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El Barcelona pasea su eficacia por Leganés
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dos goles de suárez y uno de umtiti

El Barcelona pasea su eficacia por Leganés

El equipo azulgrana se valió de los goles de Suárez para someter a un rival que, a ratos, le quitó el fútbol. En un nuevo partido aburrido, los de Valverde mantuvieron su racha de buenos resultados

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Hay cierto aire funcionarial en las victorias del Barcelona en Liga. No necesitan casi ni desentumecer los músculos, es llegar a la oficina con cara somnolienta, coger el tampón, embadurnarlo de tinta y sellar una victoria sin más pena ni gloria, sin mucho esfuerzo y, desde luego, sin mucho brillo. Los resultados cuentan que, en este campeonato, los azulgrana han ganado 11 partidos de los doce disputados. El último, una cómoda victoria 0-3 contra el Leganés.

Y dicho así se podría pensar que están pasando la apisonadora por el campeonato, desplumando a todo aquel que se sienta con ellos a la mesa para jugarse unas manos de póker. Pero no, no es así, ver los partidos del Barça es una experiencia amarga, algo tediosa, la de ver a un equipo extremadamente eficaz pero que difícilmente encandila con su juego. Hay en ello muy poco de poesía y mucho de martillo pilón.

El Leganés propuso un partido trabado, tuvo sus ocasiones en los pies de Amrabat. A ratos, en la primera parte, jugó mejor que su rival. Dominó al Barcelona, siempre dentro de sus posibilidades. Todo iba bien hasta que su portero, Pichu Cuéllar, tuvo que entrar en acción. Un balón colgado desde la derecha, sin mucho peligro, sin mucha potencia. El guardameta desconectado de la realidad, mal colocado, perdido entre los rayos del sol. Intenta agarrarla con una mano, como si eso no fuese un pecado mortal en un portero. La pelota cae al suelo y ahí no será Luis Suárez quien desaproveche la opción. El partido se pone 0-1 y se firma casi la sentencia.

Foto: En la imagen, Joan Manuel Serrat. (EFE)

Porque este Barcelona es de Messi, nadie se va a poner a dudar esto ahora, pero también de su defensa y de su portero. El equipo azulgrana ha encajado cuatro goles en lo que va de Liga y ha encontrado ahí, más que en cualquier otro lado, la solidez necesaria para ser una máquina de ganar partidos. En otro tiempo fue un equipo de centrocampistas, después se convirtió en una conjura de delanteros, con Messi, Neymar y Suárez. Hoy, más allá del mago argentino -discreto en Leganés, eso sí-, el equipo se cimienta desde atrás, en Umtiti, Piqué y Ter Stegen.

El partido sirvió también para una suerte de resurrección de Luis Suárez. Marcó dos goles y, siendo delantero, con eso basta. No está ágil, se mueve con torpeza, como si necesitase una buena pretemporada e, incluso, algo de dieta. Pero no importa, no al menos en Leganés, porque con algo de astucia le dio para encontrar los resortes que reventaban las costuras de los pepineros. Rebañó un fallo en el primero, se aprovechó de un rebote en el segundo. Más que suficiente. Luego, al final, como es frecuente, también marcó Paulinho, un tipo que no necesita prácticamente nada para dejar huella.

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Soccer Football - La Liga Santander - Leganes vs FC Barcelona - Butarque Municipal Stadium, Leganes, Spain - November 18, 2017 Barcelona’s Lionel Messi in action with Leganes' Javier Eraso REUTERS Juan Medina

La amarilla a Piqué

En esa tarde de fútbol plomizo vio tarjeta amarilla Gerard Piqué. Una falta normal, ni siquiera cerca del área, que Undiano vio como un exceso por su parte. Amargas quejas del central barcelonista, no tanto por el partido contra el Leganés sino por lo que viene por delante, que es el Valencia en Mestalla. No podrá jugar, es su quinta amarilla, y eso genera un problema importante a Valverde, que va a tener que confiarle las llaves del muro al quebradizo Vermaelen. El belga fue, en algún momento del pasado, un buen central. Lo del presente es difícil de juzgar, pues las constantes lesiones hacen que casi no se pueda recordar a aquel jugador.

La ausencia de Piqué coloca un problema en el horizonte, probablemente un tema de conversación en un equipo que no anda sobrado de cosas de lo que hablar. Todo es tan tranquilo, tan calmado, tan relajado como la vida de un jubilado. El engaño viene en el vigor de ese jubilado, que parece que no pero, semana a semana, va estrangulando rivales, dejándoles sin oxígeno y batiéndolos por aplastamiento más que por juego.

Suena todo a una crítica acerba, pero no lo es. El Barcelona no enamora, no está ni cerca de eso, pero con esos resultados nadie podría poner en duda a su entrenador a sus jugadores. Están haciendo lo que pide el contrato, ganar partidos, ser eficientes y arrasar por el campeonato. Es noviembre y el pabellón de la sonrisas está desbocado. Viento en popa para un equipo que en agosto hablaba de apocalipsis. El fútbol, que es mudable.

Hay cierto aire funcionarial en las victorias del Barcelona en Liga. No necesitan casi ni desentumecer los músculos, es llegar a la oficina con cara somnolienta, coger el tampón, embadurnarlo de tinta y sellar una victoria sin más pena ni gloria, sin mucho esfuerzo y, desde luego, sin mucho brillo. Los resultados cuentan que, en este campeonato, los azulgrana han ganado 11 partidos de los doce disputados. El último, una cómoda victoria 0-3 contra el Leganés.

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