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Paco Jémez: “Los defensores de mi época éramos mejores, ahora falta concentración"
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Entrevista al entrenador y exjugador

Paco Jémez: “Los defensores de mi época éramos mejores, ahora falta concentración"

Debutó en el Córdoba, se enamoró de Vallecas y luego integró el Súperdepor. Como entrenador, comandó la mejor etapa del Rayo y ahora espera una nueva oportunidad

Foto: Paco Jémez. (EFE)
Paco Jémez. (EFE)

La casa de Paco Jémez (Las Palmas de Gran Canaria, 1970) siempre estuvo llena de música porque su padre, Lucas de Écija, fue cantaor flamenco. Él, sin embargo, “como todos los niños de la época”, se decantó por la pelota. Debutó en el Córdoba, ciudad de la que se siente, aunque se consagró en el Deportivo de La Coruña tras haberse enamorado previamente de Vallecas.

Jémez fue internacional y un central recordado por sus marcajes a jugadores como Maradona, Bebeto o Butragueño. Ahora, sin embargo, se le recuerda por su etapa al frente del Rayo como entrenador. El club consiguió la mejor clasificación de su historia (octavo) con el presupuesto más bajo de la categoría. “Es algo que no tiene explicación”, confiesa.

El entrenador está ahora a la espera de una nueva oportunidad. El año pasado decidió parar y lo agradeció por el desgaste de los banquillos. Atrás dejó una segunda etapa en el Rayo, que no acabó como él hubiera deseado. No le quita ojo a la actualidad de la franja, donde espera que Iraola triunfe en el club de su vida.

Pregunta: Su padre, Lucas de Écija, fue cantaor flamenco. ¿Nunca pensó en dedicarse a lo mismo?

Respuesta: Para eso hay que tener talento y voz. Y yo no tengo ninguna de las dos cosas. Es cierto que me gusta mucho y que lo he vivido en mi casa desde muy pequeñito. No tuve las facultades de mi padre y por eso tuve claro que seguiría mi camino.

P: ¿Desde pequeño mostró interés por el balón?

R: En mi época, donde no había tantos deportes como ahora, sólo había un balón y los niños jugábamos al fútbol. Te gustara más o menos, era el deporte que teníamos y casi el único que podíamos practicar. Tampoco tuve a mi alcance muchos más.

P: ¿El flamenco le gusta o acabó aborreciéndolo de tanto escucharlo en casa?

R: Me gusta. Hay algunas cosas que me gustan más que otras. Los cantes puros, hondos, son para gente muy entendida. A mí siempre me ha gustado el fandango, las bulerías, la alegría… Todo lo relacionado con el flamenco me gusta.

P: He leído que usted era buen estudiante, pero que dejó la carrera, Ingeniería Técnica, en segundo. ¿Nunca pensó en retomarla?

R: Estudiar es como el resto de las costumbres: cuesta mucho retomarla cuando la dejas. Me gustaría retomarla porque es algo que tuve que dejar porque no podía dedicarme a ambas cosas. Me dio pena dejarla. No lo descarto, pero lo veo complicado.

placeholder Paco Jémez, en su etapa del Rayo. (EFE)
Paco Jémez, en su etapa del Rayo. (EFE)

P: Su padre tenía una vida complicada porque trabajaba de noche. ¿Se percatan los jugadores de lo afortunados que son en ese tema? Hay parte del público que cree que sólo quieren más y más millones…

R: Depende de cada jugador y de la vida de cada uno. Gracias a mis padres, he valorado lo que he conseguido y lo que he tenido. No siempre es así porque cada uno viene de una familia y circunstancias diferentes. Yo recibí en casa una buena educación en cuanto a valores, que ahora están en decaimiento. Para enseñarlos, no hay que tener una carrera o un máster. De hecho, mis padres no tenían estudios. Estoy muy orgulloso de lo que ellos me enseñaron.

"Es tristísimo que la gente se jacte de no haber leído un libro en su vida"

P: Dicen que ahora hay más formación, pero menos educación. Y que antes era a la inversa. ¿Está de acuerdo?

R: La incultura siempre se ha llevado con bastante deshonra y la falta de educación con vergüenza. Actualmente, todos tienen al alcance ir a la escuela o a la universidad. A pesar de la cantidad de formación existente, hay menos educación. Estoy de acuerdo. La gente se jacta de no haber leído un libro en la vida. Eso es tristísimo. Nuestros padres no lo habían hecho porque no tuvieron acceso a la universidad.

P: Ahora que ha hablado de los libros. ¿Lee usted con asiduidad?

R: Me gusta leer. Actualmente lo tengo algo dejado, pero me gusta. Soy muy raro porque tengo que encontrar un libro que me llene. Hay épocas en las que he leído más que ahora. Tendría que leer más.

P: ¿Tiene algún autor o libro de cabecera?

R: Arturo Pérez Reverte.

P: ¿Alguno en concreto? ¿’Una historia de España’, ‘Hombres buenos’?

R: ‘El Capitán Alatriste’, del que hay una buena adaptación a película. Ese libro es espectacular.

P: Usted se crio y debutó en el Córdoba. ¿Cuál es su relación con la ciudad?

R: Ha sido, es y será es muy cercana porque me he criado allí, tengo parte de mi familia y a muchos amigos. Es mi ciudad, aunque naciera en Las Palmas. Cuando me preguntan, digo que soy cordobés. No reniego de mis raíces canarias, pero me he criado y formado en Córdoba.

placeholder Paco Jémez, en su etapa en el Rayo. (EFE)
Paco Jémez, en su etapa en el Rayo. (EFE)

P: En 1992 usted se marchó al Rayo. ¿Cómo le explicaría a alguien que no conoce el barrio cómo es Vallecas?

R: Es difícil explicarlo; hay que mamarlo y vivirlo. Tiene una idiosincrasia muy clara: o la entiendes y estás dentro o no la entiendes y estás fuera. Allí es blanco y negro, no hay colores intermedios. Son gente que, si te llegan, te llegan para siempre. Son muy reivindicativos y que pelean mucho por los suyos. Nunca dan un brazo a torcer. Me identifiqué muy bien con esos valores.

P: ¿Sabía usted qué era Vallecas antes de llegar?

R: Sí, pero sólo de oídas. Te das cuenta de qué es aquello cuando estás allí.

"A Ruiz-Mateos le importaba más bien poco el fútbol"

P: El presidente era Ruiz-Mateos. ¿Cómo lo recuerda?

R: Coincidí con él el primer año del Rayo en Primera. Para él, eso era la leche. Fue el apogeo de Rumasa y su pelea con los poderes fácticos de entonces. Era un tipo muy cercano y cariñoso. Tenía una ubicación patriarcal, sobre todo lo que dependía de él, espectacular. Nos hablaba como si fuera nuestro padre. Esa cercanía te la hacía llegar. Luego, no me meto en lo que le pasó con sus empresas. Mi trato personal fue extraordinario. Él se metió en el fútbol por razones que no eran futbolísticas. De hecho, a él le importaba más bien poco. Él se fue impregnando de los valores de Vallecas.

P: ¿Le sorprendió cómo acabó luego?

R: Sí, me sorprendió. El cariño era mutuo. Era un tío muy gracioso y simpático. Fue algo que impactó a todo el mundo, sobre todo a los que lo conocimos.

P: Usted destacó por sus marcajes a jugadores como Bebeto, Maradona, Penev, Butragueño, Futre… ¿Tenían sentido en el fútbol de antes y no en el de ahora?

R: Antes se estilaba el marcaje al hombre en lugar del zonal, algo que ha hecho que los defensas sean peores.

P: ¿Por qué?

R: Tienen otras aptitudes con balón, pero son peores defensores. Nosotros éramos mejores defensores que los de ahora. Estábamos acostumbrados a estar corriendo detrás de un tipo todo el partido y a estar muy concentrados. Actualmente, los errores que se cometen son por falta de concentración. También nos responsabilizábamos de los jugadores a los que marcabámos, pero ahora nadie es responsable. Antes era más fácil encontrar buenos defensores.

P: En 1993 usted se marchó al Deportivo, a pesar de que Arsenio Iglesias no lo quería. Supongo que se iría convencido por el proyecto…

R: Sí, sabía que iba a ser complicado por la plantilla que tenía el Deportivo. Camacho, que se fue al Espanyol en Segunda, quería ficharme y que siguiera con él. Yo, sin embargo, prefería jugar UEFA y seguir en Primera. Jugaban Bebeto, Salinas, Donato, Mauro Silva, Aldana, Claudio… La decisión más fácil era irme al Espanyol porque cobraba más dinero e iba a jugar más. No obstante, como me había costado tanto llegar a Primera, me dio un poco de miedo volver a Segunda. Por eso elegí el Deportivo.

Foto: Camacho protesta ante Al-Ghandour durante el Mundial de Corea y Japón. (Imagen de archivo)

P: ¿Que llegaran jugadores como Bebeto o Mauro Silva fue sólo por la astucia de Lendoiro?

R: Eran otros momentos. Actualmente es imposible que dos jugadores de esta talla estén en otro equipo que no sea Madrid, Barça o Atleti. Antes sí. El fútbol ha cambiado bastante. Ellos aparecieron por Lendoiro. Si no, no hubieran jugado en el Deportivo. Él se las apañó para que llegaran dos jugadores que fueron campeones del mundo. Eran dos futbolistas top mundiales.

P: Ustedes perdieron la Liga con el penalti de Djukic en 1994 y ganaron la Copa en 1995. ¿Fue la venda que tapó la herida o hay heridas que nunca se curan?

R: Las heridas se abren y sólo el tiempo las cura. Perder aquella Liga nos dolió muchísimo porque pensamos que nunca más lo íbamos a tener en la mano. Nos ganamos el respeto de toda la gente.

P: Se convirtieron en el segundo equipo de todos los españoles…

R: Exactamente. Todos decían su equipo y el Deportivo. Lo conseguimos con mucho trabajo y tesón. Eso no es ganar una Liga, pero es ganar muchas cosas.

P: Usted coincidió con Martín Vázquez en el Deportivo. ¿Fue el mejor de La Quinta?

R: Eran muy buenos todos. Como él, he visto muy pocos jugadores como él. Es muy amigo mío y nuestras familias son muy allegadas. Sólo he visto tres o cuatro jugadores como él en mi vida. Y he visto buenos futbolistas.

P: ¿Cuál diría que son esos tres o cuatro?

R: Te hablo de aquella época. Todos los de La Quinta eran buenísimo. Martín Vázquez estaba muy cotizado. De hecho, se fue al Torino como estrella absoluta y volvió como estrella absoluta. Era un jugador espectacular.

P: Usted tuvo a Arsenio y a Toshack en el Deportivo. Del gallego destacan su cercanía con los jugadores y del británico que era muy estricto. ¿Qué es más necesario para ser buen entrenador, tener mano izquierda o ser intransigente?

R: Es un compendio de todo, no vale con ser sólo de una manera. Cada situación te va a llevar a ser de una forma o de otra. Hay situaciones en las que vas a tener que ser totalmente intransigente y otras en las que tienes que llorar con el jugador. Las personas tenemos que adaptarnos a las situaciones.

placeholder Paco Jémez, dando instrucciones. (EFE)
Paco Jémez, dando instrucciones. (EFE)

"No vi demasiado interés del Deportivo para que continuara"

P: En 1998 usted fichó por el Zaragoza. ¿Por qué se marchó? ¿No contaba Irureta con usted?

R: No hablé con Irureta. Se me planteó firmar con el Zaragoza, que era un equipo que me llamaba la atención. Estuve reunido con Lendoiro, que hizo un esfuerzo para que me quedara. Sin embargo, entendí que mi andadura en el Deportivo había acabado. En esa época el club ya estaba firmando internacionales y jugadores de mucho nivel. Se sentaron conmigo, pero no vi demasiado interés. Como el Zaragoza estuvo más interesado, decidí marcharme.

P: ¿Quién fue más importante en la historia del Deportivo, Arsenio o Irureta?

R: Cada uno tiene su lugar. Yo no he estado con Irureta, así que no puedo hablar de él como entrenador. De Arsenio sólo puedo decirte cosas buenas.

P: Usted estuvo cinco temporadas en el Zaragoza, donde ganó una Copa y debutó con la Selección. ¿Fue la mejor etapa de su carrera?

R: Fueron dos, los últimos años del Deportivo y los de Zaragoza. Fui a la Selección por mi rendimiento en el Deportivo, porque cuando me citaron aún no había debutado con el Zaragoza. Fue un premio a mi andadura en Galicia. Fueron las dos etapas más largas porque estuve cinco años en ambos sitios. Si estás tanto tiempo en un lugar, es más probable que ocurran cosas.

P: Usted dejó el fútbol con 33 años. ¿Por qué decidió hacerse entrenador?

R: Acabé más cansado mentalmente que físicamente porque yo me cuidaba muchísimo. De hecho, luego me arrepentí porque podía haber jugado dos o tres años más. Yo llevaba desde los 17 años pegando bandazos, moviendo a la familia… Mentalmente, necesitaba parar. Físicamente hubiera aguantado lo que hubiera querido. Me costó asimilar que me había retirado.

P: ¿Cómo fueron los inicios en el banquillo?

R: Mi primer equipo fue el Alcalá de Henares, en Tercera. De ahí me fui al Córdoba, en Segunda. Me planteé ser entrenador porque quería seguir ligado al fútbol y era el único sitio en el que me veía. El Córdoba me llamó y, cuando te llama, casi nunca o nunca puedes decirle que no. Fue un honor y un orgullo ser su entrenador. Fue un sueño complicado.

placeholder Paco Jémez, en su etapa en Las Palmas. (EFE)
Paco Jémez, en su etapa en Las Palmas. (EFE)

P: En 2012 usted llegó al Rayo y acabaron octavos con el presupuesto más bajo de la categoría, 7’2 millones. ¿Cómo se explica eso?

R: No tiene explicación. Llevo muchos años viendo el fútbol, pero no lo entiendo. La práctica no engancha con la teoría. Esa fue la mejor clasificación del Rayo en su historia. Esa cifra era el presupuesto para toda la plantilla y el cuerpo técnico. Ese dinero se lo gasta ahora cualquier equipo en tres o cuatro jugadores. Todos nos daban como descendidos antes de empezar porque el equipo estaba en concurso de acreedores. Cuando el aire sólo soplaba en contra, jugamos al fútbol a las mil maravillas. Me encantaría explicarlo, pero no lo sé.

P: Aquel Rayo descendió en 2016. ¿Por qué se desinfló el proyecto?

R: Cuando luchas siempre por mantener la categoría, puede pasar que tarde o temprano desciendas. Era un equipo que jugaba bien y que hizo buenos números, pero descendimos injustamente. Entendimos que, si no había un margen de mejora en la capacidad del equipo para competir, pues nos iríamos a Segunda. El Rayo acumuló cinco temporadas seguidas en Primera, la etapa más larga. Siempre decían que era un equipo ascensor.

"Yo me divierto jugando bien y ganando"

P: Usted dijo en aquel momento: “Si la gente sale del campo y se ha divertido, ya hemos ganado”. ¿Le importaba más la faceta lúdica del fútbol que el resultado?

R: Sí. Nunca he dicho que no me importe el resultado porque yo quiero ganar. Algunos dicen que la gente se lo pasa bien ganando y yo discrepo. Yo me divierto jugando bien y ganando. Hay veces que gano y no juego bien y no estoy contento. Los que nos dedicamos al fútbol tenemos que dedicarle a nuestra afición algo más que una simple victoria. Es importante y de lo que se vive, pero estamos en la obligación de que la gente se emocione, llore, ría, grite, se levante de sus asientos… Eso es lo que me enseñaron sobre el fútbol. El fútbol no es como el cine: no llegas, ves la película y te vas. Si no eres capaz de despertar esas emociones, nos cargamos el espectáculo.

P: Usted tuvo también una etapa en el Cruz Azul. ¿Qué tal la experiencia? Le escuché decir que la prensa mexicana le desgastó más que la española…

R: La prensa mexicana es más agresiva: siempre hay polémica, las noticias se publican de otra manera… La experiencia mexicana me encantó. De hecho, regresaré a México si alguna vez tengo ocasión. Hay mucha presión porque la prensa aprieta muchísimo.

P: ¿Está ahora más cerca o más lejos de volver entrenar?

R: Espero que más cerca que lejos porque tengo muchas ganas. Aunque tuvo dos o tres ofertas, el último año me lo quise tomar de descanso. Desde 2006 que empecé a entrenar, no había parado un año. He seguido muy vinculado al fútbol a través de los medios, viendo entrenamientos… Estoy muy ilusionado por si sale algo bonito y hay algún proyecto interesante.

P: ¿Qué opinión le merece el Rayo de Iraola?

R: En cuanto a resultados, consiguió el ascenso, que es dificilísimo. Ahora ha empezado bien la Liga y se ha reforzado bien. Deseo que le vaya lo mejor posible y que mantenga la categoría. El entrenador ha cumplido las expectativas y ojalá esté muchos años porque será señal de que al club le va bien.

P: Por último, ¿dónde es más difícil triunfar, en el fútbol o en la música?

R: Triunfar es difícil hasta jugando a las canicas. En la música sólo tengo el ejemplo de mi padre. Él triunfó porque fue uno de los mejores cantaores que hubo en España. Estoy muy orgulloso de él. Es complicado triunfar en cualquier faceta. No sé si he sido de los mejores o de los peores, pero he conseguido todo lo que me he propuesto en mi vida deportiva.

La casa de Paco Jémez (Las Palmas de Gran Canaria, 1970) siempre estuvo llena de música porque su padre, Lucas de Écija, fue cantaor flamenco. Él, sin embargo, “como todos los niños de la época”, se decantó por la pelota. Debutó en el Córdoba, ciudad de la que se siente, aunque se consagró en el Deportivo de La Coruña tras haberse enamorado previamente de Vallecas.

Paco Jémez
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