¿Quién se cree que el Real Madrid vaya a ganar esta Liga?

Es insólito que al Real Madrid se le escapen las ligas con sencillez y, al mismo tiempo, una vieja costumbre. Son 33 ligas ganadas, muchas más perdidas. No se puede ganar siempre, se llamaría dictadura y las reglas del juego tendrían que ser variadas a la fuerza para dar oportunidad a los demás participantes, algo similar a lo que ocurre en la Fórmula 1 cuando una escudería descubre una nueva tecnología que les regala campeonatos consecutivos pese al esfuerzo mastodóntico de los contrarios. El Madrid de los 60 ganó ocho ligas de las diez de la década. El Madrid del siglo XXI, del cual ya han transcurrido 17 temporadas, suma seis.

Es una tradición tirar a la basura las ligas en otoño, el madridismo ya lo entiende como normal, refunfuña durante unos momentos de rebeldía y posteriormente sueña con la Copa de Europa, olvidándose de la gloria doméstica por el triunfo continental. Suena mejor 'somos los mejores de Europa' que 'somos los mejores de España', se queda pequeño el propio país, por lo que la ilusión se extrapola a lo grande como remedio a la enfermedad contraída tan involuntaria como inconcebiblemente.

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Jesús Garrido

Dice Zinédine Zidane que a 18 de noviembre, día del derbi, no siente que hayan tirado la Liga. "Eso lo piensa mucha gente, pero yo no", afirma con orgullo, firme en su convicción de que no hay absolutamente nada imposible. Remontarle diez puntos a un Fútbol Club Barcelona que expresa menos talento que, por ejemplo, el Villarreal, no suena a locura ideada por un demente, sino por una persona que ya le quitó once puntos a Luis Enrique cuando cogió el equipo en el inicio del invierno de 2015. Se quedó a solo dos de levantar un título más inconcebible que el del 'Tamudazo' de 2007, diez años y medio ya de aquello. El Madrid nunca había superado una desventaja de ocho puntos, las matemáticas impiden que hubiera superado una de diez.

Y sin embargo Zidane cree. Al menos dice creer. Cree que su equipo sigue siendo el mismo que embaucó a todo el planeta durante las cuatro semanas de fútbol oficial de agosto, que no fue un simple amor de verano, que el fútbol practicado no fue causa de la casualidad, sino propio de la causalidad. Ésta indica que el Madrid tiene el mejor equipo del globo y que simplemente sufre un bloqueo psicológico que se prolonga ya por tres meses. Ateniéndonos a los hechos más recientes, es decir, lo acontecido en el Wanda Metropolitano, existen razones para el optimismo, ya que los principales actores madridistas subieron su nivel, como bien reconoció el entrenador, solo que no encontraron la meta rival con la claridad de otros días más felices, pudiendo conjeturar, por tanto, que en próximos encuentros la suerte será diversa y entrará la pelota.

Lo que no ayudan son los datos, fríos y malévolos, pues nadie les puede rebatir nada. Estos dicen que en doce jornadas se ha establecido en la clasificación una diferencia de diez puntos sobre el liderato, el único y verdadero objetivo del Madrid año tras año. También aseguran que hay seis puntos incluso con el segundo clasificado, que mantiene una racha soberbia con previsión de mantenerla. El hueco con el primero se soluciona solo con tres derrotas y un empate del Barça, que solo ha cedido una igualada en este primer tercio de campeonato.

Los datos también desprenden que el máximo goleador histórico del Real Madrid, Cristiano Ronaldo, suma un gol en ocho encuentros disputados, misma cantidad que el otro principal delantero del equipo, Benzema; dos lleva Bale, que no disputa un minuto desde el 26 de septiembre por dos lesiones sucesivas. Además, el Madrid marca menos goles porque también genera menos ocasiones. Y el calendario nos dice que al Madrid todavía le quedan las visitas a San Mamés y Balaídos y tiene que recibir a Sevilla, Barça y Villarreal en las siete jornadas de primera vuelta todavía por disputarse, es decir, ha jugado contra los de abajo y ha dejado de sumar puntos.

"El Barça no va a ganar siempre y ahí estaremos nosotros". Esa es la esperanza que mantiene de pie a Zidane y al Real Madrid: la lógica que obliga al Barça a caer en algún momento y no solo una vez, sino varias, de aquí hasta mayo. El Barça de Valverde es vulgar y juega muchas veces más a no perder que a ganar, pero suma de tres en tres con aparente sencillez. Habrá veces, no solo una o dos, en las que ese equilibrio se pierda y resbalen. Durante al menos cuatro partidos tendrán una red de protección con respecto al Madrid y al Atlético, los enemigos previstos. Después, ya jugarán con fuego. Pero esa es la debilidad del Madrid, haber permitido a los culés crearse una zona de comfort que les permite despistarse varias veces y que, a su vez, obliga a los blancos a no despistarse mucho más.

El Madrid no va a ganar los 26 partidos que quedan. El Barça probablemente se deje puntos más de cuatro o cinco veces. El Atlético confía en que Diego Costa sea la solución a absolutamente todos sus males, que no son pocos. Cristiano algún día volverá a marcar un gol, igual que Griezmann. Pero claro, Messi también, y eso que lleva un gol en las últimas cinco jornadas...