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Lo mejor y lo peor | La historia de nunca acabar con este Real Madrid: sufrir y ganar por igual
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CONTRA EL ESPANYOL

Lo mejor y lo peor | La historia de nunca acabar con este Real Madrid: sufrir y ganar por igual

Los de Ancelotti siguen su curso natural con los mismos síntomas de la temporada pasada, pero también siguen ganando. ¿La épica de Benzema y las paradas de Courtois tienen fin?

Foto: Benzema y Ceballos, celebrando un tanto del francés. (REUTERS/Pablo Morano)
Benzema y Ceballos, celebrando un tanto del francés. (REUTERS/Pablo Morano)

¿Cuántas veces, el aficionado del Real Madrid, ha visto este partido? ¿Cuántas veces se ha enfadado viendo cómo su Madrid se venía abajo en el segundo tiempo y, de forma repentina, Benzema le rescataba? ¿Cuántas veces ha aparecido Courtois en el momento más oportuno? El guion de esta película resulta tan repetitivo, que hasta el más inocente sabía lo que terminaría ocurriendo en el RCD Stadium.

El Real de siempre, el que empieza dominando, se apaga poco a poco, está contra las cuerdas y se acaba levantando con un zarpazo de su mejor minino. El encajagolpes Courtois solo se llevó dos en el encuentro. Joselu, el boxeador más temido del lugar -con permiso de Raúl de Tomás, que todavía no sabe qué hacer con su futuro- asestó dos derechazos muy duros al belga. El primero entró, pero el segundo, que se antojaba casi definitivo, lo esquivó para levantar el ánimo de sus compañeros. Los problemas de siempre y las soluciones de siempre: el cerebro de Karim y las manos de Courtois.

Foto: Karim Benzema, celebrando el segundo gol. (Reuters/Pablo Morano)

Lo mejor | La contundencia de las áreas

Es el mismo punto de siempre. Pero lo cierto es que ningún equipo parece lo suficientemente equipado como para detener a los especialistas del Real Madrid. Karim Benzema estuvo casi desaparecido durante todo el encuentro. En el primer tanto, fue un mero espectador de la jugada relámpago de Tchouaméni y la definición de Vinicius. Alzó la voz en el segundo tiempo con un disparo de interior al palo largo, para que Lecomte se exhibiese. Llegó el tramo final y al francés le quedaba la gasolina suficiente para propinar dos latigazos matadores al Espanyol. Y Courtois, siempre a tiempo. Bastante hizo en el tanto perico, atajando el primer disparo a bocajarro de Joselu. En el rebote, vencido sobre la hierba y con el delantero hispano-alemán con el fusil cargado, nada pudo hacer. Pero sostuvo a su equipo contra el mismo depredador, tras el paso por vestuarios. La faena decisiva de siempre.

Lo bueno | Tchaouméni ya carbura

Cuanto antes se acostumbre el aficionado madridista, mejor: Tchouaméni no es Casemiro. El flamante fichaje veraniego es el recambio de 'Case', pero no juega igual, ni desempeña el mismo papel. El encuentro de ayer es el claro reflejo de ello. Aurélien es generoso en defensa. Aparece por todas partes y su juventud le ayuda a no parecer nunca cansado. Ahora bien, en la colocación tiene que mejorar. En el RCD Stadium se vio cómo Modric y Kroos bajaban a organizar cada jugada del Madrid desde la base de la misma. Tchouaméni, por contra, se colocaba casi como mediapunta en la salida de balón. Su físico le permite un ida y vuelta constante, que se vio reflejado en el terreno de juego. Además, en el primer gol, fue el actor principal, con un chispazo y un pase de exterior con precisión clínica. Cada vez le pesa menos la camiseta.

placeholder Celebración del gol de Karim Benzema, durante el partido contra el RCD Espanyol. (EFE/Enric Fontcuberta)
Celebración del gol de Karim Benzema, durante el partido contra el RCD Espanyol. (EFE/Enric Fontcuberta)

Lo normal | Los cambios ayudaron a solucionar la desconexión

Desde el empate, el Madrid fue cuesta abajo. El descanso se presentaba como un tiempo muerto necesario para tomar aire, frenar el ritmo y volver al campo con serenidad y actitud. Nada más lejos de la realidad, los blancos volvieron al césped de Cornellà con las mismas dudas y errores del final del primer tiempo. Los cambios, que empezaron en el 58', salvaron a Ancelotti. Camavinga entró como un potro desbocado y ayudó a que sus compañeros reconectaran con el encuentro. Rodrygo, casi invisible en el tiempo que estuvo, volvió a dejar un destello de luz con su pase milimétrico a Benzema en el segundo gol del Real Madrid. Ceballos provocó la expulsión del guardameta rival y Carvajal ayudó a salvaguardar el resultado.

Lo malo | La espalda de la defensa

Si el pase filtrado de Tchouaméni fue muy bueno, el de Óscar Gil no se quedó atrás. A la línea defensiva del Real le volvieron a coger la espalda. Poca presión sobre el juvenil Rubén Sánchez, que amagó y pasó a placer el balón al lateral perico, para que este encontrase a Joselu dentro del área. Alaba fue, en Cornellà, el mariscal del lateral izquierdo, con incursiones interiores para ayudar al centro del campo. La defensa no estuvo horrible, pero se sostuvo en otro milagro Courtois. La segunda parte fue un monólogo del Espanyol, que se encontró con la posesión del balón y las riendas del partido, casi sin esperarlo. Sin demasiado colmillo, los locales le hicieron mucho daño al Real.

Foto:  Carlo Ancelotti, llegando a Balaídos. (REUTERS/Isabel Infantes)

Lo peor | La desconexión desde el gol

El problema pareció más mental que de fútbol. La primera parte del Real Madrid fue dominante hasta el minuto 42. Su rival dimitió por completo de la posesión y se quedó escondido, esperando su momento. Cuando este llegó, arrasó con todo y los de Chamartín lo pasaron realmente mal. El cuadro catalán mereció, por lo menos, el empate frente a su gente. Pero el Madrid se agarró a la esperanza de siempre. Y le salió bien, aunque la sensación en el terreno de juego era que el partido podía caer de cualquier lado, con preferencia para el equipo de casa. La desconexión no fue cosa de 10 minutos malos, sino de casi toda la segunda parte. Síntoma peligroso.

En definitiva, el Real Madrid cerró su ventana de tres partidos a domicilio seguidos con tres de tres en victorias. La primera y la última, sufridas de más, pero victorias al fin y al cabo. Los más escépticos alegarán que esta situación no es sostenible en el tiempo para revalidar los títulos de Liga y Champions, y más si no obviamos el hecho de que hay un Mundial de por medio. No les falta razón en su planteamiento, desde luego. Ahora bien, los hechos más recientes demuestran que este equipo vive de esto. La épica tiene un límite. O no, ¿quién lo sabe?

¿Cuántas veces, el aficionado del Real Madrid, ha visto este partido? ¿Cuántas veces se ha enfadado viendo cómo su Madrid se venía abajo en el segundo tiempo y, de forma repentina, Benzema le rescataba? ¿Cuántas veces ha aparecido Courtois en el momento más oportuno? El guion de esta película resulta tan repetitivo, que hasta el más inocente sabía lo que terminaría ocurriendo en el RCD Stadium.

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