Simeone lanza un dardo a Joao Félix y se acuerda de Xavi: "Ahora algunos estrategas dicen que el 1-0 también es bonito"

Que el Atlético de Madrid es otro equipo desde que acabó el mercado de invierno es algo tan evidente como fácil de comprobar viendo cómo ha sido su rendimiento en las últimas semanas. Los rojiblancos han pasado de estar metidos a duras penas en la pelea por Europa a lograr estar cerca de afianzar su presencia en la próxima Champions. Indudablemente el objetivo mínimo que hay que exigir a una plantilla en la que unos pocos cambios han transformado radicalmente los aires dentro del vestuario.

Mucho más seguro en defensa e incluso convencido con la idea de juego a la hora de presionar y de buscar hacerle daño al rival, muchos aficionados rojiblancos se preguntan qué habría pasado si la actitud del equipo hubiera sido esta desde el principio de temporada. Porque después del desastroso papel en Champions, no quedaba mucho más objetivo más allá de meterse entre los cuatro primeros. Este lunes se dio otro gran paso hacia ello, sumando un triunfo en la visita a Montilivi en un sufrido choque que se resolvió en el descuento con un gol de Morata y en el que el Atleti estuvo mejor en la primera parte, y se encomendó a Oblak en la segunda. Hasta el guardameta esloveno parece haber vuelto a ese excelso nivel al que había malacostumbrado a la parroquia rojiblanca en esta segunda mitad de curso.

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Albert Ortega

Los números no mienten: el Atleti ha logrado seis victorias y tres empates en sus últimos nueve partidos ligueros y, casualidad o no, todo ello coincide con un mercado de invierno en el que llegó al equipo Memphis Depay, aún poco acoplado al esquema pese a los tres goles que suma, y un Matt Doherty que sigue siendo un desconocido. Quizás mucho más importante fue el capítulo de bajas. El primero en salir fue Matheus Cunha rumbo al Wolverhampton mediante un caramelo irrechazable en forma de oferta de 50 millones por un delantero que no había logrado ver puerta. A él se unió Felipe, con el mismo destino, y Joao Félix, cedido al Chelsea. El atacante portugués, el que más calidad tenía en la plantilla de forma unánime, se convirtió en un problema para Simeone, y ambas partes decidieron que lo mejor era salir. Tres años y medio después, sus fogonazos puntuales acabaron pesando menos que la falta de continuidad y determinación que se le debe exigir por precio y condiciones. Y lo que parecía un error que muchos achacaban al ego del Cholo se ha demostrado ser un acierto. De hecho, la última derrota en LaLiga del Atleti fue en su última aparición como jugador rojiblanco, en el duelo ante el Barça.

Además a Joao Félix se le están viendo de nuevo las costuras en el Chelsea y empieza a ser señalado por lo mismo que se le hacía en el Atlético: muy buenos detalles técnicos, poca determinación de cara a la portería y desinflarse hasta desaparecer con el paso de los minutos. En los blues lleva un gol en los seis partidos que ha jugado tras perderse tres por expulsión y apenas ha logrado acabar dos de ellos. Un caso en el que, eso sí, los rojiblancos sólo pueden tratar de que le vaya bien para que no le falten ofertas cuando regrese al equipo en verano porque todo apunta a que con Simeone al frente lo va a llevar mal. El propio Cholo ha mandado alguna indirecta, algo que también ha hecho Joao desde Londres, destacando casi en cada partido el buen ambiente que reina hoy en día en el vestuario y la competencia sana que hay entre los jugadores, y después de ganar al Girona no fue una excepción.

"Cada vez que el vestuario compite internamente mejoramos. Tenemos recambios, con los cinco cambios hay gente que puede hacer daño cuando entra y está predispuesta a ayudar al equipo. Necesitamos a todos y eso hace que seamos más fuertes para competir", dijo Simeone, quien parece haber dado por fin con la tecla para que su Atleti tenga regularidad y solidez mientras sigue engordando su leyenda como entrenado con más partidos del club.

El dardo de Simeone a Xavi Hernández

Simeone sumó además contra el Girona su victoria número 100 por un resultado de 1-0 en Montilivi, y no quiso desaprovechar la ocasión para mandarle un recado a Xavi Hernández, entrenador de un Barcelona que últimamente está sacado gran parte de sus victorias por la mínima, en palabras a DAZN: "Hoy en día escucho a muchos estrategas que les gusta el juego bonito que el 1-0 también es bonito. Claro que es bonito, hay que tener mucha concentración y defender bien te la pide. Se ha repetido muchas veces y me gusta que, entre los que opinan, ese 1-0 se valore enormemente".

Todo ello es una clara referencia del Cholo a las palabras de Xavi Hernández tras el triunfo culé de la temporada pasada en el Camp Nou. El de Sampedor dijo que "Simeone entiende el fútbol de otra manera, por eso no congeniamos. Él dijo que no le gustaba lo que veía de los entrenos nuestros. No es ningún pique ni ninguna pulla, porque he leído de todo. Hay 200.000 manera de jugar al fútbol. A él si no le progresan y no le disparan ya está satisfecho. Sin el balón se siente cómodo, yo soy todo lo contrario, yo si no tenemos el balón sudo en la banda. Son antagonistas. El Cholo es un gran entrenador a lo que quiere jugar, fíjate en todo lo que ha ganado. Yo soy un novato a su lado. Le tengo un respeto increíble, pero no congeniamos en lo que queremos sobre el terreno de juego. No es una crítica, es una realidad".

La última derrota liguera del Atlético de Madrid, curiosamente, fue un 0-1 en el que el Barcelona ganó en el Metropolitano en un choque en el que estuvo lejos de mostrar un buen juego, adelantándose en el marcador y haciéndose fuertes en defensa. Un método que han repetido constantemente esta temporada y, por el momento, les ha llevado a estar cada vez más cerca de ganar el título liguero.