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Los fichajes del Barcelona solo le sirven a Valverde para espolear a Dembélé
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un gol del francés resuelve el encuentro

Los fichajes del Barcelona solo le sirven a Valverde para espolear a Dembélé

El Barcelona ganó un partido tedioso con un césped deplorable gracias a un gol del francés. Los últimos minutos fueron más divertidos gracias al VAR, que sirvió para anular un gol al Valladolid

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Hay entrenadores que quieren que el cierre de traspasos no llegue nunca, como Lopetegui, esperando eternamente que llegue la llamada, la presentación y el crack. Otros, como Ernesto Valverde, están deseando que pase este suplicio. Cada día que pasa sin que nada ocurra en el Camp Nou es un suspiro de tranqulidad para el 'Txingurri'. Porque, además, no parece tener sintonía ninguna con los que construyen la plantilla. Esta semana ha tenido que salir, en un tono más crispado de lo habitual, a decir que dejen de jugar con Rakitic, que si quieren un equipo que gane tener al rubio no es opcional.

No está poniendo ningún interés en poner en la alineación a los fichajes que le han traido. Este "le han traído" no se lo tomen en sentido muy literal, porque en realidad ellos han hecho sus fichajes y Valverde les ha abierto la puerta, les ha dado un peto para entrenar y les ha hecho más bien poco caso. Él no puede diagramar la plantilla, pero sí elegir a sus hombres, y lleva haciéndolo unas semanas en sus alineaciones y desde hace unos días con sus palabras.

Foto: Piqué fue recibido con pitos e insultos en Valladolid. (Reuters)

Sería falso, en todo caso, decir que los fichajes no han servido para nada. No, no es cierto, no del todo al menos. Por poner un ejemplo, el más claro, quizá el único: Dembélé está siendo uno de los jugadores claves del equipo de Valverde. El francés, que por lo visto sí es uno de los hombres del técnico, ha espabilado bastante en el inicio de temporada. Quizá es excesivo atribuirle el subidón a Malcom, o más concretamente a la sombra de Malcom que hacia peligrar su titularidad. Si ha sido eso, ha valido para poner en valor a un jugador que, el pasado verano, fue mucho más caro de lo que hubiese sido deseable.

Malcom, por cierto, entró al final para fallar un mano a mano. Dembélé, su teórico rival, se había marchado antes con un gol que se convertía en tres puntos y en el paso de un mal trago para los azulgranas. No fue la de Valladolid una noche sencilla, pero cuando los hados no aparecen está la profesionalidad de un equipo que tiene muchísimos recursos. También jugó un rato Vidal, sin incidencia en el juego. Lo cierto es que Valverde, por el momento, no les está teniendo mucho en cuenta. Ni a ellos, ni a Lenglet ni a ese Arthur con el que se le caía la baba al barcelonismo cuando las balas eran de fogueo y los terrenos de juego se situaban en Estados Unidos.

Tiempo tendrá, por descontado, para ir metiendo a todos sus jugadores. La temporada es larguísima y hay espacio para todos, pero ahora, en estos días de espera hasta que la puerta del mercado se cierre definitivamente, los técnicos también mandan mensajes a la dirigencia. Estos que han traído, parece decir, quedan muy bien en el banquillo, como carísimos jarrones chinos en la tienda, de enorme valor nominal y escasa utilidad práctica.

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GRAF544. VALLADOLID, 25 08 2018.- Estado en que se encuentra el césped del estadio José Zorrilla, donde el Real Valladolid y el FC Barcelona disputan el encuentro correspondiente a la segunda jornada de primera división.EFE NACHO GALLEGO.

El césped maldito

Se escuchará hablar estos días mucho del lamentable estado del césped de Pucela, que ya estaba preparado como excusa primaria en caso de accidente. Sí, es inaceptable, tenía cierto regusto ochentero, cuando la ciencia de la jardinería no estaba en los niveles actuales, en los que casi cualquier campo de fútbol se ven tapetes perfectos. Extrañamente, este inicio de liga no está siguiendo esa regla. Este fue el peor, pero el Metropolitano también estaba unas horas antes en condiciones mejorables y los propios jugadores barcelonistas se quejaron la pasada semana de que el Camp Nou no tiene el nivel de perfección deseable para un estadio así.

Se hablará del verde también porque sirve para justificar que el juego del Barcelona no fue bello, ni nada que se le parezca. Tuvo cierto dominio, sí, pero contra un recién ascendido no hubiese estado de más que la sensación de control fuese mayor. Ya salió Piqué tras el encuentro para hablar de la naturaleza de la superficie y, en este caso, servirá como explicación maestra de todo lo acontecido en el José Zorrilla. Es más probable que el equipo, como ya le pasó el año anterior en muchas fases de la temporada, no sea brillante, solo eficiente. Y puede ser suficiente, pero con eso la filosofía se derrumba. Queda saber la importancia que se le da a la concatenación de eslóganes que ha sido el Barça en esta última década.

Y, por supuesto, se escuchará hablar del VAR. Es el tema de conversación de las últimas semanas, uno que causa furor en los bares y en las tertulias y en todos esos sitios en los que los decibelios y los ruidos siempre son bien recibidos. En realidad, no tiene mucho sentido, el VAR es frío como un enero noruego, una máquina que pone imágenes y que, en la medida de lo posible, convierte el fútbol en algo mesurable con objetividad. Hubo en el minuto 92 un rato de épica cercenada por la tecnología. Un gol del Valladolid que hubiese sido tremendamente épico si no hubiese sido en fuera de juego.

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GRAF554. VALLADOLID, 25 08 2018.- El centrocampista del Real Valladolid, Sergio 'Keko' Gaitán (i), se lamenta de una ocasión fallada ante el defensa del FC Barcelona, Jordi Alba, durante el encuentro correspondiente a la segunda jornada de primera división disputado esta noche en el estadio José Zorrilla de la capital pucelana.EFE NACHO GALLEGO.

Las cosas que tiene el VAR

Perdió la épica y ganó la justicia. El VAR tiene poco de Robin Hood, no hará nada por los pobres porque es capaz de quitarles algunas de las muy pocas jugadas que tienen para hacer daño a los grandes. En el otro lado, en el que se supone que las jugadas serán más frecuentes en contra, aunque solo sea porque los equipos enormes suelen plantar su campamento base en el campo contrario y las jugadas se multiplican.

Es verdad que tiene un punto de emoción que, en determinadas circunstancias, puede tener gracia. El gol final del Valladolid, que era algo catastrófico para los azulgrana, tardó un par de minutos en ser revocado. Hubo celebración y lástima, aunque los jugadores pucelanos, cuando salían del campo, no podían más que agachar la cabeza y aceptar que las cosas ahora son así y que el pasado es pasado y nada más.

Foto: Vidal y Messi ya son compañeros de equipo. (EFE)

La máquina no está engrasada, está por ver en lo que rompe este Barcelona, un equipo carísimo con un entrenador sensato. Habrá que ver si ese Malcom al que levantaron a Monchi por un precio considerablemente más alto del que iba a pagar la Roma sirve para algo más que espolear a Dembélé. Y si Arthur es tan bueno como dicen. O si Vidal es más o menos útil que Paulinho -piezas, en ambos casos, de fontanería, no de lujo-.

Ah, por cierto, esta vez Messi no. Que no pasa nada, es solo para recordarlo, en la mayor parte de partidos de la temporada el 80% de los párrafos anteriores glosarán la tremenda calidad que tiene el argentino y lo bien que se le da salvar a su equipo de los incendios más peligrosos. Bueno, pues esta vez no. Tampoco pasa nada.

Hay entrenadores que quieren que el cierre de traspasos no llegue nunca, como Lopetegui, esperando eternamente que llegue la llamada, la presentación y el crack. Otros, como Ernesto Valverde, están deseando que pase este suplicio. Cada día que pasa sin que nada ocurra en el Camp Nou es un suspiro de tranqulidad para el 'Txingurri'. Porque, además, no parece tener sintonía ninguna con los que construyen la plantilla. Esta semana ha tenido que salir, en un tono más crispado de lo habitual, a decir que dejen de jugar con Rakitic, que si quieren un equipo que gane tener al rubio no es opcional.

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