a una posición más defensiva y se sacrificó para el equipo. Tenía que dar solidez al bloque en unas circunstancias complicadas. La libertad que tenía Bellingham para ser un falso delantero suponía un sobreesfuerzo de Valverde para hacer más consistente el bloque.

El legado de Toni Kroos

"Juego donde me diga el entrenador", confirmó el uruguayo en la rueda de prensa en Múnich antes del partido en el Allianz Arena. Ese día no habló Kroos y se esperaba que lo hiciera en el regreso a su país. Fede Valverde y los compañeros se olían que estaba más cerca de irse que de quedarse. Kroos quiso evitar las preguntas de los periodistas para que se pusiera el foco en la importancia de las semifinales.

Fede Valverde jugó esta eliminatoria con un sabor agridulce. Por un lado, había sido decisivo con el gol del empate a tres contra el Manchester City en el Bernabéu y, por otro, se quedó con la amargura de no haber podido lanzar un penalti en la tanda del Etihad Stadium. Se sentía fatigado tras la paliza de un partido exigente. Fue sincero y prefirió aparcar su ego de lanzar un penalti sin tener buenas sensaciones.

placeholder Fede Valverde heredó el 8 de su ídolo Toni Kroos. (EFE/Filip Singer)
Fede Valverde heredó el 8 de su ídolo Toni Kroos. (EFE/Filip Singer)

El uruguayo siempre ha dicho que es un orgullo jugar al lado de Kroos, al que nombra como su ídolo. El mensaje que le dedicó al alemán cuando se hizo oficial que deja el fútbol tras la Eurocopa fue el más emotivo. Le tocará acostumbrarse a jugar sin el alemán. Pero si de alguien no hay dudas de que competirá con el mismo ardor y carácter es del uruguayo.

Se convirtió en insustituible para Ancelotti en una temporada en la que se rompió el dúo Kroos-Modric, hubo que sobreponerse a bajas importantes de Eder Militao y David Alaba en defensa y el equipo consiguió ser el menos goleado de la Liga por el despliegue físico que ha repetido Fede Valverde.

El valor del uruguayo. Sostiene al Real Madrid en defensa y en ataque, juega donde le digan, con sacrificio, alma, pensando siempre en el equipo y celebra los goles sin bailes, parafernalias y tonterías.

Llegó el momento de Fede Valverde en el Real Madrid. El gol de falta al Valladolid que abrió el partido, con un violento disparo, alivió a un desesperado Carlo Ancelotti. El juego del equipo fue plano, lento, atascado y sin un centrocampista capaz de generar fútbol. Los tres de arriba inconexos. Mbappé encajonado en el centro del ataque, Vinícius en modo vacaciones y Rodrygo errático. El Bernabéu, techado, con clima invernadero y el público aburrido. Fede Valverde lo despertó del sopor.

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