Todo lo que siempre quisiste saber sobre este Real Madrid y nunca te atreviste a preguntar

El Real Madrid está marcando una época en el fútbol mundial. El balompié es cíclico y, como todo en la vida, tiene momentos en los que unos clubes son más poderosos y otros en los que se sufre más para conseguir los objetivos. Pero lo cierto es que el conjunto blanco está de dulce, viviendo una época dorada con una generación que ha sido capaz de levantar cinco Champions en ocho años con un estilo de juego muy claro y definido. Pero, aun así, hay dudas que resolver dudas.

Y es que el madridista siempre quiere más y mejor, lo que nos lleva a este artículo. ¿Qué es lo que siempre quisiste saber del Madrid y a veces no eres capaz de responderte? Esta guía buscar echar luz sobre esos conceptos técnico, tácticos e, incluso, alegóricos que envuelven al conjunto de Carlo Ancelotti y que lo han hecho convertirse en el rey de Europa. Una visión muy particular de la realidad que nos sirve para entender por qué funciona el Real Madrid.

¿Cuál fue la mejor jugada de la última Champions?

El pase con el exterior de Modric para el gol de Rodrygo. Contra el Chelsea. Perdiendo 0-3. A la hora señalada. La posibilidad de que exista ese pase es como la posibilidad de la vida eterna. Es suficiente con ella. Con atreverse a ella. Modric con el exterior de su pie inaugurando el mundo, separando la luz de las tinieblas.

El año pasado el Barcelona goleó al Madrid. ¿Qué significado tuvo esa goleada?

El Madrid consiguió la armonía gracias a eso. Le reveló su ascesis. No sufrir, no sentir pasiones, llegar al equilibrio interno a través de la indolencia. Y una vez conquistada la pasividad del alma, llega el embate furibundo del Bernabéu que empuja a los chavales -cuyo interior está a salvo, libre de miedos- contra altísimos acantilados que escalan sin esfuerzo.

¿Cuál es la posición ideal de Camavinga?

Nadie sabe. El chico se está descubriendo todavía. Es un adolescente con poderes que ha estrenado una carrocería de adulto y todavía no entiende cómo manejarla. A veces, se asusta de su propia velocidad y se para como si se tratara de un caballo perplejo. Todo en él es exquisito, incluso su violencia, y eso le hace a veces difícil progresar por los encuentros. La temporada pasada exhibió una tranquilidad ancestral en aquellos momentos de los que tanto se hablará. En esta, a veces no encuentra su sitio en el campo y su juego es confuso. Cada mediocampista tiene una pareja de baile y él se ha quedado de pie, con todos sentados, escuchando la música del partido de un Madrid de estructura voluble. Es su segundo año, el más difícil, y su maestro, Modric, es un pintor de batallas inimitable. Pero es un jugador que ya se ha desvelado. Ahora le queda todo lo demás.

¿Por qué Özil se fue del Madrid?

Tenía nombre de jugador de culto. Normalmente, esos jugadores tienen algo que les impide entrar en el recinto sagrado. Aunque en los últimos años todo se ha dinamitado y hemos visto a Isco taconear en medio de una final de Champions. Era como demasiado zurdo, parecía que jugaba en el salón de Versalles rodeado de espejos, fintando la cristalería. Su juego nacía de una apuesta: yo no rompo nada. Y nada rompió.

¿Qué es el Madrid?

En el fútbol se crean estados de opinión pétreos, que parecen invencibles, pero son espejos, reflejos de los deseos de la gente. Y el Madrid es la piedra que rompe esos espejos; es la pura realidad. Porque incluso la literatura se hace realidad en el club blanco.

¿Por qué a los equipos ingleses les cuestan las finales de Champions?

Son equipos que juegan a toda velocidad, donde el ritmo es lo esencial. Pero en Champions siempre hay un acantilado contra el que chocas (ahora el Madrid, los equipos italianos hasta hace nada) y además, la tensión de la competición cuando estás muy arriba te frena. Necesitas ganar no solo cuando atacas, sino cuando 'no pasa nada', algo que no se entiende en las islas. Para ellos, el fútbol también es un deporte. Y siento deciros que no. Que no es exactamente eso. Como la vida, el fútbol se dirime en lo inexpresable. El gol del Madrid en la última final de Champions es un ejemplo. Fue un tiempo moroso en el campo del Madrid donde se iba tejiendo lo que luego sería el gol. No pasaba nada, las madres saludaban a sus hijos por la ventana y en el fondo del mar hay una sacudida seguida de una pausa. Los pájaros comienzan a volar en círculos, allá a lo lejos se levanta una ola que se confunde con el horizonte, las aguas se retraen y Vinícius acaba marcando a puerta vacía. No pasaba nada y, en el siguiente plano, Florentino coloca la copa número 14 en el museo del Bernabéu.

¿Por qué Cristiano es así de arrogante?

Es un divo. Los divos son peripatéticos. Superhombres y superniños. Aunque en realidad todo superhombre es un niño con superpoderes.

¿Mbappé es tan listo como parece?

Es un tipo inteligente y muy autoconsciente. Más parecido a una estrella del cine actual o a un líder de las redes sociales que a un jugador de fútbol. No es un tarugo ni alguien simple. Pero eso es peligroso con el Madrid. Con el Madrid sale mejor dejarse llevar como un inocente por el brillo magnífico del club. Karim, Modric o Marcelo han tenido unas carreras fastuosas y siempre han transpirado una felicidad muy pura, casi infantil. Sin embargo, Cristiano era más calculador y se pasó de listo. Ahora, pena más allá de los muros. Lejos de los caminantes blancos.

¿Qué hace especial a Carvajal?

Que es un canterano madrileño. Especie cada vez más rara. Esos chicos tienen algo más. Algo más de metal blanco puro y duro en el corazón.

¿Qué película sería el Bernabéu?

Cualquiera de acción donde se pone al héroe en el peor de los escenarios y sale indemne, disparando y haciendo estallar la guarida de los malos en el último segundo. También una película de terror de culto. Todo silencio y breves estallidos de odio que defenestran a un jugador sin culpa alguna.

¿Cuál es la gran cualidad de Rodrygo?

En el área simplifica. Y el área es el sitio de todos los demonios. La mayoría no ven más que túneles y trincheras, pero Rodrygo mira, siente el camino, lo traspasa y es gol. Ya viene pensado de casa.

¿Cómo jugaríamos con Haaland?

Jugaríamos para él, para que metiera el pie en el área como el Cristiano de 2018. Para que rasgara en dos el partido con su diagonal. Se perdería ese cuidado extremo que a veces tiene el equipo con la pelota. Son conscientes de que cada gol cotiza duro, excepto en los finales de partido, cuando todos se suben al tobogán.

¿Qué estilo clásico tendría este Madrid?

Dependiendo del día y del momento, de la hora o del minuto, del principio o del final del partido, se juega de manera diferente. Se juega a la manera de Modric, pausando y acelerando, llevado por la pura intuición. A la manera de Kroos, trazando geometrías a la espalda de los rivales. A la de Vinícius, acelerando y metiéndose en la selva con la ayuda de un machete. A la de Fede Valverde, llevándose todo, el dinero, la pasta y la chica sin dar explicaciones, de la forma más expeditiva posible. Y todos juntos en alegre cacofonía, sin disparate alguno.

¿Quién es mejor: Vinícius o Mbappé?

Mbappé es más letal a campo abierto, más rápido y rectilíneo. Vinícius es más sinuoso y sale mejor de las situaciones inverosímiles. Tiene una cualidad casi humorística en esos embrollos donde se mete y de donde muchas veces sale indemne y otras resbalándose con una cáscara de plátano. Mbappé tiene un disparo de media distancia duro y seco que Vinícius ni sueña. Pero el brasileño es más imaginativo y sutil. Y está más dentro del juego que el francés. En la definición, Mbappé es fulgurante y rapaz, pero el amago no existe en él. Vinícius ya ha alcanzado lo simple y lo feliz y sigue teniendo esa posibilidad de lo secreto de la que Mbappé carece. Los dos fallan ante el portero y los dos aciertan ante el portero. Ni son Ronaldo Nazario -el mejor en eso a escala histórica-, ni Julio Salinas -un ejemplo de superación, sin duda-.

A Mbappé no le hace falta la pausa, no la tiene integrada en la carrera como Cristiano, simplemente es más rápido que el ojo. Vinícius tiene esa pausa entre contrarios en el área, algo inverosímil y solo al alcance de los sudamericanos, que parece un recuerdo, la memoria de un cuento maravilloso, pero imposible de que sucediera. Los números de Mbappé son asombrosos, pero según escala hacia arriba en las competiciones, se quedan en muy buenos. Como los de Vinícius. Vinícius es el mayor generador de ocasiones del fútbol actual. Mbappé es la muerte cabalgando y con él así, Francia ganó el Mundial más sencillo de la historia. A ese grado de sometimiento del contrario, similar al de Cristiano o Messi, no ha llegado Vinícius y quizás nunca llegue.

¿Por qué los aficionados del RM de baloncesto se sienten moralmente superiores a los de fútbol?

El baloncesto es un deporte y se disfruta como un deporte. El fútbol es algo diferente, inabarcable y, a veces, esperpéntico. Es un lago de hienas y casi todos los grandes poderes lo bañan con su espeso oro negro. Es como comparar la guerra de ucrania con la bofetada de Will Smith. El basket tiene más que ver con la lucha grecorromana que con el fútbol. Emociones sencillas y nada alrededor. Pero muchos aficionados del Real Madrid baloncesto confunden el 'Sálvame' de los alrededores del fútbol con el juego mismo y ellos se ven a sí mismos como románticos interesados únicamente en la pureza del deporte. El basket es el deporte de la clase media (el fútbol tanto o más de las clases populares) y la clase media cree que su ética es la única correcta y su forma de vida la única posible. Vivir en un piso de 90 metros, viajar una vez al mes a una bonita ciudad europea y hacer amago de tolerancia cuando la ocasión lo requiera. El fútbol da Maradonas, el basket, Iturriagas. Maradona o Cristiano o Ramos son telenovela. Ficción. Melodrama. Y a la vez, autenticidad a raudales. Folklóricas que se confiesan a corazón abierto. No tienen pudor. La clase media arruga el morro y le cuesta reconocer que disfruta con el espectáculo. El último gran ídolo de los madridistas que sienten reparo de serlo y se refugian en el baloncesto, fue Iker Casillas. Bien. Aquí lo tienen, tan triste y decadente como los últimos espectáculos de Pajares y Esteso.