Así gana el Real Madrid más obrero y por qué Benzema ya muerde como '9'
El Real Madrid se reivindica en Sevilla tras el batacazo en París. El gol de Benzema pone colíder a un equipo que destacó por un espíritu colectivo y una mentalidad muy fuerte
La gran diferencia entre el Real Madrid que naufragó en París y el que se pone líder, junto al Athletic de Bilbao, con la victoria en Sevilla (0-1) son las ganas de ser un equipo. Contra el Paris Saint-Germain, los de Zidane seguían la pelota con la mirada, y en el Sánchez Pizjuán mordieron. Esta es la tecla que pretende activar Zinédine Zidane. La de un equipo que tenga continuidad en el esfuerzo, le ponga energía en todas las acciones y sea perseverante. Son buenas noticias si el Madrid se empieza a activar en todo lo que se necesita para ganar un partido. Desde la solidez y con la portería de Courtois a cero hay más posibilidades de desequilibrar el partido. Lo hizo, de nuevo, Benzema con un cabezazo en la segunda parte que le reivindica como un '9'.
El delantero francés sale a un gol por partido en la Liga. Cinco tantos en cinco jornadas. Contra el Levante, ya avisó de que está en su esplendor. El gol contra el Sevilla lo celebró con la rabia del veterano que es consciente del valor que tiene el triunfo. Espanta los fantasmas de la crisis, ahuyenta a los pesimistas, frena los rumores de un posible relevo en el banquillo, impulsa a Zidane y refuerza su papel de goleador. Un gol de Benzema siempre es mejor que una de esas acciones que tanto gustan a los más sibaritas. El Madrid necesitaba recuperar la contundencia en las dos áreas y lo logró en el segundo test más difícil de lo que llevamos de temporada. Del catastrofismo de París se pasa a la esperanza de un equipo que asume que quiere trabajarse más sus opciones de competir por la Liga.
La mejoría del Real Madrid está en ser un equipo que se quiere tomar en serio lo que menos le gusta: defender. Esto ya es un paso importante, a pesar de que un equipo que presenta un ataque con Hazard, Bale y Benzema más James debería aspirar a algo más: la creatividad. En el Sánchez Pizjuán se vio un Real Madrid aplicado en el trabajo defensivo. La intensidad que le quita el sueño a Zidane es que los jugadores tomen conciencia de que hoy en día no se gana con el talento. En Sevilla, consiguió que entraran enchufados al partido, metieran la pierna y fueran a los balones divididos. Se puede dar por contento cuando James robó más balones que pases en profundidad dio, o Bale enganchó a un rival para frenar un contraataque. La acción enfadó a Julen Lopetegui y la protesta le costó una tarjeta amarilla. El exentrenador del Madrid debió maldecir al galés. En su breve etapa en el banquillo blanco, no tuvo ese compromiso para convertirse en un peón.
Bloque rocoso
Zidane sacrificó la calidad al trabajo y un equipo con espíritu de peones. Lo que necesitaba urgentemente era armar un bloque sólido, compacto y ordenado, y en el siguiente encuentro después del batacazo en París se vio un Real Madrid que se parecía más al Getafe o el Granada que mordió al Barcelona que un equipo de artistas. No es mal ejemplo copiar lo bueno que tiene el equipo de Bordalás si se trata de recuperar la ansiada intensidad. El Madrid estuvo mejor sin la pelota que con ella por un ímpetu y una actitud infatigable por mostrarse como un bloque rocoso. Es un paso importante comprobar que las estrellas tienen predisposición a ser obreros. Eso del carácter y la garra está bien valorado entre los aficionados que no perdonan la apatía y la falta de bemoles. En Sevilla, una plaza hostil y ante un rival que ha empezado entonado la temporada, el Madrid decidió ir al barro.
La goleada del Paris Saint-Germain dolió especialmente contra un equipo que no tenía a Mbappé, Neymar y Cavani. Se lo hizo saber un exmadridista como Guti. La lección que sacaron en el vestuario es que todos tienen que ser obreros y perseverantes en el trabajo. De Sevilla salen reforzados Zidane y los jugadores de cara a la siguiente semana, en la que tienen que visitar al Atlético de Madrid en el Wanda Metropolitano. Es un triunfo que ayuda a recuperar la confianza y la seguridad en unos jugadores que necesitan soltarse y recuperar el crédito de un equipo que tira las Ligas en el mes de noviembre.
El milagro de Zinédine Zidane puede ser si se confirma que futbolistas como James, Bale, Hazard y Benzema quieren pelear y sacrificarse por robar los balones que pasan por su zona y a los que hay que ir con agresividad, equilibrar las líneas y conseguir que la estructura del equipo sea de hierro. Con esta actitud, suben las posibilidades de una plantilla que tiene que ir a más cuando aparezca todo el talento que tiene Eden Hazard. Al belga le queda todavía por demostrar que está en un nivel alto de forma física. De él se espera algo más para dar un brillo a un equipo que quiere mejorar en defensa y tiene que ser más demoledor en ataque.
La sonrisa también regresa al club y cambia la cara a un Florentino Pérez que abandonó el palco de El Parque de los Príncipes preocupado y decepcionado. Butragueño, el portavoz, puso el acento en la reacción de un equipo más solvente: "El equipo ha tenido profesionalidad y personalidad. Enfrente hay un gran rival y el equipo ha estado firme, y eso dice mucho de nuestros jugadores. Benzema ha hecho un gol perfecto y nos ayudó mucho en un momento en que el Sevilla estaba bien. Hoy era un partido muy difícil y ahí está el rendimiento del equipo. Ahora hay que tener calma y dejar trabajar a la gente. Creo que tenemos una plantilla muy completa". La sonrisa regresa al Real Madrid.
Ficha técnica
0 - Sevilla: Vaclik; Jesús Navas, Diego Carlos, Carriço (Nolito, m. 81), Reguilón; Joan Jordán (Chicharito Hernández, m. 69), Fernando, Éver Banega; Franco Vázquez (Óliver Torres, m. 52), De Jong, Ocampos.
1 - Real Madrid: Courtois; Carvajal, Varane, Sergio Ramos, Mendy; James (Fede Valverde, m. 76), Casemiro, Kroos; Bale, Benzema, Hazard (Lucas Vázquez, m. 90).
Gol: 0-1, M. 64: Benzema.
Árbitro: Juan Martínez Munuera (C. Valenciano). Amonestó por parte local a Banega (m. 26), al entrenador Julen Lopetegui (m. 28) y a Jordán (m. 53), y a los visitantes Carvajal (m. 20) y Sergio Ramos (m. 62).
Incidencias: partido de la quinta jornada de LaLiga Santander, disputado en el Ramón Sánchez Pizjuán ante algo más de 42.000 espectadores, prácticamente lleno. Césped en buen estado.
La gran diferencia entre el Real Madrid que naufragó en París y el que se pone líder, junto al Athletic de Bilbao, con la victoria en Sevilla (0-1) son las ganas de ser un equipo. Contra el Paris Saint-Germain, los de Zidane seguían la pelota con la mirada, y en el Sánchez Pizjuán mordieron. Esta es la tecla que pretende activar Zinédine Zidane. La de un equipo que tenga continuidad en el esfuerzo, le ponga energía en todas las acciones y sea perseverante. Son buenas noticias si el Madrid se empieza a activar en todo lo que se necesita para ganar un partido. Desde la solidez y con la portería de Courtois a cero hay más posibilidades de desequilibrar el partido. Lo hizo, de nuevo, Benzema con un cabezazo en la segunda parte que le reivindica como un '9'.
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