Pinchazo del Barcelona con polémica por el VAR y 'despiste' de Valverde

El FC Barcelona-Girona (2-2) dejó el mejor ejemplo de que el videoarbitraje tiene un límite: la interpretación. Cualquier ayuda para que los árbitros tomen sus decisiones beneficia al fútbol, y negarlo es absurdo. Pero no es una tecnología absoluta. No siempre recurrir al VAR va a poner punto y final a la discusión. Hay supuestos en los que basta para zanjar las dudas, como un fuera de juego, y otros en los que su uso no da respuestas definitivas. Es lo que sucedió con la expulsión de Lenglet pasada la media hora de partido.

El central azulgrana, titular en lugar de Umtiti, golpeó con el codo izquierdo a Pere Pons. No parece que el francés fuera directo a por el jugador del Girona, al que robó el balón, pero el movimiento de su brazo derecho es extraño. Levantó el codó y le golpeó en la cara. El árbitro, Gil Manzano, revisó la jugada en el monitor. Vio varias repeticiones, determinó que era juego violento y expulsó Lenglet con una roja directa. En este caso, el VAR no le dio una respuesta, solo los medios para interpretar mejor la acción.

¿Decisión correcta? No para Busquets, uno de los jugadores que le pidió explicaciones sobre el césped. "Lenglet hace un movimiento natural, estaría bien que el VAR se usara de una manera correcta y fuera el mismo criterio para todos los equipos", declaró tras el partido en Movistar Partidazo. "Contacto hay, pero el balón está en el suelo. No hay agresión. Es más, el jugador del Girona se disculpa con Lenglet". El videoarbitraje ha cambiado muchas cosas, pero la más importante sigue intacta: es el árbitro el que ve (en directo o en la repetición) y juzga. Y sus juicios pueden ser correctos o no. Como lo eran antes.

La expulsión de Lenglet obligó a Ernesto Valverde a realizar un cambio. Pero en vez de hacerlo al instante, como es habitual, decidió esperar a que Umtiti calentara para que entrada ya en la segunda parte. Eso lo pagó muy caro el Barcelona. Justo antes del descanso, el centro de la defensa azulgrana falló en un balón al área del Girona. Busquets, central de emergencia, no llegó a despejar de cabeza. Piqué, que estaba detrás de él, se durmió, y Stuani le adelantó para controlar y batir a Ter Stegen.

Un partido que tenía controlado el Barça en la primera media hora, con victoria parcial con un gol de Messi tras un pase de Arturo Vidal, cambió por completo. El Girona se creció y comenzó a crearle más problemas al contragolpe. Al poco de comenzar el segundo tiempo, golpeó de nuevo. Otra vez falló Piqué, esta vez en la pelea con Portu. Ter Stegen evitó que marcara en el Camp Nou por segunda temporada seguida, pero el rechazo le cayó a Stuani, que de un derechazo puso el balón en la escuadra.

La reacción de Valverde fue renunciar a su plan inicial. A la hora de partido, sacó del campo Arthur y Vidal y metió a Rakitic y Coutinho (antes había metido a Umtiti por Dembélé). Justo después, Messi lanzó una falta al larguero y Piqué se desquitó de sus errores marcando el empate. El central remató de cabeza tras un rebote en el área del Girona.

Piqué lo intentó hasta el final, pasando casi más tiempo en el área rival que fuera, pero no cazó su segundo gol. Tampoco Messi o Coutinho, los más activos en el tramo final del partido. El Barcelona se dejó los primeros puntos de la temporada y lo hizo en casa. Sigue siendo líder, pero ahora con los mismos puntos que el Real Madrid.