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El Barça descubre que hay vida después de Leo Messi
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Primer partido sin el argentino

El Barça descubre que hay vida después de Leo Messi

El combinado dirigido por Ronald Koeman firmó un gran debut marcado por el doblete de Braithwaite y el debut de Memphis Depay. La grada se dividió a la hora de silbar a Messi

Foto: Un aficionado azulgrana se hace una foto antes del pitido inicial. (Reuters)
Un aficionado azulgrana se hace una foto antes del pitido inicial. (Reuters)

Ha pasado solo una semana desde que Leo Messi apareció deshecho en lágrimas para explicar su adiós. El golpe anímico fue brutal por inesperado y la incógnita era si la congoja se iba a trasmitir también a la plantilla y si la grada iba a pedirle cuentas a Laporta o a los jugadores por no bajarse el sueldo. Al final no sucedió ni una cosa, ni la otra. Al margen de unas pancartas en los alrededores del estadio llamando 'trilero' al presidente y de algunos tímidos silbidos a Jordi Alba y Sergi Roberto, fue una noche plácida en el Camp Nou. Los 20.384 espectadores que acudieron al estadio se marcharon contentos con lo que habían visto: un 4-2 con dos goles de Braithwaite, uno de Piqué que fue aclamado por su gesto de rebajarse el salario y el último de Sergi Roberto. Hay vida después de Messi.

placeholder Depay fue uno de los nombres a destacar. (Reuters)
Depay fue uno de los nombres a destacar. (Reuters)

Para el estreno, Koeman decidió alinear a dos de los fichajes de la temporada, Memphis y Eric García que han sido inscritos en el último momento gracias a Piqué, que explicó tras el partido en declaraciones a Movistar+ que él ha sido el primero, pero no será el único: “El gesto es lo que tocaba, sé que los otros capitanes van a dar también el paso. Esto es una familia y todos vamos a una. Es la decisión que hemos tomado y estamos orgullosos de ello. A veces porque no salimos mucho a hablar hay malos entendidos, pero todos los capitanes nos hemos alineado. Por una cuestión de tiempo yo he sido el primero, pero ellos también lo harán. No es una cosa solo mía sino de todos”.

Sueldos aparte, la mejor noticia del partido fue Memphis Depay que demostró que las buenas sensaciones que había dejado en la pretemporada no eran un espejismo. El neerlandés, además, sacó la falta que Piqué cabeceó a puerta en el minuto 19’ e inició la jugada del tercer gol tras asociarse con Jordi Alba, que ha encontrado un nuevo socio tras la marcha de Messi. El equipo presionó, estuvo atento e intenso y divirtió. Desde el primer minuto demostró que no estaba para melancolías y para el público fue más fácil esforzarse en olvidar que no estaba el 10. Todo iba como la seda hasta que en el 81’ marcó Lobete y tres minutos después Oyarzabal de falta, lo que añadió picante al final y evitó cualquier tipo de debate existencial, más aún cuando Sergi Roberto marcó en el 90’ y se besó el escudo de la camiseta.

Pitos y aplausos a Messi

Lo más curioso de la noche sucedió en el 55’. Ya en el 10 de la primera mitad, parte de la afición coreó el nombre de Messi y lo quisieron repetir en la segunda, pero al cántico contestaron muchos con una sonora pitada difícil de descifrar. O la grada no estaba para homenajes y quiere pasar página rapidito o no hay quien lo entienda teniendo en cuenta la zozobra con la que se ha vivido la marcha del argentino.

placeholder Los aficionados recordaron al excapitán argentino. (Reuters)
Los aficionados recordaron al excapitán argentino. (Reuters)

Laporta, que también escuchó algún silbido cuando apareció en el palco justo cuando por la megafonía se anunciaba la alineación de la Real Sociedad, tuvo una noche tranquila gracias a las buenas sensaciones que dejó el equipo. Este lunes a las 12:00 tiene previsto dar detalles a la prensa sobre la auditoría que encargó. La carta del viernes de Bartomeu ha espoleado al presidente para salir a dar la cara después de que su antecesor pusiera en duda que la deuda fuera de 487 millones de euros y le acusara de inacción. Es probable que el tono y el mensaje de Laporta sean hoy muy diferentes a lo visto hasta el momento. Ha llegado el momento de pasar al ataque y no lo desaprovechará.

Ha pasado solo una semana desde que Leo Messi apareció deshecho en lágrimas para explicar su adiós. El golpe anímico fue brutal por inesperado y la incógnita era si la congoja se iba a trasmitir también a la plantilla y si la grada iba a pedirle cuentas a Laporta o a los jugadores por no bajarse el sueldo. Al final no sucedió ni una cosa, ni la otra. Al margen de unas pancartas en los alrededores del estadio llamando 'trilero' al presidente y de algunos tímidos silbidos a Jordi Alba y Sergi Roberto, fue una noche plácida en el Camp Nou. Los 20.384 espectadores que acudieron al estadio se marcharon contentos con lo que habían visto: un 4-2 con dos goles de Braithwaite, uno de Piqué que fue aclamado por su gesto de rebajarse el salario y el último de Sergi Roberto. Hay vida después de Messi.

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