La dignidad de Benzema en un Real Madrid que es un bochorno

Al enfermo le queda de salud lo que dure Benzema de aquí al final de temporada. Los dos goles del francés en la victoria contra el Eibar (2-1) evitan un nuevo bochorno en el Real Madrid, pero no valen para esconder las vergüenzas de un equipo que entró al partido desganado y fue superado por el rival en el primer tiempo. Se fue el Madrid al descanso perdiendo con el gol de Cardona, pitado por el público en otro día negro de asistencia al Bernabéu –50.284 espectadores– y con Bale señalado. No hay paciencia con el galés. Se le pita al mínimo error en un disparo o perdida del balón. Es el pim pam pum de unos seguidores que no soportan la apatía, desgana y falta de sangre de los futbolistas. En especial, del que más dinero gana y debía haber sido esta temporada el líder del equipo.

El orgullo de Benzema es la medicina que hace reaccionar a un Real Madrid que está hundido en lo anímico y fubolístico. El ‘9’ ha decidido que hay que acabar la temporada con dignidad. No es algo que se debería resaltar ni poner en valor. Es lo mínimo que se le pide a un equipo que ha defraudado en la Liga y sufrió enormes batacazos en el Bernabéu contra el Barcelona y el Ajax de Ámsterdam. Lo que le queda al Madrid es un Benzema que tiene decencia y amor propio. Hizo dos goles, le anularon otro y estrelló un balón al palo. Está vivo. El empeño que le puso en la segunda parte y cómo se rebeló ante la derrota es lo poco reconfortante de un equipo frustrado y triste.

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Ulises Sánchez-Flor

Benzema es lo mejor de lo peor del Real Madrid. El ‘9’ llega a los 17 goles en la Liga y suma 26 en todas las competiciones. Sin tirar los penaltis. Tiene mérito y hay que reconocérselo en una temporada donde el principal error en la planificación deportiva ha sido no haber fichado un delantero contrastado. Mariano, el que heredó el ‘7’ de Cristiano Ronaldo, se quedó fuera de la convocatoria. Zidane ni contempló que podía estar en el banquillo el recambio de Benzema u otra baza para hacer goles. El técnico ha entrado en una dinámica extraña de rotaciones para dar oportunidades a todos los jugadores. A Sergio Ramos tampoco lo convocó y Kroos y Casemiro fueron suplentes. El Madrid está en el limbo. Es un equipo que no tiene confianza ni tiene las ideas claras. Su entrenador aparenta querer contentar con sus decisiones.

Zidane está para contentar

Karim Benzema evitó un bochorno contra el Eibar en una tarde desangelada por la falta de público, la ausencia de buen fútbol y la climatología. Ese ardor que le puso el delantero francés es destacable en un equipo que atraviesa por un sufrimiento. Los partidos se le hacen bola y ha perdido la energía que tenía en la etapa de Solari. Zidane no ha mejorada nada, aunque no haya venido principalmente para esto y su foco esté más en aclarar quién va a seguir y a quién hay que despedir. Cuánto echa de menos este equipo que Vinicius estuviera sano y le diera ese aire de atrevimiento y descaro. Sigue sin aparecer Marco Asensio. Da chispazos. A cuenta gotas. Es la imagen de la depresión y el fracaso de la temporada. Otro en el que había muchas expectativas creadas y ha fallado.

No tiene nada de que presumir el Real Madrid de Zidane, salvo el orgullo y la actitud de un Benema enchufado y con gol. Un día en el que Reguilón, Fede Valverde e Isco regresaron al once y tampoco dieron ese paso adelante para hacerlo más compacto y fluido en el juego. Una tarde para olvidar de Bale y en la que la imagen del Madrid sigue dañada pese al entusiasmo de Benzema. Si en el club creen que con estos goles y con la mejor versión del francés no hace falta ir al mercado a fichar a otro ‘cazagoles’ están muy confundidos.