Lo que esconde el liderato del Barcelona: esto no hay quien lo aguante
El Barcelona sigue líder de LaLiga tras ganar en Leganés por 1-2, pero su imagen en Butarque fue mala, como en casi cada partido que juega fuera de casa esta temporada
A la media hora de la primera parte, con 1-0 en el marcador gracias al gol de En-Nesyri, me descubrí mirando la televisión extasiada y pensando: ¡qué bonito está el cielo en Madrid! Un azul de esos limpios de después de la lluvia, con nubes bajas de algodón y de cuadros de Velázquez. Enseguida caí en la cuenta de la purria de partido que estaba haciendo el FC Barcelona si en lo que me estaba fijando era en el cielo. Gerard Piqué —que ya declaró esta semana en una de las tropecientas entrevistas que está concediendo para promocionar su Copa Davis que tan mal no lo estarán haciendo si son líder— acabó satisfecho en Butarque tras el 1-2: "Lo importante es seguir ganando, hemos sacado un partido muy complicado. Venimos de donde venimos y las victorias son lo más importante". Los dos al final nos quedamos con todo menos con el fútbol. Y es ahí justo donde reside el problema del Barcelona. Que el fútbol ya es lo de menos.
Ganó el Barça, sí. Remontó el partido, sí. Pero se está dejando el alma, el estilo y el juego a jirones cada vez que sale del Camp Nou. El resultado es lo que cuenta y siguen líderes según ellos y la tabla, pero el espectáculo es infumable. No hay que olvidar que estaban en casa del colista y que los dos goles de Suárez y Vidal vienen de pelota parada porque son incapaces de hilvanar y generar esa cosa llamada juego colectivo que debería ser el abecé, o lo era hasta no hace mucho.
No hay que olvidar que sobre el terreno de juego Ernesto Valverde decidió colocar a Messi, Suárez, Griezmann y Dembélé y en toda la primera parte el único disparo a puerta fue uno de Suárez en el minuto 31’ que Cuéllar despejó a córner. No hay que olvidar que en el 57’ el técnico decidió sustituir nada menos que a Busquets y Griezmann por Rakitic y Arturo Vidal. El mediocentro guardián de las esencias de la casa y la inversión millonaria en el ataque. Y que lo peor de todo es que ninguno de los dos parece tener sitio en este Barça.
Griezmann no encaja y Busquets se diluye
Busquets, que vio una amarilla y se perderá el partido en el Wanda Metropolitano de la próxima semana, es uno de los cambios habituales de Valverde esta temporada. No tiene peso específico en el equipo y se está desdibujando cada vez más. Griezmann parece encajar menos ahora, en noviembre, que recién aterrizado en septiembre. Su entendimiento con Messi y Suárez es prácticamente nulo y los gestos, dentro y fuera del campo, demuestran que por ahora son mundos aparte, islotes a su bola, en su mundo, en sus aisladas urbanizaciones de lujo. Pasan los meses, pasa el tiempo, pasan los partidos y el asunto no va a mejor. Griezmann ha marcado los mismos goles que Vidal (cuatro) y el chileno tiene más tirón entre la afición, lo cual también es un síntoma en sí mismo de por dónde van los tiros ahora en el club culé.
"Sabemos que no ha sido un partido brillante, era difícil por las circunstancias, el viento, no quiero que suene a excusa pero nos costaba hilar el juego. Por dentro no podíamos jugar y no llegábamos arriba con claridad", declaró Valverde al terminar el encuentro. El análisis no es que no fuera un partido brillante, sino que resultó un espanto. Y que todo lo demás, efectivamente, suena a excusa. A mirar el cielo, las nubes, el viento o la clasificación. A todo, menos al fútbol. "Íbamos perdiendo y hemos ganado, si te parece poco…", concluyó Valverde asegurando además que llegan "con buenas sensaciones" al partido de Champions ante el Borussia Dortmund mientras el resto pensamos que esto no hay quien lo aguante.
A la media hora de la primera parte, con 1-0 en el marcador gracias al gol de En-Nesyri, me descubrí mirando la televisión extasiada y pensando: ¡qué bonito está el cielo en Madrid! Un azul de esos limpios de después de la lluvia, con nubes bajas de algodón y de cuadros de Velázquez. Enseguida caí en la cuenta de la purria de partido que estaba haciendo el FC Barcelona si en lo que me estaba fijando era en el cielo. Gerard Piqué —que ya declaró esta semana en una de las tropecientas entrevistas que está concediendo para promocionar su Copa Davis que tan mal no lo estarán haciendo si son líder— acabó satisfecho en Butarque tras el 1-2: "Lo importante es seguir ganando, hemos sacado un partido muy complicado. Venimos de donde venimos y las victorias son lo más importante". Los dos al final nos quedamos con todo menos con el fútbol. Y es ahí justo donde reside el problema del Barcelona. Que el fútbol ya es lo de menos.
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