Varios han mejorado su nivel, según Zidane, pero entre ellos no está Cristiano
Han pasado ya 12 jornadas de Liga y la excusa de la sanción inicial ya no le vale al portugués para solo haber anotado un gol, puesto que no aporta casi nada en ninguna otra faceta del juego
Hay un hecho que ahora mismo escama a muchísimos madridistas. Algunos han tenido el coraje de salir ante su grupo de amigos y reconocerlo, pero son los menos, todavía el grueso del madridismo se niega a reconocer la realidad. ¿Cuál es esa realidad? Que cada vez que ven llegar un balón a Cristiano Ronaldo saben que la jugada tiene menos probabilidades de fructificar en algo con buen sabor. Se palpa en el ambiente y en el club ya lo están asumiendo, es difícil de digerir, pero es así y no vale la pena seguir escondiéndolo. Claro que nadie va a salir a decirlo públicamente, pero se entiende como un hecho que Cristiano ya no es el mismo ni va a volver a serlo.
"Hay jugadores que han subido su nivel de juego y eso se nota enseguida". Zidane no escenificó la preocupación real de su afición por la situación en la Liga, que difícilmente podría ser peor. Diez puntos en doce jornadas perdidos con respecto a un Barça que tiene menos fútbol que una piedra. En esa declaración no le faltaba razón. Había futbolistas de su plantilla que antes del parón de selecciones venían pidiendo a gritos una pausa. A veces desconectar del ambiente de todos los días, aunque sea para irte a Grecia a partirte la cara por un puesto en el Mundial, permite recomponer la mente y regresar con las ideas mucho más claras. A Modric le ha sucedido justamente eso. A Marcelo también, salvo que él no se jugaba nada con Brasil. Los dos son el paradigma de la mejoría sin suerte merengue.
Zidane no personificó, no hizo falta. Nadie duda sobre quiénes eran los jugadores a los que se refería. Principalmente eran ellos, Modric y Marcelo. Lo que es evidente es que no se refería a Cristiano. No puede ser un comentario sobre él, qué va. Imposible, puesto que la apreciación podría ser incluso la opuesta: "Hay jugadores que han empeorado", sería algo mucho más apropiado a lo que se está viendo partido tras partido al capitán de Portugal cuando viste de blanco. Cristiano no se fue con su combinado nacional en esta jornada de partidos internacionales, se quedó entrenando, preparándose, mejorando su forma física, de lo cual se vio solo su cuerpo en el Wanda Metropolitano.
Durante las primeras semanas de la competición se decía que era normal que a Ronaldo le estuviera costando arrancar en materia realizadora. Claro, Messi llevaba una tira de goles nada más empezar y Cristiano ninguno porque se había perdido los primeros cuatro partidos por sanción. ¿Y estos siguientes ocho, qué? Que ya son ocho, no son dos o tres en los que la racha puede ser negativa y uno se ofusca y no entran. Eso le puede pasar al delantero de un equipo cuyo objetivo sea no sufrir en demasía los calores del descenso. No a Cristiano, no al máximo goleador de la historia del Real Madrid y de la Copa de Europa.
Él se encuentra muy por encima de esas nimiedades, de esas mínimas exigencias. El '7' todavía puede acabar la temporada marcando 40 goles en Liga, bien lo ha demostrado desde que viste de blanco. Las señales, en cambio, no pueden ser más negativas. Lo que se le pide a Cristiano es que marque goles. Ahora que ya no lidera, ni participa en el juego ni suma siquiera asistencias, lo único que se le demanda es que marque goles. Y tampoco lo hace. Si algo le servía a Cristiano era su facilidad para crearse oportunidades de ningún sitio, de poder abrirse hueco para disparar desde cualquier lugar y que el balón encontrase la escuadra del portero contrario. Esa habilidad solo la prueba en los lanzamientos de libre directo, con la fortuna tan nefasta que todos le conocemos.
En Londres señaló a la plantilla. Dijo que los que ya no están sumaban mucho y que los de ahora no tienen experiencia. La autocrítica que generalmente los grandes futbolistas ejercen quedó para otro día, para un día que quizás no llegue nunca. Desde el banquillo tampoco hay una reacción a su rendimiento. Zidane nunca va a romper la hegemonía imperante, como sí ha hecho ya más de una vez Simeone con Griezmann. A Cristiano no se le puede cambiar, aunque sacarle del campo pueda suponer una mejora colectiva del equipo en determinados momentos y en partidos puntuales. Su descanso solo está destinado a encuentros secundarios o a choques ya totalmente sentenciados.
Mientras, esos a los que llama inexpertos esperaban al lado del entrenador a entrar al campo. Solo lo hicieron Nacho, porque a Ramos le rompieron la nariz, y Asensio, porque alguien tenía que entrar a espabilar al Madrid cuando el Atleti achuchaba en el segundo tiempo. Nadie más. Calentó Lucas casi todo el segundo tiempo para volverse a la banqueta en el minuto 90 bien calentito y sin jugar. Cristiano aguantaba en su posición de '9', la que no le gusta pero en la que no le queda más remedio que jugar para estorbar lo menos posible, por si caza alguna de esas al primer toque, como Hugo Sánchez. Es para lo que ha quedado…
Hay un hecho que ahora mismo escama a muchísimos madridistas. Algunos han tenido el coraje de salir ante su grupo de amigos y reconocerlo, pero son los menos, todavía el grueso del madridismo se niega a reconocer la realidad. ¿Cuál es esa realidad? Que cada vez que ven llegar un balón a Cristiano Ronaldo saben que la jugada tiene menos probabilidades de fructificar en algo con buen sabor. Se palpa en el ambiente y en el club ya lo están asumiendo, es difícil de digerir, pero es así y no vale la pena seguir escondiéndolo. Claro que nadie va a salir a decirlo públicamente, pero se entiende como un hecho que Cristiano ya no es el mismo ni va a volver a serlo.
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