El Valencia aplica la receta de Simeone para meter miedo a Barcelona y Real Madrid

Sacó pecho el presidente del Valencia y se lo hundieron de inmediato. Las críticas se multiplicaron cuando en un editotrial publicado en la web del club, Anil Murthy hablaba de la gestión de Peter Lim para entender el buen momento deportivo del primer equipo. Y claro, la gente no olvida el ridículo de las dos pasadas temporadas. Pero aquellos tiempos de gran oscuridad han quedado enterrados por completo merced a la espectacular temporada que está firmando el equipo a las órdenes de Marcelino García Toral. Con la inminente visita del Barcelona a Mestalla en la agenda, el plan a aplicar es el que tanta gloria dio al Atlético de Madrid con Simeone.

En el interior del vestuario, porque el que más manda lo considera fundamental, se ha establecido por sistema eso de mirar de manera exclusiva al siguiente partido. La semana pasada ya se hablaba de ese duelo entre primero y segundo de Mestalla, pero Marcelino no quiere que el futuro, por muy inmediato que sea, desvíe la atención de sus jugadores. Complicado que no se vean salpicados por la euforia que se vive en el valencianismo, pero entre todos tratan de que ese exultante estado de ánimo perturbe la milimétrica actividad diaria que diseñan el entrenador asturiano y sus asistentes.

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Los jugadores pisan tierra firme. Saben que arañar el título de Liga a Barcelona y Real Madrid requiere de la unión de muchos factores, de muchas circunstancias. Digamos que por el momento no se creen eso de estar en pleno mes de mayo disputándole el trofeo a los dos que mandan. Mirar al objetivo inmediato es lo único que les preocupa, y ahora sí es el Barcelona al que ya miran de frente. "Es casi imposible", dijo Macelino cuestionado por el asunto. Ese 'casi' que deslizó es por donde se cuela en tropel la afición, que ve en el actual equipo a aquel ganador que dirigió Rafa Benítez.

Rotaciones

Una de las claves de aquel Valencia que ganó dos títulos de Liga y una Copa de la UEFA fueron las rotaciones. Rafa Benítez las aplicó con constancia, consiguiendo que todos sus jugadores, empezando por el núcleo duro, acatara el guion sin rechistar. Este pasado domingo, ante el Espanyol, aplicó el método Marcelino con mucha determinación. No aparecieron en el once tres intocables como Carlos Soler, Güedes y Zaza. Y el plan salió de maravilla. Con un primer tiempo mediocre y en el que el equipo de Quique Flores pudo marcar, pero con un resultado final impecable.

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Le tocará a Marcelino manejar los egos de los jugadores, que ya se sabe cómo se las gastan todos cuando por sorpresa aparecen un día sentados en el banquillo. Todos saben, eso sí, que tras un eterno periplo viviendo entre tinieblas, este entrenador sí tiene el respaldo absoluto de los que mandan. El liderazgo deportivo de Marcelino no se discute y antes de firmar el contrato, dejó el asturiano muchas cosas claras para que nadie se llevara a engaños. Por algo es el que confeccionó el plantel y en las oficinas nadie le tose. En el vestuario también se tiene claro que en cualquier conflicto que surja, la institución apoyará al estratega.

Los futbolistas ya no tienen duda de que el camino que empezaron a pisar en pretemporada les envía al lugar correcto. El Valencia va en serio esta temporada porque hay pleno convencimiento por parte de los que manejan el balón. El empate logrado en el Santiago Bernabéu, donde pudieron ganar, convenció a todos de que esta temporada puede ser algo más que importante. Desde entonces se ven perfectamente capacitados para superar a cualquier rival que se ponga por delante. El tiempo dirá cuál es el objetivo por el que toca pelear. Paso a poco, eso sí, como marca la filosofía de Simeone.