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Un inoperante Atlético de Madrid resucita al Mallorca en una tarde para olvidar (1-0)
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La Champions, en peligro

Un inoperante Atlético de Madrid resucita al Mallorca en una tarde para olvidar (1-0)

El ariete kosovar, Muriqi, transformó una pena máxima muy polémica, puesto que Reinildo despejó el balón y no cometió falta. Los de Simeone solo dispararon una vez a puerta

Foto: Los jugadores rojiblancos protestaron la acción del penalti. (EFE/Cati Cladera)
Los jugadores rojiblancos protestaron la acción del penalti. (EFE/Cati Cladera)

LaLiga ya ha entrado en un terreno pantanoso donde cada palmo de tierra es una batalla. En la visita del Atlético de Madrid a Mallorca, con el Manchester City en la cabeza, Simeone se desesperó con los suyos. Un juego plomizo, interrumpido, impreciso y soporífero se adueñó de un conjunto sin ideas ni capacidad de reacción. Tras acabar la primera parte sin disparar ni una sola vez entre los tres palos, el técnico argentino sentó a Antoine Griezmann y Koke, síntoma inequívoco de que quienes deberían aguantar al equipo en momentos complicados están atravesando un bache que ya dura demasiado. La gota que colma el vaso la fabricaría el árbitro, Martínez Munuera, al señalar un penalti inexistente de Reinildo a Pablo Maffeo que Vedat Muriqi se encargó de transformar. El Atlético no supo darle la vuelta a la situación y perdió tres puntos vitales en la lucha por la Champions League.

El partido empezó con ritmo. Los rojiblancos saben que tienen que sumar de tres en tres si quieren estar en la próxima Champions League y la victoria de Sevilla el viernes y de Real Betis al mediodía le había insuflado presión al grupo. En frente estaba un Mallorca famélico de puntos. Con siete partidos consecutivos sin saborear la victoria, el conjunto del 'Vasco' Aguirre, viejo conocido colchonero, tenía clara la prioridad: orden defensivo, solidez colectiva y no arriesgar lo más mínimo. Los locales salieron avispados y Muriqui, refuerzo invernal, aprovechó una pérdida de Koke para probar fortuna.

placeholder El técnico argentino, durante el partido. (Reuters/Albert Gea)
El técnico argentino, durante el partido. (Reuters/Albert Gea)

Contestó el Atlético de Madrid a través de un reaparecido Yannick Carrasco. El belga, de lo más activos en los tímidos 45 minutos que protagonizaron ambos equipos, echó mano de su desborde individual para generar las primeras ocasiones de gol. De una aventura suya nació una jugada franca de Marcos Llorente, pero su disparo de primeras fue taponado en el último momento por Jaume Costa. El Mallorca pisó el área de Oblak y de no ser por un corte providencial de Felipe, el Mallorca habría tenido en su mano marcar el primer tanto.

Así las cosas en un toma y daca constante, el atrevimiento de los minutos iniciales se disipó. El partido, entonces, entró en una nueva fase de control, pases de seguridad, contemplación y muchos duelos individuales. Como si se hubiese parado el reloj en Mallorca. La pareja Koke-De Paul no lograba imprimirle velocidad a la circulación de la pelota ni filtrar pases entre líneas. El cambio de banda de Carrasco, de izquierda a derecha, acabó por anestesiar el partido. Y entre Antoine Griezmann y Luis Suárez, ambos desaparecidos en combate, no generaban peligro.

placeholder Antoine Griezmann no encuentra su mejor versión. (Reuters/Albert Gea)
Antoine Griezmann no encuentra su mejor versión. (Reuters/Albert Gea)

Al descanso, el Atlético se marchó sin ideas y sin frescura y el Mallorca había convivido bien con el dominio de la pelota visitante. Ni un solo disparo a puerta en 45 minutos. El esperpento fue tal que Simeone, visiblemente descontento con el rendimiento de su equipo, movió ficha por partida doble e introdujo a Matheus Cunha y Thomas Lemar por Griezmann y Koke. Sin embargo, la primera ocasión de la segunda parte la tuvo el Mallorca. Un misil de Brian Oliván encontró destino a las manos de Oblak, salvador para los suyos.

El Atlético seguiría sin disparar entre los tres palos, aunque De Paul lo intentó de lejos. Aguirre echó más gasolina al fuego y sustituyó a Kang-In Lee por Take Kubo. Simeone volvió a agitar el árbol al quitar a Suárez y De Paul por Joao Félix y Vrsaljko. Avisó Muriqi con un remate al que no llegó por poco y, acto seguido, una jugada muy polémica donde Reinildo tocó al balón en un control de espaldas de Pablo Maffeo, Martínez Munuera no dudó y señaló penalti. El delantero kosovar cogió la pelota con determinación y envió el balón al fondo de la red.

placeholder Adiós a la racha de siete partidos sin ganar. (Reuters/Albert Gea)
Adiós a la racha de siete partidos sin ganar. (Reuters/Albert Gea)

A partir de aquí, no sucedería mucho más. Una falta a la barrera de Thomas Lemar cuando Joao Félix estaba absolutamente solo, desmarques en profundidad de Cunha que no iban acompañados de pases precisos y un atasco ofensivo rojiblanco muy preocupante. Hasta Oblak se enfadaba con los recogepelotas, que arañaban todos los segundos que podían al cronómetro. Los de Simeone deberán remar mucho para certificar su clasificación para una Champions League que cuenta con seis equipos para cuatro plazas y donde el Real Madrid ya tiene asegurada la suya. Y este no es el camino.

LaLiga ya ha entrado en un terreno pantanoso donde cada palmo de tierra es una batalla. En la visita del Atlético de Madrid a Mallorca, con el Manchester City en la cabeza, Simeone se desesperó con los suyos. Un juego plomizo, interrumpido, impreciso y soporífero se adueñó de un conjunto sin ideas ni capacidad de reacción. Tras acabar la primera parte sin disparar ni una sola vez entre los tres palos, el técnico argentino sentó a Antoine Griezmann y Koke, síntoma inequívoco de que quienes deberían aguantar al equipo en momentos complicados están atravesando un bache que ya dura demasiado. La gota que colma el vaso la fabricaría el árbitro, Martínez Munuera, al señalar un penalti inexistente de Reinildo a Pablo Maffeo que Vedat Muriqi se encargó de transformar. El Atlético no supo darle la vuelta a la situación y perdió tres puntos vitales en la lucha por la Champions League.

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