El extraño caso que permite pensar que en el fútbol no está todo podrido por el dinero
Martín Zubimendi, centrocampista internacional de la Real Sociedad, rechaza a sus 25 años una millonaria oferta del Liverpool, que iba a pagar su cláusula de 60 millones de euros
Uno de los motivos por los que el fútbol genera desapegos, desafecciones, desencantos o decepciones de los aficionados que tienen un sentimiento incondicional y una pasión que hace de este deporte único, es porque se ha convertido en un negocio en el que se mueve una indecente cantidad de dinero. Algunos clubes se han convertido en multinacionales. Ya sea a través de grandes empresarios —unos propietarios y otros como si lo fueran— o financiados por países como Arabia o Qatar.
En este contexto, los futbolistas se han convertido en mercenarios, que se mueven y juegan solo por dinero. Esa pérdida de romanticismo, de sentimiento puro y fiel del hincha de verdad, ha dado paso a unas nuevas generaciones de aficionados, artificiales o de plástico, desperdigados por todo el mundo. Incluso en países sin tradición futbolística, donde el mercantilismo ha hecho primar el aspecto puramente económico y de marketing, en detrimento del verdadero y tradicional aficionado local.
"Con el tiempo se recordará mucho más todavía lo que son jugadores como tú. Eres un ejemplo, lo has sido durante 15 años y lo serás dentro de la Real en el futuro". Sirvan estas premonitorias palabras de Jokin Aperribay en la despedida de Xabi Prieto para poner en valor lo que significa que otro donostiarra y canterano de Zubieta como Martín Zubimendi haya rechazado a sus 25 años una millonaria oferta del Liverpool FC, club que iba a pagar su cláusula de rescisión de 60 millones de euros.
"Desgraciadamente, Zubimendi ha decidido no venir, y es obvio que lo que ha hecho no es algo común", confesó el técnico de los reds, Arne Slot. Aunque en realidad Martín no ha rechazado al Liverpool, sino que ha preferido seguir en su equipo, algo que parece lo mismo, pero no lo es. Por ejemplo, Mikel Merino tenía una oferta del Atlético de Simeone, pero la rechazó. A diferencia de Zubimendi, a sus 28 años y un año más de contrato, el navarro quiere jugar en el Arsenal de Arteta.
"No eres lo que ganas, sino lo que sientes"
Como decía un anuncio de la cerveza Keler, patrocinador de la Real, "no eres lo que ganas, sino lo que sientes". Aunque es lógico que tuviera dudas, esto es lo que ha primado en la decisión de este campeón de Europa con España. Su imponente segunda parte de la final, precisamente ante Inglaterra y en sustitución de Rodri, motor del Manchester City, terminó de convencer al Liverpool, donde tan buen recuerdo tienen de Xabi Alonso, donde fue casualmente asesorado por el mismo representante.
Económicamente, la oferta del Liverpool era muy superior a lo que Aperribay le ha podido ofrecer para quedarse y mejorar su contrato en las próximas fechas. Y deportivamente sobra decir lo que supone jugar en uno de los grandes de la Premier y de Europa. De ahí también la importancia de la conversación que Imanol mantuvo con Zubimendi. En cuanto a la afición, el You'll never walk alone (nunca caminarás solo) que se canta en Anfield es algo que Martín sabe que nunca le faltará en la Real.
Es evidente que profesionalmente cada uno es libre de escoger su camino. El donostiarra ha escogido el suyo y este domingo, en el estreno liguero ante el Rayo en Anoeta, será el gran fichaje, por más que también vayan a estar Sergio Gómez, Javi López o Luka Sucic. Con Mikel Merino en la bandeja de salida, a la espera de que el Arsenal convenza a Aperribay con una cantidad cercana a los 40 millones, la Real no se podía permitir quedarse sin dos de sus tres centrocampistas titulares.
La Real, el equipo con más 'one club man'
Lo dijo el mencionado Xabi Prieto, "cuando te sientes querido y valorado por tu gente, no necesitas más". Aunque para ello habrá que esperar a que Zubimendi acabe su carrera y ver si en unos años le surge otra posibilidad y decide irse. Ser lo que se conoce como un one club man no es algo que esté de moda en el fútbol actual, en el que tantos millones se mueven y, por mucho que algunos futbolistas digan lo que dicen, el dinero es lo único que les mueve para vestir una u otra camiseta.
"Mi sueño no era ser futbolista, era ser jugador de la Real", confesó Prieto. Un caso excepcional, aunque no casual. Tras 530 partidos, el donostiarra es el 17º one club man de la Real, mientras el resto de clubes de LaLiga suman entre todos 34. Es decir, uno de cada tres lo han sido vistiendo la zamarra txuri urdin. ¿La clave? Además de una arraigada identidad, que los canteranos tengan la posibilidad de jugar al máximo nivel y crecer junto a futbolistas venidos de fuera.
Y es que, como también dijo Xabi Prieto, "cuando se ponen la camiseta de la Real, ya son de aquí". Una buena forma de explicar lo que representa el club made in Gipuzkoa, pero abierto al mundo. Sin necesidad de mirar dónde han nacido o se han formado esos futbolistas que se mezclan con los de Zubieta. La prolífica factoría de la que salió Martín Zubimendi, un extraño caso que solo entenderán quienes creen que el fútbol no consiste solo en ganar, ya sea dinero, títulos o fama.
Uno de los motivos por los que el fútbol genera desapegos, desafecciones, desencantos o decepciones de los aficionados que tienen un sentimiento incondicional y una pasión que hace de este deporte único, es porque se ha convertido en un negocio en el que se mueve una indecente cantidad de dinero. Algunos clubes se han convertido en multinacionales. Ya sea a través de grandes empresarios —unos propietarios y otros como si lo fueran— o financiados por países como Arabia o Qatar.