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Isco y Asensio y la comparación odiosa que deja mal a Cristiano y Benzema
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a unos les sale todo, a los otros, nada

Isco y Asensio y la comparación odiosa que deja mal a Cristiano y Benzema

Los dos mediapuntas le están diciendo con juego a Zidane que ahora que vuelve Bale (después de 41 días de baja), se piense bien dejarlos en el banquillo si al final los que tiran del carro son ellos

Foto: El Bernabéu, a los pies de Isco. (Cordon Press)
El Bernabéu, a los pies de Isco. (Cordon Press)

Un club de fútbol es un ser vivo. Nace, crece, evoluciona y muere. No todo ser vivo se reproduce, obviamente. Desde que se forma en el útero, está en constante evolución hasta su fallecimiento. Hay algunos clubes que son en apariencia inmortales, pero algún día dejarán de existir. Hasta entonces, siguen cambiando, mejorando, empeorando, volviendo a mejorar... Cuesta verlo, cuanto más miras algo, menos cambio aprecias. Centrémonos en el caso del Real Madrid. Cualquiera diría que el Madrid no cambia, que siempre es el mismo. Y sin embargo, aunque no lo creamos a simple vista, está en pleno cambio de ciclo interno, transformándose en otra cosa.

Hay un núcleo duro de futbolistas que, como las células, están cumpliendo su misión y llevan haciéndolo a su máximo rendimiento durante muchos años, y en el proceso se han ido formando otras células que están en proceso de sustitución de las anteriores. Al Madrid le vendrá bien, pues no puede subsisitr con células viejas. Ahora mismo, esas unidades físicas están representadas en Cristiano Ronaldo y Karim Benzema, mientras que las frescas que empiezan a desempeñar funciones principales son, en este caso, Isco Alarcón y Marco Asensio.

Foto: Asensio celebra su fantástico gol con Marcelo. (EFE)

Después de una temporada plagada de éxitos en todos los niveles, es decir, tanto en el juego como con los resultados, cuesta entender que el Madrid esté cambiando tanto. Hasta ahora no era evidente tal metamorfosis, pero en una temporada en la que hay Mundial, los defectos a lo largo de los meses previos a la gran cita internacional salen a relucir con mayor alegría. Benzema y Cristiano no están bien, ni siquiera se acercan a un nivel aceptable de lo que son y han sido para este club. No es una cuestión ya de sensaciones, tampoco de apreciaciones personales de uno u otro, sino que dentro de un punto de vista tangible, ambos están cuajando la peor temporada desde que visten de blanco, más si concentramos nuestro análisis a su papel en la Liga.

Solo suman un gol cada uno y lo marcaron el mismo día, en Getafe, para sumar tres puntos sufridos, como muchos de los 23 que acumula el Madrid. Han tenido momentos de brillantez esporádica, espontánea. Nada que se prolongara durante el tiempo a varios encuentros consecutivos. Acostumbrados a brillar de manera individual (no tanto en el caso de Karim), su aportación en el colectivo deja también bastante que desear últimamente. No están, digámoslo claro, a la altura de lo que su puesto como indiscutibles exige.

En cambio, se 'enfrentan' con dos chavales a los que les funciona casi todo lo que intentan. Isco y Asensio, puede que simplemente por la novedad o por la ausencia de las imposiciones a las que un determinado estatus obliga, están ahora mismo tomando la iniciativa como la pareja que maneja el cotarro en el Bernabéu y fuera de él. Nadie les ha pedido que sean la referencia en nada, mucho menos en la faceta realizadora y, aun así, son los máximos goleadores del equipo con cuatro goles cada uno, a lo que añaden cinco asistencias, tres Isco, dos Asensio, en los 11 partidos ligueros disputados hasta la fecha.

Sin el peso en las piernas de sus compañeros veteranos, los dos talentosos jugadores españoles son la base sobre la que se va a asentar el Real Madrid en los próximos años. A Cristiano y a Benzema aún les quedan varias campañas por delante en el club, firmadas, no aseguradas. Lo que sí tienen asegurado por ahora es empezar siempre como titulares, algo que ninguno de los dos primeros tiene garantizado nunca. Pase lo que pase, Cristiano, Benzema y Bale empiezan los partidos si están bien físicamente. Isco y Asensio lo hacen si hay que rotar o si falta alguno de los otros tres anteriormente mencionados. Hacerlo muy bien en el terreno de juego no certifica la regularidad en las alineaciones de Zidane. Solo pasó con Casemiro, pero los tres de arriba son intocables si hay donde elegir.

Marco e Isco le están diciendo con juego a Zidane que se olvide de la 'BBC' más a menudo, que ahora que va a volver Bale (después de 41 días de baja) contra el Atlético dentro de dos fines de semana, se lo piense bien antes de juntar al galés con el portugués y el francés, si al final los que tiran del carro son ellos. Entre que uno se lesiona siempre, otro ya no marca y otro se encuentra entre el limbo entre el '9' y el '10', Isco y Asensio hacen todo lo que a los demás se les queda atrás.

Un club de fútbol es un ser vivo. Nace, crece, evoluciona y muere. No todo ser vivo se reproduce, obviamente. Desde que se forma en el útero, está en constante evolución hasta su fallecimiento. Hay algunos clubes que son en apariencia inmortales, pero algún día dejarán de existir. Hasta entonces, siguen cambiando, mejorando, empeorando, volviendo a mejorar... Cuesta verlo, cuanto más miras algo, menos cambio aprecias. Centrémonos en el caso del Real Madrid. Cualquiera diría que el Madrid no cambia, que siempre es el mismo. Y sin embargo, aunque no lo creamos a simple vista, está en pleno cambio de ciclo interno, transformándose en otra cosa.

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