Lewandowski vuelve a acudir al rescate del Barça el día que los culés silbaron a Nico Williams

El Barcelona logró una trabajada victoria en el primer partido en Montjuic de la temporada (2-1), en un encuentro donde los culés fueron más ambiciosos que un Athletic que lo fio todo a su velocidad, pero que no encontró la vía de agua en los culés. El morbo estaba servido, con la visita del pretendido Nico Williams al feudo azulgrana, donde el público respondió al internacional español con silbidos cada vez que tocó el balón. Muy apagado, fue su amigo Lamine Yamal el que le ganó la partida.

El partido comenzó con vértigo, con varios acercamientos peligrosos del Athletic hacia la portería de Ter Stegen. Pero, con el paso de los minutos, fue el Barcelona el que fue tomando el control del partido, tratando de mantener posesiones largas hasta encontrar oportunidades claras. La primera llegó en los pies de Raphinha, después de una buena diagonal que finalizó con una extraña cabriola que Padilla detuvo sin complicaciones. Hasta que todo cambió en el minuto 24.

Después de una falta lateral botada por Pedri, Padilla despejaba de puños a la frontal, donde Lamine Yamal recogía el balón. Después de tirar un par de amagos, en un disparo que ya es marca registrada por el internacional español, sacaba la rosca para ponerla al palo largo y, esta vez ayudado por la cabeza de Lekue, el balón se colaba pegado al palo. El Barcelona golpeaba primero y se adelantaba en el marcador en un partido donde las ocasiones de gol escaseaban.

El Barça circulaba el balón rápido y el Athletic no lograba encontrar a ninguno de los hermanos Williams en velocidad. Fue Lewandowski quien pudo ampliar la ventaja, pero su disparo se estrelló en el palo cuando Ferran Torres aparecía solo en el segundo palo para empujarla. Sería al borde del descanso cuando el Athletic lograría el empate, después de un inocente penalti de Cubarsí sobre Berenguer, que Sancet no perdonó, engañando a Ter Stegen. Todo igual después de 45 minutos.

En la primera parte, el fútbol había brillado por su ausencia. El Barça, con control, pero con poca profundidad; el Athletic, sin encontrar la velocidad que les hace tan peligrosos. Solo un chispazo de Lamine Yamal y un lanzamiento desde los once metros habían conseguido mover el marcador. Más corazón que fútbol, más intensidad que clarividencia, más tesón que juego. El partido estaba lejos de lo que prometía. Quedaba una parte para que todo cambiara.

El Barça dio un paso adelante a la vuelta de los vestuarios. El balón comenzó a circular con más velocidad, bien dirigidos por Pedri y Bernal; Raphinha y Ferran empezaron a tirar diagonales interiores; y Koundé y Balde empezaron a ganar línea de fondo. Este pequeño cambio táctico provocó más movilidad en ataque, lo que favoreció a un Lewandowski que empezó a encontrar espacios en el área. El delantero azulgrana empezaba a encontrar huecos.

De hecho, el polaco dio su segundo palo en el '58, después de una falta botada por Raphinha que cabeceó completamente solo. Solo unos minutos más tarde, en el '65, era Padilla el que hacía un paradón después de un nuevo remate a bocajarro del polaco. Fue Nico Williams quien, solo unas jugadas más tardes, respondía con un lanzamiento con rosca. Pero era Lewandowski el que más estaba buscando el gol de los 22 jugadores sobre el césped.

Después de marrar dos ocasiones claras, iba a adelantar al Barça en un gol de killer. En un centro intrascendente de Pedri que no iba a ningún lado, Pradilla despejó al centro del área donde el polaco, con la caña preparada, fusilar al meta y poner a los azulgranas por delante. El Athletic trató de estirarse en busca del empate, pero lo cierto es que lo hizo más por obligación que por el propio convencimiento de tener armas para hacer daño al conjunto catalán.

De esta forma, el Barcelona sumó el segundo triunfo de la temporada en la Liga, en un partido donde propuso más que el Athletic y, fruto de su ambición, logró una nueva victoria en la etapa Hansi Flick. No fue un buen partido de los azulgranas, donde tampoco encontraron un fútbol fluido, pero sí suficientes para sumar los tres puntos. Lewandowski volvió a salir al rescate del Barcelona y lo hizo el día que la grada de Montjuic abucheó a Nico Williams.