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A Luis Suárez le gusta vivir en el alambre
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no supo medir el pasado sábado

A Luis Suárez le gusta vivir en el alambre

Suárez fue tan poco delicado buscando la amarilla que le salvara de Las Palmas que ha terminado en la convocatoria y ya veremos si en el once

Foto: Suárez viene de hacerle un 'hat-trick' al Girona. (Reuters)
Suárez viene de hacerle un 'hat-trick' al Girona. (Reuters)

Luis Suárez estará esta noche en el estadio Gran Canaria. La duda es si en el once o en el banquillo, porque él no quería estar en ninguno de los dos y bien que se empeñó por evitar el viaje y el partido ante Las Palmas, pero lo hizo de manera tan descarada que no coló y no ha tenido más remedio que subirse al avión en Barcelona. Al uruguayo le gusta vivir en el alambre, es su manera de ser sobre el terreno de juego donde la mayoría de tarjetas son por protestas a los árbitros. O lo tomas o lo dejas y sus estadísticas son apabullantes en este sentido: es un fijo en el once, un jugador indiscutible, una piraña que no perdona ni tiene conciencia. Y precisamente por eso hoy estará en Gran Canaria y no en su casa como Jordi Alba, que vio la quinta tarjeta amarilla frente al Girona y se ahorra el partido y el largo traslado de tres horas.

Suárez no supo medir el pasado sábado. Con su voracidad habitual marcó tres goles y hubiera sido tan fácil como quitarse la camiseta en la celebración de alguno de ellos para provocar una tarjeta, pero hasta que no hizo el tercero en el 76’ para redondear la faena se olvidó de lo demás. Sólo entonces le entraron las prisas y sus intentos descarados fueron sonrojantes: perder tiempo en un saque de banda, no respetar la distancia en un saque de esquina y hasta tirar desde el césped a Pere Pons agarrándole por una pierna como si fuera una escena del vodevil ‘¿Qué me pasa doctor?’, la comedia de Peter Bogdanovich, donde el tipo a sueldo placa literalmente por el pasillo del hotel a una anciana para evitar que llegue al ascensor y que sigue provocando carcajadas.

Foto: Messi marcó dos de los seis goles del FC Barcelona ante el Girona. (Reuters)

Así de hilarantes resultaron sus esfuerzos por ver la amarilla que le libraba de jugar contra Las Palmas y asegurarse su presencia en el que, a priori, se antoja como el partido definitivo del domingo ante el Atlético en el Camp Nou. El árbitro Alberola Rojas no picó y a pesar de que cada acción era merecedora de tarjeta decidió que el castigo era precisamente no enseñársela.

Las prisas por la Liga

Los tres puntos ante Las Palmas se contabilizan igual que frente al Atlético, pero a nadie se le escapa que es la visita de los del Cholo la que está marcada en rojo en el calendario del Barça. “¡Coño! Pues claro que tenemos prisa por sentenciar la Liga”, admitió en un ataque de sinceridad Ernesto Valverde tras golear al Girona olvidándose de las buenas formas y las frases vacías de contenido y políticamente correctas. “Teniendo en cuenta cómo compite Simeone, está claro que van a competir hasta el final. Ni él piensa que la Liga está terminada, ni nosotros tampoco. Aún hay mucho que decir”, afirmó este miércoles Valverde. El equipo catalán no se fía nada de la piel de cordero con la que el Atleti se siente tan cómodo y sabe que este domingo será clave. Pero antes está el conjunto de Paco Jémez, en puestos de descenso y situación desesperada: “Les he dicho a mis jugadores que lo único que no voy a perdonar es que seamos unos cobardes. Intentaremos que el Barça no sólo se preocupe de atacar, pero no perdonaré que no sean valientes y no lo intenten”, afirmó el técnico en la previa.

El trabajo de Valverde está en dar con la tecla para no entrar en el encuentro como si fuera un trámite que cumplir antes de la visita de los rojiblancos. Y ahí precisamente está la respuesta a la pregunta de por qué ha viajado Luis Suárez: por si acaso. Paco Alcácer, además, se ha quedado fuera de las convocatorias en los últimos encuentros y no pudo entrenarse el lunes por una gastroenteritis. No está en su mejor momento ni goza de la confianza del entrenador extremeño como ya ha quedado claro, así que el uruguayo no puede tomarse un respiro por torpe.

placeholder La sociedad Messi-Suárez sigue a pleno rendimiento. (Reuters)
La sociedad Messi-Suárez sigue a pleno rendimiento. (Reuters)

Vivir en el alambre es lo que tiene. Hacer malabarismos para no pegarse la torta es una obligación y es necesario además ejercerlos con maestría y gracia. Suárez fue tan poco delicado buscando la amarilla que le salvara de Las Palmas que ha terminado en la convocatoria y ya veremos si en el once. Si es titular ya ha demostrado también que puede nadar y guardar la ropa porque estaba apercibido de sanción en la semifinal de la Copa que se disputó en Mestalla -ya se había perdido la final del año pasado- y no se metió en ningún lío.

El calendario

Con un viaje largo y tres partidos en una semana lo que sí le preocupa al Txingurri es el equilibrio; que sus futbolistas tengan tiempo para descansar y recuperarse. Valverde ya se quejó en voz alta por no disputar el encuentro ante el Eibar el viernes en lugar del sábado antes de enfrentarse al Chelsea en Stamford Bridge. Y ha vuelto a la carga: “En esta jornada se nos está perjudicando con el calendario. Sabemos cómo están planteados durante la temporada, pero en este caso nos perjudica por el rival, por el poco descanso que vamos a tener, por el viaje…" No se siente cómodo y no ha tenido reparos en admitirlo.

Luis Suárez, que ha marcado nada menos que 13 goles en todas las competiciones desde que comenzó el 2018 -diez de ellos en Liga- es una pieza fundamental para el Barça. Así que aunque intentó ahorrarse por todos los medios habidos y por haber el partido de hoy, ahí estará.

Luis Suárez estará esta noche en el estadio Gran Canaria. La duda es si en el once o en el banquillo, porque él no quería estar en ninguno de los dos y bien que se empeñó por evitar el viaje y el partido ante Las Palmas, pero lo hizo de manera tan descarada que no coló y no ha tenido más remedio que subirse al avión en Barcelona. Al uruguayo le gusta vivir en el alambre, es su manera de ser sobre el terreno de juego donde la mayoría de tarjetas son por protestas a los árbitros. O lo tomas o lo dejas y sus estadísticas son apabullantes en este sentido: es un fijo en el once, un jugador indiscutible, una piraña que no perdona ni tiene conciencia. Y precisamente por eso hoy estará en Gran Canaria y no en su casa como Jordi Alba, que vio la quinta tarjeta amarilla frente al Girona y se ahorra el partido y el largo traslado de tres horas.

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