Al Real Madrid lo ponen verde por gastar ocho toneladas de CO2 en su viaje en avión a Valladolid

Al igual que en otras cuestiones como la violación de los derechos humanos, que en el reciente Mundial celebrado en Qatar han quedado de manifiesto, la FIFA también ha sido acusada de tener una doble moral en lo que a la lucha contra el cambio climático se refiere. Así, después de unirse a una iniciativa de la ONU para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, el máximo organismo del fútbol continúa recibiendo lucrativos acuerdos de patrocinio de los grandes contaminadores. Lo dicho, una doble moral por más que su presidente, el suizo Gianni Infantino, intentara hacer creer lo contrario.

Tal vez porque, como dijo el psicoterapeuta austriaco Alfred Adler, "es más fácil luchar por unos principios que vivir de acuerdo con ellos", en esta sociedad de lo políticamente correcto en la que vivimos, una cosa es lo que se vende y otra lo que se hace. En este contexto puede enmarcarse el hecho de que al Real Madrid le hayan sacado los colores por su viaje en avión a Valladolid, cuando el trayecto en AVE a la capital castellanoleonesa apenas supera la hora de duración. El club que preside Florentino Pérez ha participado en varias campañas contra la contaminación y esto ha sido interpretado como una incoherencia o un mal ejemplo.

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Según informó eldiario.es, el Real Madrid utilizó hasta cuatro vuelos con capacidad de 141 plazas, dos de ellos sin pasajeros, para su desplazamiento del pasado 30 de diciembre a Valladolid, ciudad situada a 200 kilómetros de la capital de España. Iberia trasladó al equipo blanco al aeropuerto de Villanubla en un servicio especial, pero el avión regresó a Madrid para realizar otros vuelos comerciales que tenía programados para ese día. De esta forma, otra aeronave vacía voló a Valladolid para recoger a la expedición tras el encuentro y llevarles de regreso a casa.

En noviembre de 2016, el Real Madrid quiso concienciar a los aficionados de la importancia de preservar el medio ambiente al vestir una camiseta ecológica, construida a base de residuos del mar y partículas plásticas encontradas en los océanos. Su creador, Cyrill Gutsch, fundador de Parley for the Oceans, se unió a Adidas, la marca deportiva que patrocina al club blanco, para sacar adelante una idea a la que anteriormente se sumó el Bayer de Múnich. "Una camiseta con material reciclado de los fondos marinos y un buen propósito que no ha dejado a nadie indiferente", decían las crónicas.

En 2019, el Real Madrid vistió ante el Espanyol su tercer uniforme, que entonces era de color verde, como guiño a la Cumbre del Clima de Naciones Unidas que se celebraba en la capital de España. "El Real Madrid se pone de verde por el planeta y, atento a las sensibilidades que rodean no sólo al mundo del fútbol, sino a la sociedad en general, ha diseñado una estrategia en torno a la conocida como CO25 para la visita del Espanyol", informaron los medios.

"Esta iniciativa se enmarca en el apoyo del club a la acción Castellana Verde y dentro de la 25ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático", explicaron desde el propio club en un comunicado. Además, dentro del mismo plan, en la fachada del Estadio Santiago Bernabéu se desplegó una gran lona, concretamente de 35,77 metros de ancho por 19,60 de alto, con motivos relacionados con el evento.

El viaje en AVE apenas dura una hora

Volviendo al partido de Valladolid, el Real Madrid descartó la opción de desplazarse en tren para cubrir un trayecto que en Alta Velocidad se realiza en poco más de una hora. Además, como es habitual en todos los partidos fuera de casa, el club blanco envió a su autocar desde Madrid a Pucela para llevar a los jugadores desde el aeropuerto al hotel de concentración, del hotel al estadio y del estadio hasta el aeropuerto, para, de nuevo vacío, desde ahí regresar de vuelta a Madrid.

Según siempre la información ofrecida por el citado medio, en los cuatro viajes en avión se emitieron unas ocho toneladas de dióxido de carbono o CO2, una cifra mucho mayor que la que se necesitaría para cubrir esas distancias en AVE o, ya que el autobús del equipo también se desplazó a Valladolid, por carretera. Esto es algo que en 2020 el Real Madrid ya hizo en su viaje a Salamanca para medirse en la Copa con el Unionistas. Entonces optó por cubrir los 230 kilómetros que separan ambas ciudades por aire en un trayecto de 25 minutos y que emite una cifra muy superior de gases de efecto invernadero respecto a otros transportes tradicionales.

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