La terrible cacería a Vinícius en Girona: "Solo pasa en LaLiga, nunca en la Champions League"

El Real Madrid sufrió un duro correctivo en Girona (4-2) y le brindó al Barça la oportunidad de ensanchar la distancia como líder de LaLiga hasta los 14 puntos si logra vencer al Rayo Vallecano esta noche. Fue el peor encuentro defensivo del Real Madrid esta temporada. Con un Éder Militao totalmente superado en el que probablemente también fuera su actuación más débil, ni Antonio Rüdiger ni Dani Carvajal ni Nacho Fernández estuvieron a la altura en defensa. El equipo de Carlo Ancelotti se dejó ir con el primer tanto encajado en una noche mágica para Valentín el Taty Castellanos (y sus cuatro goles) y plasmó una imagen colectiva paupérrima en Montilivi.

Solo Vinícius Júnior dio sensación de peligro real en ataque tras un buen inicio blanco. El brasileño fue el gran protagonista del Real Madrid en el encuentro con un gol y una asistencia y no dejó de intentarlo hasta el pitido final, a pesar de la abultada distancia que marcaba el electrónico. Lamentablemente para el espectáculo, el extremo del Real Madrid fue objeto de una cacería que duró desde el primer minuto hasta el 90. La grada le cantó "Vinícius, qué malo eres, qué malo eres". Arnau Martínez estuvo a punto de lesionarlo en el primer tiempo. Santiago Bueno le estrelló una pelota en el cuerpo cuando estaba tumbado en el suelo y recibió trompazos de todo tipo. Los recogepelotas escondieron el cuero cuando lo demandaba. Otros le dedicaron cánticos racistas.

"Solo pasa cuando juega en LaLiga y más si es de visitante. Nunca en Europa, cuando el Real Madrid juega la Champions League", desliza su entorno sobre las patadas, insultos y vejaciones recibidas en Girona. No entienden tampoco por qué sus compañeros no le defienden más. No es la primera vez que Vinícius Júnior debe atravesar un partido donde es el blanco de todas las miradas... de la grada y de los jugadores. En el encuentro, donde alcanzó los 22 goles y las 19 asistencias entre todas las competiciones para igualar su cifra goleadora de la temporada pasada, Vinícius acabó desquiciado. Picado con rivales, con la grada y hasta con Iglesias Villanueva, el colegiado del partido. Pudo salir expulsado por empujar a un rival y protestar.

"Teníamos que hacerle faltas"

En una batalla llena de duelos individuales (hasta 32 disputó el brasileño), solo le pitaron tres faltas a favor a Vinícius Júnior. Una menos de las que él cometió. También recibió la tarjeta amarilla antes que Arnau Martínez, su defensor que le marcó de cerca y con dureza, por encararse al rival. Vinícius se siente agraviado porque ve cómo no se sanciona el juego subterráneo, le marcan con golpes y faltas a destiempo, tratan de sacarlo del partido por las malas y no pueden frenarlo si no es con entradas que merecen sanciones más duras. Vinícius es el jugador que más faltas recibe por encuentro en LaLiga (3.9). En Champions League, el dato se reduce hasta las 2.2 acciones en contra. El propio jugador radiografió la diferencia en un tuit.

Tras los 90 minutos en Montilivi, el entrenador del Girona, Míchel, descubrió el plan para frenar la vía de peligro del Real Madrid: "En la jugada de la amarilla le dije que es muy bueno, que por eso teníamos que hacerle faltas". El técnico del conjunto catalán siguió su argumentación entre halagos a Vinícius: "Es un jugador increíble. Es capaz él solo de hundirte, de que ocho jugadores tuyos tengan que replegarse cuando él arranca. Creo que, menos en un par ocasiones, hemos sido capaces de controlarle bien gracias a Arnau Martínez, que tiene solo 19 años, pero es muy inteligente, y las ayuda", explicó Míchel tras el encuentro.

"Cuando Vinícius vio la amarilla, le dije a Arnau que no se iba a desconectar. No lo hace nunca, aunque puede que por sus gestos parezca otra cosa, pero Vinícius sigue metido en el partido. No para de desafiarte, de lanzarse en carrera. No sé la cantidad de esfuerzos que puede hacer en un partido. Te obliga muchísimo durante todo el partido", zanjó.

En los últimos duelos disputados lejos de las fronteras españolas, Vinícius no ha recibido cánticos racistas, entradas con ánimo de lesionarlo ni insultos de sus rivales. Nadie tiene la sensación de que sea un futbolista que le guste meterse con el rival, humillarlo, picarlo ni desquiciarlo con juego subterráneo. Por supuesto, nadie dice que no se le pueda atar en corto a través de faltas tácticas, incluso agarrones y alguna patada.

Sin embargo, lo que vimos en Mallorca, Valladolid y Girona y en la visita del Valencia y el Cádiz al Santiago Bernabéu corresponde a otra categoría de agresividad, cacería y violencia. Lo dijo Carlo Ancelotti en rueda de prensa con una frase que todavía retumba: "El problema no es de Vinícius Júnior, es un problema del fútbol español". Lo demuestran las ocho denuncias por insultos racistas presentadas por LaLiga en lo que llevamos de temporada. No serán las últimas.