El Barça sobrevive a la expulsión de Araújo ante un inofensivo Valencia en el Camp Nou (1-0)

Un solitario gol del brasileño Raphinha en la primera parte fue suficiente para tumbar a un batallador Valencia en el Camp Nou... sin gol. El Barça, instalado en el unocerísmo, aprovechó la falta de puntería del equipo de Baraja en casa y sumó otros tres puntos vitales en la carrera por LaLiga tras jugar con diez desde el minuto 59 por la expulsión de Ronald Araújo (1-0). Sin Robert Lewandowski, Pedri, Gavi ni Ousmane Dembélé entre diferentes sanciones y lesiones, el Barça pudo pagar caro las ausencias que conforman su columna vertebral, pero el conjunto che, que encontró en Samu Lino su principal amenaza ofensiva, no tuvo la determinación necesaria que se requiere para rascar algún punto en un coliseo como el catalán. Ni siquiera con un futbolista más sobre el terreno de juego. Ferran Torres falló un penalti por mano tras discutirse con Ansu Fati para lanzarlo contra su exequipo. Luego, el '10' fue el sacrificado de Xavi. Otra vez. En los últimos minutos, Fran Pérez forzó un penalti de Kessié que Alberola Rojas desestimó pese al contacto evidente. El Barça se coloca a diez puntos del Real Madrid.

La primera parte del Barça fue floja, muy floja. De esas que probablemente te meten en un embrollo por no estar concentrado ni motivado. Sin tensión defensiva y con la banda derecha de Jules Koundé en llamas, el Valencia taladró el sector del lateral francés sistemáticamente. El Barça, con Raphinha desatendiendo sus obligaciones en defensa, sufrió demasiado. Con un doble lateral en la banda derecha che conformado por Foulquier y Correia, el Valencia tenía amplitud y llegada. Balde era un terremoto en ataque, pero en defensa el Barça dejaba muchas puertas abiertas.

Los de Xavi Hernández estaban plomizos con la pelota. Mucho pase horizontal, poca creatividad y movilidad ofensiva que no recogía sus frutos. Hasta que Sergio Busquets se inventó un pase por encima del muro valencianista que generó la salida a por setas de Mamardashvili y provocó el cabezazo de Raphinha al fondo de la red. El 1-0 mejoró al Barça, que pudo encontrar rápidamente el 2-0 otra vez con Raphinha como protagonista. Sin embargo, tras una gran jugada, el remate del brasileño salió fuera por poco.

El segundo parecía cuestión de tiempo. Aunque Ansu Fati no aparecía (no completó ni un solo regate en todo el partido), Ferran Torres tenía ganar de anotar ante su exequipo y reivindicarse. Mamardashvili lo evitaría. El Valencia respondió con un centro al segundo palo que Correia cazó y lo envió fuera, rozando la madera. Al filo del descanso, tras un grave error de ter Stegen en la salida de pelota, Samu Lino tendría la más clara, pero la enviaría a las nubes. El Barça mandaba al descanso gracias al gol de Raphinha.

El Barça jugaría con uno menos

Tras el paso por los vestuarios, el partido enloquecería. Se fue De Jong al banquillo, agotado por la exigencia física de las últimas semanas, y saltó Kessié en su lugar. El Valencia intentó adelantar líneas y el Barça seguía anestesiado, contagiado por la hora en la que se jugaba el encuentro. Sin dominio de ninguno de los dos equipos, una mano absurda de Hugo Guillamón a remate de Koundé forzó un penalti en el minuto 54 de la segunda parte. Ferran Torres, Kessié y Ansu Fati, desaparecido durante el encuentro, se discutieron por lanzarlo. Ganó la pugna Ferran. Lo lanzó y lo falló. Silbó el Camp Nou.

Solo un minuto después, Ansu Fati podría haber dejado su sello en el encuentro, pero envío el balón al palo en la siguiente jugada. La fortuna no le sonríe. El partido estaba muy vivo y podía caer para cualquiera de las dos partes. Christensen taponó el disparo de Hugo Duro arrojándose con todo al suelo y, sin tiempo para parpadear, Araújo tuvo que derribar a Hugo Duro como último hombre tras un mal pase de cabeza de Koundé. El uruguayo no protestó, sabedor de la gravedad de su acción sobre el delantero valencianista. El Barça jugaría con uno menos desde el minuto 59 de la segunda parte. Xavi introdujo a Marcos Alonso y sentó a Ansu Fati, que se desesperó en una mezcla entre indignación y enfado.

A partir de ese momento, el Barça se parapetó en su área, tal como hiciera en el Bernabéu, y esperó la sentencia al contragolpe. Con Raphinha al galope y Ferran Torres, los azulgranas se limitaron a defender juntos y coordinados. El Valencia lo intentaba, con más corazón que cabeza. Pases y pases amasados en la frontal sin ningún tipo de peligro. Le faltaba talento al equipo de Baraja, implicado de lleno en la lucha por no descender a Segunda División. El Barça no se defendía con la pelota y los valencianistas cargaban el área. Los cambios no surtían efecto. Solo el de Fran Pérez, que estuvo cerca de forzar el penalti de Kessié. Alberola Rojas lo desestimó pese a que hubo un contacto evidente. Al final, 1-0 y gracias.