Zidane solo se puede fiar de los titulares para aguantar de pie hasta final de temporada
En estas semanas, Zidane tirará del equipo base, más las añadiduras naturales de Isco, Asensio y Lucas, para que la Liga no se haga aún más cuesta arriba, para que el PSG no de tanto miedo
El Real Madrid ahora mismo es una cuestión de fe. No se puede ir más allá de la creencia en lo intangible en una situación de aguda crisis. Quiere creer el Madrid que aún no es tarde para alcanzar la felicidad. Que es improbable, por supuesto, eso lo tiene más que asumido una afición y un equipo que ha sido eliminado por el Leganés en la Copa del Rey y que vive a la interperie en la Liga. Pensar en eliminar al Paris Saint-Germain, sin duda el club con más potencial ofensivo del mundo en la actualidad, suena a utopía propia de los libros de leyendas escandinavas. Y sin embargo, el madridismo tiene fe en que una tercera Champions consecutiva es posible y se agarran a ello con devoción.
A Zinédine Zidane tampoco le falta el convencimiento de que un final hacia arriba es posible. Después de golear a Deportivo de la Coruña y Valencia en dos partidos seguidos, marcar once goles, acercarse un poco al objetivo de cerrar la cuarta plaza, hay mimbres para pensar que no todo está perdido, esos dos encuentros no pueden ser casualidad, sino señal de que todavía hay tiempo para rectificar, sino para obtener el sobresaliente, sí para que el notable se pueda estampar en la casilla de notas globales de la temporada.
Para ello, el entrenador francés se enfrenta a una dificultad muy importante con respecto a lo que le permitió ser 'The Best' para la FIFA hace solo unas pocas semanas. A Zidane le convirtieron en bicampeón de Europa todos sus jugadores, todos, incluyendo incluso a Mariano y Coentrao, cuyas participaciones fueron poco más que testimoniales el curso pasado. Desde el primero al último aportaron algo, aunque fuera poco, para que todo saliera bien. Esa posibilidad de tirar indistintamente de uno u otro futbolista sabiendo que el rendimiento no va a variar demasiado daba al técnico una seguridad en lo que estaba haciendo que hoy soñaría con rozar solo un poco, de refilón siquiera.
"Esto es lo que tiene el Madrid. Hay momentos difíciles y esto demuestra que los jugadores tienen personalidad. El fútbol muchas veces está la cabeza. Los jugadores saben lo que hacen, no bajan los brazos... Interpretamos muy bien el partido tácticamente", dijo Zidane una vez goleó al Valencia. Ha habido no pocas ocasiones en las que esta frase era imposible que la pronunciara. Un buen partido tácticamente, hace meses que no pasa. Ha ocurrido dos veces recientemente, tan seguidas que se puede interpretar como una racha. Lo que ocurre es que tal racha solo se ha producido con los (bien) llamados titulares.
El equipo base que fue indiscutible en los partidos de renombre el año del Doblete ha reencontrado su sitio y ha optimizado su estado de forma para volver a conjuntarse, sentirse cómodos el uno con el otro y reorientar al Real Madrid hacia la victoria, siendo ésta incluso bastante holgada. A Zidane solo le faltó Sergio Ramos para lucir once de gala, aunque Nacho se esté mostrando tan importante como el capitán (a pesar de su fallo de marca en el gol de Santi Mina). El resto son los que han hecho campeón al Madrid, y ahí está Bale, no Isco. Con la 'BBC' el Madrid ha vuelto a ser una máquina de hacer goles y por momentos (no muchos, eso sí), ha creado un fútbol de precisión, de bisturí, a la altura del equipo que deslumbró en verano.
Son ellos en los únicos en los que cree para que la eliminatoria contra el PSG pueda caer del lado blanco. Sin eliminatorias de Copa hasta el 14 de febrero, serán estos los que jueguen en Liga para recuperar peso en los puestos Champions, pero a partir de entonces, si se supera esa dificilísima ronda, Zidane tendrá que decidir si rotar, si hacer lo que hacía el año pasado de tirar del equipo 'B' para la Liga o si sobreexplotar a los que sin duda le van a reportar mayor seguridad. Esto último fue lo que le hizo ganar la Undécima en 2016 y probablemente la única salida de ahí a mayo. Zidane ha dejado de lado a los que vienen por detrás, los Theo, Ceballos, Llorente, Achraf..., ninguno de ellos le ha exigido más minutos en el campo y tampoco creen ellos mismos que puedan ya hacer nada por revertir la situación, no este curso.
En estas semanas sucesivas, Zidane tirará del equipo base, más las añadiduras naturales de Isco, Asensio y Lucas, para que la Liga no se haga aún más cuesta arriba, para que el PSG no de tanto miedo. No le queda otra salida.
El Real Madrid ahora mismo es una cuestión de fe. No se puede ir más allá de la creencia en lo intangible en una situación de aguda crisis. Quiere creer el Madrid que aún no es tarde para alcanzar la felicidad. Que es improbable, por supuesto, eso lo tiene más que asumido una afición y un equipo que ha sido eliminado por el Leganés en la Copa del Rey y que vive a la interperie en la Liga. Pensar en eliminar al Paris Saint-Germain, sin duda el club con más potencial ofensivo del mundo en la actualidad, suena a utopía propia de los libros de leyendas escandinavas. Y sin embargo, el madridismo tiene fe en que una tercera Champions consecutiva es posible y se agarran a ello con devoción.