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Gameiro mezcla con Griezmann, pero sabe que solo es el interino de Costa
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volvió a ser titular y a marcar

Gameiro mezcla con Griezmann, pero sabe que solo es el interino de Costa

El delantero francés ha marcado en los dos últimos partidos y ha ayudado a su compatriota a salir de la mala racha, pero sabe que en enero, con la llegada del anhelado Costa, volverá al banquillo

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Kevin Gameiro tiene fecha de caducidad en el Atlético de Madrid. Será en enero, será en verano, lo más probable es que el francés más pronto o más tarde salga de la plantilla. Y, lo que es aún más seguro, pronto retomará su estatus de suplente habitual cuando llegue el siempre anhelado Diego Costa. La temporada entera se pensó para el delantero hispanobrasileño. Estos meses de otoño no eran más que una condena, la de la FIFA, que distanciaban al equipo de su ídolo. Pero por el camino, para que no falte, quiere dar el último grito. Contra el Levante marcó dos y se reivindicó como algo que igual es hasta más importante para el Atlético: es capaz de activar a Antoine Griezmann.

Gameiro quedaba este verano, lógicamente, en el segundo plano de la conversación, como una víctima colateral de una historia de amor, ese culebrón entre el Chelsea y quien será su compañero a partir de enero. El delantero francés no ha sido lo que se esperaba en el Atlético, un club cuya concepción misma hace que el delantero tenga que funcionar de cine. Porque es un conjunto defensivo, más pensado para la presión y achicar espacios que para generar jugadas de gol. Por eso el ariete puede tener pocas y, las que tenga, tiene que meterlas. Gameiro no ha llegado a las expectativas, pero también es cierto que tenía una papeleta difícil. En la estirpe de los Forlán, Agüero, Falcao o el propio Costa, Gameiro, como Jackson Martínez, son borrones de la dirección técnica.

Foto: Griezmann, este miércoles, celebrando su gol. (Reuters) Opinión

El delantero francés, sin embargo, no quiere irse sin intentarlo. Ha marcado en los dos últimos partidos y poco a poco, está sacando la cabeza entre un puñado de atacantes que no terminan de llenar al Cholo Simeone. Ni Torres, ni Correa, desde luego no Vietto. Jugadores que en algún momento llegaron al club entre altas expectativas y que, como Gameiro, tampoco se reivindicaron lo suficiente, nunca dieron el golpe en la mesa.

Todos ellos junto a Griezmann que, él sí, cuando cumple gusta. Simeone parece pensar en él como el único realmente válido de ese grupo de jugadores, el que le tiene que dar las alegrías. Le ha faltado ayuda, porque el príncipe de Macon también resuelve mejor cuando está bien acompañado. El intento, hasta que lleguen los refuerzos, es encontrar a la mejor pareja de baile para la estrella, ese que pueda ayudarle a reencontrar el fútbol que tantas veces ha demostrado tener. Y ese, a tenor de lo visto en Valencia, bien puede ser su compatriota. Ya el año pasado, cuando las cosas era un poco más brillantes para los rojiblancos, fue el dúo que mejor funcionó.

En su momento, la elección de Gameiro como ariete en el mercado fue extraña. Estaba empecinado el Atlético con Diego Costa, pero no podía, no llegaba, no consiguió desatarse las correas del Chelsea. El francés era una alternativa de nivel y asequible, pero representaba también un cambio importante de perfil con respecto al hispanobrasileño. Son delanteros y eso debe ser en lo único en lo que se parecen. Costa es un ariete más puro, buen rematador, trabajador incansable en la eterna pelea contra los centrales. Gameiro, por su parte, es más un Griezmann, aceptando la diferencia de calidad que hay de uno a otro. Difícil de detectar, amante del desmarque y, desde luego, físicamente mucho menos potente que su próximo compañero.

Cuando Gameiro llegó del Sevilla por 30 millones de euros, se habló de la posibilidad de que fuese Lukaku el delantero rojiblanco. Alta ambición, pues un verano más tarde el belga le costó 70 millones al United, uno de esos precios que el Atlético de Madrid no puede alcanzar. La excusa, en aquel momento, no era tanto de dinero como de fútbol, pues Simeone no terminaba de ver a ese jugador cuadrando con sus estándares futbolísticos.

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Soccer Football - La Liga Santander - Levante vs Atletico Madrid - Ciutat de Valencia, Valencia, Spain - November 25, 2017 Atletico Madrid’s Antoine Griezmann celebrates scoring their fifth goal with Kevin Gameiro REUTERS Heino Kalis

Mejor que Torres

Quizá Griezmann hubiese mezclado mejor con otros, aunque él siempre se ha mostrado favorable a su compatriota. Se entienden bien, mejor que con Torres, que en principio podría ser un jugador de perfil diferente pero, en la práctica, no cuadra cuando juega con el francés. La falta de gol es un drama recurrente en el Atlético, que no ha visto la manera de meter mano incluso a equipos muy inferiores. Los borrones contra el Qarabaj son solo una muestra más, pero el conflicto es general. Antes de la goleada contra el Levante, un equipo flojo que hizo una jornada de puertas abiertas en defensa, había ocho equipos del campeonato liguero con más goles marcados. Y eso un equipo que aspira al cielo no se lo puede permitir.

Porque por atrás sigue siendo un equipo excelente, aunque a veces pasen cosas raras. Como que Thomas juegue por la derecha porque los dos laterales, Juanfran y Versaljko, estén lesionados. Es evidente para cualquiera que sufre en la posición, que no se encuentra cómodo ni conoce el oficio, pero Simeone no se rinde. Algo le ve para ponerle ahí teniendo la opción de Giménez, defensor de nivel que, en teoría, podría hacer esa función con menos problemas.

Foto: Torres no marca desde la última jornada de la pasada liga. (EFE)

Pero el caso es que funciona, solo seis goles encajados en todo el campeonato testimonio de un portero sensacional y un equipo solidario, que conoce bien los mecanismos de la defensa. Esa, por encima de todas, es la manera de hacer del Cholo Simeone, que cuando ha pensado en cambiar su filosofía ha terminado siempre volviendo a la casilla de salida. Lo que él sabe es hacer un equipo rocoso, asfixiante para los rivales.

Asumido eso, el rol de delantero es doble. Tiene que presionar, se tiene que zafar y tiene que aceptar que muchas veces vivirá en la soledad. Que es un tipo periférico dentro del equipo y que las pocas que va a tener deberá aprovecharlas. Gameiro ha intentado muchas veces pasar el mismo casting, tiene alguna cosa que sobresale, como su capacidad para hacer mejor a Griezmann, pero por lo general no ha dado lo principal que le exige a ese cargo el Cholo: gol. Y sin gol, no hay fútbol, que rezaba el anuncio. Y, desde luego, tampoco los resultados soñados.

Kevin Gameiro tiene fecha de caducidad en el Atlético de Madrid. Será en enero, será en verano, lo más probable es que el francés más pronto o más tarde salga de la plantilla. Y, lo que es aún más seguro, pronto retomará su estatus de suplente habitual cuando llegue el siempre anhelado Diego Costa. La temporada entera se pensó para el delantero hispanobrasileño. Estos meses de otoño no eran más que una condena, la de la FIFA, que distanciaban al equipo de su ídolo. Pero por el camino, para que no falte, quiere dar el último grito. Contra el Levante marcó dos y se reivindicó como algo que igual es hasta más importante para el Atlético: es capaz de activar a Antoine Griezmann.

Antoine Griezmann Diego Costa