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Aquel Atlético de Bianchi, el último argentino que sucumbió al grito del Calderón
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Un técnico adelantado a su tiempo

Aquel Atlético de Bianchi, el último argentino que sucumbió al grito del Calderón

El entrenador llegó al Atlético de Madrid respaldado por su experiencia en equipos argentinos, pero su aventura como colchonero acabó con el grito de "Bianchi vete ya"

Foto: Bianchi, en su etapa en el fútbol argentinos. (Reuters)
Bianchi, en su etapa en el fútbol argentinos. (Reuters)

El Atlético de Madrid es el club español, del grupo de los importantes, que más ha apostado por los entrenadores argentinos de renombre. Todos los predecesores de Simeone duraron menos de lo esperado en la ribera del Manzanares. Carlos Bianchi, tricampeón de la Libertadores y de la Intercontinental, fue el último de ellos.

Bianchi aterrizó en Madrid en la temporada 2005/06 tras ganarlo todo en Vélez Sarsfield y Boca Juniors. Su último título era Intercontinental de 2003, ante el Milan de Carlo Ancelotti. Empataron a uno, pero los xeneizes vencieron en penaltis (1-3). Para el Virrey, dirigir al Atleti era la oportunidad de redimirse en Europa después de su breve paso por la Roma en 1996. Sin embargo, la apuesta resultó fallida y supuso el fin de sus éxitos.

Zahinos recuerda el Atleti de Bianchi

El canterano José Ignacio Zahinos fue uno de los titulares de aquel equipo. En conversación con El Confidencial, recuerda a Bianchi: "Su idea era hacer un juego partido: los cuatro defensas más los dos pivotes para defender y los cuatro de arriba con libertad para atacar. Cuando uno de los laterales se incorporaba, los otros tres defensas debían quedarse. También uno de los centrocampistas, que solía ser yo. Él pensaba que con una línea de cuatro más dos se podía defender lo suficientemente bien como para que el resto tuviese libertad en la parcela ofensiva".

placeholder Carlos Bianchi entrenando a Boca Juniors. (REUTERS/Marcos Brindicci)
Carlos Bianchi entrenando a Boca Juniors. (REUTERS/Marcos Brindicci)

Aquel curso, Bianchi declaró que, en clave defensiva, a los cuatro jugadores de ataque solo les pedía recuperar pronto sus posiciones. Zahinos lo rememora: "Al dar tanta libertad a los de arriba, a lo mejor determinados jugadores perdían la concentración defensiva, por lo que los de atrás sufríamos mucho. Defender en igualdad numérica era algo muy difícil por ejemplo contra futbolistas del nivel de Zidane, Ronaldo, Riquelme o Forlán. Dentro de un orden, Bianchi siempre insistía en esa división, y era porque ese estilo de juego fue el que siempre le había funcionado. Es algo distinto a lo que ahora vemos (...)". Un fútbol diferente al de ahora, apunta Zahinos. Más allá de la experiencia de Bianchi en España, es posible que lo que en aquella época pasase definitivamente por encima tanto del entrenador bonaerense como de otros de su generación fueran los tiempos.

Y es que desde la segunda mitad de los años dos mil, técnicos nacientes como Mourinho y Benítez, Guardiola o el propio Simeone agitaron el fútbol con un estudio del juego y de su preparación tan profundo como novedoso. El uso de métodos como la periodización táctica en los entrenamientos, el análisis racionalizado de los partidos con ayuda de las tecnologías y la consiguiente aplicación de conceptos tales como los mecanismos de presión generarían equipos imponentes. Conjuntos que hoy parecen sólidas estructuras fruto de la tecnificación. Se abrió así una suerte de espectro del que muchos de los técnicos de referencia hasta esas fechas quedaron fuera.
Para Zahinos, la variación temporal es clara, ya que "no se puede comparar aquel equipo con lo actual, donde todo ha ido a más. Hoy se demuestra mucho más que para ganar los partidos tienen que defender y atacar los once jugadores. Que hay que estar siempre juntos y tener la misma idea. No es que nosotros no tuviéramos una idea, pero es distinto".

Bianchi tenía 56 años y no volvió a entrenar lejos de su país, ni a ganar título alguno. Pero ¿cuál era la idea con la que venció a rivales como el Sao Paulo de Santana, el AC Milan de Capello o el Real Madrid dirigido por Del Bosque? La idea por la que el legendario Griffa aseguró que "con Bianchi el Atlético volverá a ser ese equipo extremadamente ganador que fue". ¿Cómo fue aquel Atleti que no funcionó?

Bianchi, un entrenador realista

El pensamiento central de Bianchi respecto al juego era dividir las labores del equipo y ofrecer libertad a cada futbolista según sus características, como cuenta Zahinos. Algo que, en el programa Amigos con Pepe Basualdo emitido en 2020, el técnico explicó de la siguiente manera: "yo soy alguien que le hago confianza al jugador. Daba las consignas tácticas lógicas y luego trataba de dejar que los jugadores se expresasen. No intentaba enseñarles a jugar al fútbol".

Foto: Toni Grande junto a Vicente del Bosque. (EFE/Alberto Lancia)

Esto era lo esencial en él. Dentro de ello, en repetidas ocasiones Bianchi se definió como un técnico ofensivo y partidario de acaparar el balón. "Yo quiero tener la pelota los noventa minutos si es posible. Ahí estoy tranquilo. Si la tengo yo, el rival no juega, no me puede hacer ningún gol", aseguró en 2004 para El País. Como argentino que es, no cabe duda de que Bianchi siempre apreció el fútbol a través de los jugadores técnicos, el buen trato a la pelota y la inventiva en ataque. Pero lo cierto es que sus primeros éxitos con Vélez se dieron con un estilo de juego más directo y "de mucho sacrificio", según sus propias palabras. Así como en su etapa del Calcio fue tachado de entrenador táctico y hasta defensivo, debido al orden y la altura donde se plantaban sus equipos.

Y esto sucede porque hablar de Bianchi no es hacerlo de Menotti, sino de alguien que nunca dogmatizó una táctica o trazó una línea roja de juego que no cruzar. Él lo llamó ser "un entrenador muy práctico, para quien el fútbol es sencillo". De este modo, sobre su principal rival en 2003, dijo que "el de Ancelotti es un equipo bien parado tácticamente en el campo. Cuesta entrarle cuando se defiende. Y, cuando ataca, tiene jugadores creativos, como Rui Costa, y desequilibrantes, como Kaká, Inzaghi, Shevchenko. El Milan es un equipo realista".

Eso era Bianchi, un entrenador más cerca del realismo que del idealismo: pedía el ingenio de Riquelme solo si tenía a Riquelme. Y en el Atleti no lo tendría.

Un Atleti sin Riquelme y a la moda

Debido a su brillante Boca Juniors, se entiende que la figura de Bianchi vaya asociada a la del clásico enganche argentino, concretamente a Riquelme. Y por ello sus equipos se asocian a la creatividad. Pero esto también es algo relativo. En 2002, Riquelme no encajó en el Barça y Bianchi opinó que "Román es un jugador para cualquier fútbol del mundo porque, en su puesto, es bastante completo. Para mí, él es un enganche típico (...) lo que hay que decirle es: 'Busca la posición que te resulte más cómoda y desequilibrá" (...) Yo no le puedo decir: 'Haz esto, esto y esto'. No. Le tengo que dar libertad. A Cruyff no se lo encasillaba y a Riquelme tampoco se le tiene que encasillar. Ni a Riquelme, ni a Aimar, ni a Zidane. ¿O a Platini le encasillaban?".

placeholder Juan Román Riquelme celebra un tanto con argentino. (REUTERS/Santiago Pandolfi)
Juan Román Riquelme celebra un tanto con argentino. (REUTERS/Santiago Pandolfi)

E inmediatamente a su llegada al Atleti, el técnico quiso ficharlo. Bianchi admitió haber "hablado con Riquelme. Pero es que yo con Román habló siempre. Somos amigos (...) Cualquier director deportivo, si tiene un poco de sentido común, quiere a Riquelme (...) Dependerá de Toni Muñoz, al margen de los sentimientos que yo tenga". Poco más tarde el club colchonero anunció la "ruptura definitiva de las negociaciones por Riquelme", quien continuó en el Villarreal.

Como defendió Bianchi, la mayoría de técnicos querría tener a un crack mundial en su equipo. Salvo para radicales como Van Gaal, un jugador así está por encima de cualquier concepción táctica. Pero los hechos muestran que era la dimensión del futbolista y no el rol sobre el campo lo que de verdad ansiaba Bianchi. Por ello, no conseguir al '10' y sí a jugadores punteros con otras características no fue preocupante para el entrenador argentino, dado que solo así pudo acogerse a las tendencias tácticas, a la realidad del momento.

Tendencias que Bianchi repasó de la siguiente manera: "El fútbol español y el italiano tienen ahora el 4-4-2: cuatro defensas, cuatro volantes y dos delanteros. (...) Y el caso es que Román no es para jugar un 4-4-2, él está para un 4-3-1-2: tres volantes, un enganche libre y dos delanteros. O como el Valencia el curso pasado, que hacía un 4-4-1-1. Aunque a mí no me gusta jugar con un solo delantero. Yo prefiero sacar un volante y poner un enganche y dos delanteros. Eso depende de lo que quiera arriesgarse cada uno".

placeholder Imagen alineación de Bianchi. (TVE)
Imagen alineación de Bianchi. (TVE)

Contar en el Atleti con atacantes de perfil tan vertical como Fernando Torres, Kezman, Petrov o Maxi Rodríguez y con volantes de corte táctico como Zahinos, Gabi o Colsa propició que Bianchi se olvidase del enganche para emplear el dibujo 4-4-2 lineal que el canterano rojiblanco explicó al inicio de este artículo. Un sistema con la pretensión de atacar mediante pocos pases y a través de los costados que, si se atienden las declaraciones ofrecidas por el técnico poco antes, no puede resultar del todo extraño: "el Boca tuvo un centro del campo con el colombiano Serna, Basualdo, Cagna -y Riquelme-, que era muy bueno. También en el Vélez tuve a Gómez, Basualdo y Bassedas, igualmente muy bueno. (...) Pero con volantes que tal vez no tienen una gran creatividad, el equipo tiene otras necesidades. Yo me atengo a los jugadores con los que cuento y a las necesidades del equipo en cada momento".

Un equipo vertical con Ibagaza en el banquillo

En este sentido, piensa Zahinos que efectivamente "puede que Bianchi se adecuase a los futbolistas que tenía la plantilla". Aunque no es menos cierto que Bianchi rechazó el fichaje del creativo Guti, con quien el club parecía tener un acuerdo verbal, y que aquel ambicioso Atleti disponía de variedad de buenos jugadores. Por ejemplo formaba parte del grupo Ariel Ibagaza, uno de los mejores enganches que ha pasado por la Liga. El argentino se perdió el mes de septiembre por lesión, pero cuando regresó a su forma Bianchi no le confió la manija. Un Ibagaza de quien Zahinos cuenta que "cuando jugábamos en posesiones o en partidos cortos de entrenamiento, el equipo que iba con el Caño casi siempre ganaba, porque era muy dinámico y asociativo. Cuando estaba bien, a mí me parecía un magnífico jugador". Es posible que, a juicio de Bianchi, el nivel de Guti o del Caño no fuera tan elevado como para quebrar ese orden táctico europeo que respetó antes en Italia y de nuevo quiso respetar. Como también es probable que la directiva no viese bien que fueran suplentes Petrov, Maxi y Kezman, futbolistas por los que acababa de pagar más de 25 millones de euros.

La única certeza es que, en el funcionamiento, el equipo trató de parecerse más a su Vélez de los noventa que al Boca del 2000. Y esto fue debido a los jugadores que Bianchi decidió utilizar, no lo forzó solo la confección de plantilla. Aquel Atleti se planteó así y por ello a Ibagaza le volvió a suceder lo de sus primeros años en España, tuvo que ocupar el banquillo debido a la desconfianza hacia el enganche en la Liga. Situación que contó en su día para la revista Don Balón: "Para mí, los enganches son muy importantes en el sistema porque hay que llevar a los compañeros que están a tu alrededor en el campo a estar juntos y siempre mirar el arco de enfrente (...) Pero aquí en la Liga no se juega con enganche. Se juega con un punta y un mediapunta. El primer año, para los que jugamos en este puesto es difícil. Tanto a mí como a Aimar y Riquelme nos costó mucho”.

Un Atleti intenso y quebradizo

Entonces empezó la temporada y, como predijo Ibagaza, la fase ofensiva del Atleti adoleció de desunión durante muchos partidos. El centrocampista de banda Maxi se movía hacia dentro a demanda de la situación, puesto que la defensa zonal planteada por el Virrey daba paso a un ataque de mayor movilidad. "Maxi ayuda, al meterse por el centro, y los demás son gente muy vertical a la que se le puede meter pases a la espalda de la defensa", explicó entonces Zahinos. Aunque se demostró que Maxi no era un jugador que tuviese la técnica y la pausa necesarias para juntar un equipo a través del balón.

Para finales de noviembre, un empate contra el Espanyol dejó al Atleti en undécimo lugar de la tabla, a cinco puntos del descenso y con solo 13 goles a favor. Era el peor registro a esas alturas de campeonato en toda su historia. Tratando de justificar la mala racha, el técnico dijo tener "los defectos de nuestras propias virtudes". Se refería a que se atacaba de manera precipitada debido a las condiciones de los futbolistas utilizados, que hacían que no se pensase "en la construcción, ni en la creación de fútbol".

placeholder Fernando Torres era el crack del Atleti. (Gruppenbild)
Fernando Torres era el crack del Atleti. (Gruppenbild)

Los buenos resultados no llegaban y entonces arreciaron las críticas. Muchas de ellas señalaban la falta de entrega y el mal estado físico de los jugadores, ya que en el desenlace de los partidos el rendimiento decrecía drásticamente. Sobre la entrega en el campo, antes de empezar la Liga Bianchi avisó de que siempre pretendía que sus equipos se pareciesen a lo que él era como jugador, alguien insaciable. Actitud, lo llamó. "Por eso les digo siempre a los futbolistas que puedo aceptar cualquier cosa, que jueguen bien o mal, que sean un desastre, pero nunca les voy a aceptar que no dejen todo dentro de un campo de juego. Ellos comprenden muy bien que, si no lo dan todo, conmigo están en falta. Eso es lo que yo llamó la actitud. Usted puede jugar bien o mal, pero el equipo dentro del campo de juego tiene que tener una actitud positiva, tiene que ir a buscar el partido", advirtió.

Y según cuenta Zahinos, los pobres resultados no fueron por falta de actitud o de preparación física, sino de fortuna en los momentos decisivos: "Yo había estado con muchos entrenadores, pero recuerdo que la pretemporada con Bianchi y su preparador físico, Julio Santella, fue especialmente dura. De mucha carga de trabajo y con entrenamientos súper exigentes, incluso con triples sesiones (...) Aquel era un equipo intenso. Pero aunque había buena plantilla, jugábamos bien con balón y estábamos preparados físicamente, en aquella temporada empezamos muchos partidos ganando y luego los perdimos o empatamos en el tramo final desgraciadamente, lo que nos bajó la moral".

Bianchi se despide de Europa

El último partido dirigido por el argentino fue un 0-0 en el Calderón contra el Valencia, el 8 de enero. Esa noche el Calderón coreó: "Bianchi, vete ya". Fue despedido cinco días después. En el programa antes citado, Bianchi reflexionó sobre su paso por el Atlético de Madrid del siguiente modo: "Teníamos un buen equipo al que no le encontré la vuelta. Tal vez los hice jugar bastante al ataque cuando estaban preparados para jugar de contragolpe".

placeholder Bianchi, en una imagen de archivo. (REUTERS/Tomas Bravo)
Bianchi, en una imagen de archivo. (REUTERS/Tomas Bravo)

Algo que Zahinos corrobora para El Confidencial, afirmando que "Bianchi era un entrenador de primer nivel y muy valiente. Aun en partidos contra rivales grandes, como el Madrid de los Galácticos, él insistía en jugar abiertos aunque fuésemos perdiendo, cuando lo normal es encerrarse". El técnico concluyó esa parte de la entrevista confesándole a Basualdo que "tal vez fuese que en el Atleti no encontré el sistema que convenía al equipo". Dudas razonables entre el 4-4-2 y el 4-3-1-2, sus sistemas predilectos. Con una racha de siete empates y dos derrotas en sus últimos partidos de Liga, a inicios de 2006 acabó la era gloriosa de Bianchi. Un técnico que no triunfó en Europa, pero consiguió ganarlo todo justo antes de que el fútbol sufriese una verdadera revolución desde los banquillos.

El Atlético de Madrid es el club español, del grupo de los importantes, que más ha apostado por los entrenadores argentinos de renombre. Todos los predecesores de Simeone duraron menos de lo esperado en la ribera del Manzanares. Carlos Bianchi, tricampeón de la Libertadores y de la Intercontinental, fue el último de ellos.

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